29-La guarida dragón

11 0 0
                                    

-Maldita sea, yo la mato.- Repitió Aiko por quinta vez des de que habían salido del centro pokemon.

En cuando habían mandado a Togepi a Kanto con el scanner del centro pokemon habían descubierto que Pegaso había tenido que volver ya a ciudad Malva, puesto que al fin y al cabo tenía que hacerse cargo de la torre Bellsprout y de su gimnasio, Fredo había madrugado para empezar al restauración del lago furía, Eco había dormido en la habitación de al lado sin alarma alguna, al igual que las chicas, convencidos de que Débora, los vendría a despertar en cuando ella decidiera volver a ciudad Endrino. Pero al parecer, algo le había surgido a primera hora, y se había ido sin decirles nada.

-Venga Aiko, tampoco es tan grave.- Dijo Saya mientras pasaba por encima de una placa de hielo, vigilando de no caerse, mientras Eco pasaba patinando por su lado.

-No le costaba nada esperarnos, si lo hubiera echo, la hubiésemos podido seguir con Charizar y nos estaríamos ahorrando este frio.

En eso tenían que darle la razón. La ruta que conectaba ciudad Caoba con Ciudad Endrino, se llamaba ruta helada por algo, y no precisamente con pocos argumentos.

Toda la ruta, bueno, más bien dicho, cueva. Por dentro era de hielo puro, placas de hielo por el suelo, paredes, lo raro era ver charcos de agua que en algunas partes estaba congelado y en otros trozos, los Seel, Delibir y Dewgong aún podía salir del charco y tumbarse en las rocas.

A pesar de que la ruta no era de las más fáciles por las placas de hielo, no era lo único que lo dificultaba, también estaba el echo de que había varias rocas caídas que los pokemón tenían que destruir con el movimientos golpe roca, vigilar de no caerse por los agujeros, bajar escaleras, luego subir otras escaleras. No era un laberinto, solo había un camino, pero de todos modos, cuando por fin consiguieron salir, Aiko, Saya y Eco se sentaron en una piedras un tanto alejados de la entrada, en busca de algo de calor como si fueran una Ekans o un Arbok.

-Ei, veo que habéis llegado bien.- Dijo Débora, apareciendo al cabo de unos minutos de haber llegado.

-Ya nos podrías haber esperado, eso ha sido un golpe bajo.- Dijo Eco con una sonrisa confiable, que hizo enarcar las cejas de Aiko y Saya.

-¿Nos hemos perdido algo entre estos dos?-Preguntó Aiko de manera dudosa a Saya, que se encogió de hombros sin saber que responder a eso.

-Venga, que no es para tanto, así habéis podido entrenar.-Dijo la chica con una pequeña sonrisa.

-Bueno, discutible, con el frío que hacía allí dentro. Hemos priorizado salir lo antes posible, que entrenar. De hecho, he llegado a la conclusión de que tú y Fredo deberíais cambiar la ciudad, así la gente se va preparando para lo que le espera en su gimnasio.

-Por eso algunas personas pasan por la cueva oscura, primer hacen mi gimnasio y luego van a pueblo Caoba.- Comentó Débora con las manos en los bolsillos.

Tenia el pelo azul recogido en una cola, vestía un traje negro y una capa atada al cuello que ondeaba a la mínima brisa. - ¿Qué queréis hacer primero? ¿La cueva o la medalla?

-¿Os parece bien la cueva?-Preguntó Eco, haciendo que las chicas asintieran sin problema alguno.

Ciudad Endrino era pequeña, un par de casas, el gimnasio, una tienda pokemon y un centro pokemon. Pero lo que destacaba de la ciudad, era la casa que había más apartada con un pequeño lago detrás de ella.

En cuando cruzaron el lago a lomos del Tentacruel de Saya, el Feraligarth de Eco y el Kingdra de Débora, llegaron a la entrada de la guarida.

Era una obertura circular a los pies de la montaña, habían puesto un marco de piedra con la cabeza de un Dragonair esculpida en lo alto de piedra gris, en cuando entraron, bajaron unas escaleras un tanto largas, notando como la humedad y el calor iban creciendo hasta que entraron en una sala que era un lago subterráneo con pequeñas islas en este.

Pokemon. Atrapados en Jotho (Completa)Where stories live. Discover now