32-El monte Plateado

9 1 0
                                    


La ruta que les había trazado Débora las hacía cruzar por encima de la cueva oscura, en dirección a Pueblo Primavera, para luego cruzar parte del mar, para volver a norte hasta llegar a la ruta 28, dónde estaba la entrada.

-Vaya... Ya sé que técnicamente pertenece a Kanto, pero nunca pensé que estaría aquí.-Dijo Aiko mientras miraba la inmensa entrada que tenían delante.

-Dicen que aquí es dónde entrena el alto mando porque los pokemon son mucho más fuertes.- Dijo Eco con las manos en los bolsillos, intentando aparentar tranquilidad.

-Venga, en lugar de hablar, vamos.- Dijo Saya dando un paso hacía adelante, empezando a entrar en la cueva, que ya des de fuera, se veía con varios pisos.

Entraron con pies de plomo y mirando a su alrededor como tres paranoicos. Había una aura extraña en todo aquello, a pesar de que todo parecía normal, había algo en los pokemon del lugar que les provocaba escalofríos.

Los Ursuaring tenían el pelo erizado como si fueran a atacar en cualquier momento, las Arbok movían su lengua rápidamente, produciendo un siseo que ponía los pelos de punta, un Domphan pasó por delante de ellas rodando, haciendo que Saya se tuviera que tirar hacia atrás, pisase a Aiko y en cuando esta se giró para apartarse del pisotón, se encontró con Sneasel que tenía las cuchillas alzadas.

-Ai dios...-Susurró Aiko retrocediendo y chocando contra Eco, que estaba acorralado por un Dodrio, que lo miraba fijamente con sus tres cabezas.

En ese momento, supieron que era esa aura incomoda que se respiraba, era el aura de poder. Esos pokemon no era como los de la región. Eran más fuertes, más resistentes, veloces. Posiblemente, un pokemon de allí sería capaz de debilitar a la mitad del equipo de Saya o Aiko.

-¿Por qué me da la sensación que están enfadados con nosotros? No hemos hecho nada.- Dijo Eco sin entender a que venía la rabia de ese Dodrio.

-Creo que no es hacía nosotros, sino a los humanos.- Dijo Saya mirando a su alrededor, viendo como un Arbok se iba acercando a ellos.

En ese momento, Gengar saltó del hombro de Saya y empezó ha hacer gestos como si pidiese calma, dirigiéndose sobre todo a Arbok, que pareció el pokemon con más intención de dialogar.

Tanto Sneasel como Dodrio, no retiraron la mirada de los entrenadores, pero si que se alejaron un poco, como si estuvieran relajando la postura y empezasen a dejar de verlos como una amenaza que tenían que repeler.

De todos modos, los entrenadores no se atrevieron a respirar, hasta que no vieron como Arbok se acababa haciendo a un lado y Sneasel y Dodrio se separaban con él, dejándoles el camino libre hacía las escaleras que llevaban al segundo piso.

-¿Qué ha pasado? ¿Qué les ha dicho Gengar?-Preguntó Aiko mientras echaban a correr, antes de que los pokemon se los pensasen mejor.

- Les ha dicho que somos de fiar, que nosotras hemos sido los que han detenido al Team Rocket y la frecuencia que estaba volviendo a los pokemon. Cuando ha dicho eso, se han apartado, creo que son de palo, los enemigos del Team Rocket son nuestros amigos.

-¿Soy el único que piensa que si dicen eso, es porque han hecho algo?

-No, no eres el único.- Dijo Aiko llegando ya al exterior del segundo piso, des de dónde se veía toda la región de Johto a sus pies.

Des de allí pudieron ver la ruta a la que habían llegado cuando el barco se había atrancado, se veía pueblo primavera, se veía la cueva oscura, el mar en el infinito con la Isla Orquídea. Los tres se quedaron estáticos mientras contemplaban la inmensidad de la región.

-Es increíble, ¿Verdad?-Susurró Eco sin poder dejar de mirar.

-Es una región muy bonita.- Dijo Aiko con una pequeña sonrisa.

-No parece que haya pasado lo que ha pasado, ni siquiera se ve la destrucción de ciudad Trigal.- Dijo Saya forzando un poco la vista para intentar verlo.

-Se recuperará rápido, ya lo verás.- Dijo Aiko con una pequeña sonrisa y los tres empezaron a andar al interior del monte de nuevo.

En cuando estuvieron dentro, los pokemon los volvieron a mirar con recelo, y los gruñidos fueron aumentando conforme se iban acercando a la escaleras que llevaba al tercer piso, en que el grupo ya no entendía a que venía aquello. Hasta que Gengar les señalo una esquina.

-Gen.- Dijo poniéndose en alerta, y empezó a levitar hacía unas rocas, bajando al suelo, y en cuando se alzó de nuevo, estaba sujetando una capa.- Gen, Gengar.

-No puede ser.- Los tres entrenadores se acercaron corriendo a las rocas, viendo el cuerpo de Lance inconsciente y atado allí detrás.

-LANCE.-Gritó Saya mientras empezaba a deshacer los nudos de las muñecas y Aiko el de los tobillos, con Eco haciendo guardia por si había alguien allí cerca.

- Lance, despierta, aguanta.- Dijo Aiko liberándolo, que Saya le estaba mirando el pulso.- ¿Esta vivo?

-Con el pulso débil pero si, hay que llevarlo a un centro ya.- Dijo Saya mientras intentaba cogerlo por debajo el brazo, con Eco al otro lado, cuando escucharon una risa que les puso los pelos de punta.

-DE ESO NI HABLAR.- Los tres se giraron, viendo como una chica peliroja y con bata blanca saltaba delante de ellos.- Lance se queda aquí.

-Yo te conozco, eres Atenea, junto con Atlas erais las manos derechas de Giovani.- Dijo Eco mientras la señalaba.

-Vaya que listo, ¿Te apetece conocer al resto del equipo?-Dijo Atenea con una sonrisa ladina, chasqueando los dedos y poco a poco fueron saliendo el resto del equipo rocket. Lo que les puso los pelos de punta, fue ver que a la mayoría los conocían, porque eran líderes de los gimnasios de Kanto.

Estaban Sabrina de ciudad Azafrán, Koga de ciudad Fucsia y miembro del alto mando de Johto, Blaine de isla Canela, y Lt.Surge de ciudad Carmín. Luego había un chico de pelo azul y uniforme blanco que supusieron que se trataba de Atlas.

-No puede ser...-Susurró Aiko al verse rodeada con ellos en medio.

-¿Qué hacen todos aquí?-Preguntó Saya, haciendo reír a Atenea.

-Fácil, es el punto de encuentro, Karen debe estar a punto de llegar con los tres pokemon errantes que creamos.- Dijo con todo convencimiento, por lo que los tres se miraron y estallaron en risas. -Que... ¿Qué os pasa?

-Atenea, no la sigues esperando. Hemos derrotado a Karen nosotros, los perros legendarios los seguimos teniendo nosotros.- Dijo Eco con diversión. -Posiblemente ahora mismo, Mento y Fredo ya han sido detenidos también, no veas como lo ha ido contando todo.

-Mentís.- Dijo Atlas perdiendo la postura relajada que había tenido hasta ahora.

-Entei sal.

-Suicune te elijo.

-A por ellos Raikou.

Los tres perros legendarios salieron de su pokeball e hicieron un fuerte rugido hacía los entrenadores, provocando que dieran unos pasos atrás, un tanto atemorizados.

-No es posible que Karen haya fallado.

-Pues créetelo. -Dijo Aiko tomando también la pokeball de Charizar, pero algo le golpeó en la cabeza y cayó inconsciente, en el mismo momento que a Eco y a Saya les pasaba lo mismo.

-Bien echo Dugtrio.

El Dugtrio sonrió a Atenea, tras recibir la felicitación por su ataque avalancha.


Pokemon. Atrapados en Jotho (Completa)Where stories live. Discover now