11. Reclutation

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La señora Herron se movía nerviosa por la casa mientras yo la intentaba ayudar.
Preparaba la comida del señor Herron y Zachary.

Hoy era el primer día de reclutamiento para la guerra y debían de estar allí en cuanto el sol saliera.
Ryan y Reese dormían tranquilamente.
Zach estaba sentado en una silla con la mirada perdida. El señor Herron se estaba quedando dormido en otra silla.

Aproveché que la señora Herron salió al patio para acercarme a Zach, algo preocupada y nerviosa por su estado.

—¿Estás bien? —pregunté poniendo mi mano sobre su hombro.

—Sí —murmuró cortamente—. Solo pienso.

—¿En qué piensas? —me senté a su lado con mi mirada fija en él. Ayer por la tarde le había contado todo lo que había sucedido con el príncipe Corbyn, al verme acorralada poe sus incesantes preguntas y los rumores que crecían en el pueblo.

Suspiró cerrando los ojos y movió sus piernas con nerviosismo para encararme.

—En todo. Mis hermanos, el príncipe, tú, el dragón... Todo esto nos va a causar problemas. ¿Qué pasará si te descubren? —mordí el interior de mí mejilla—. ¿Nos cortarán la cabeza a todos? —negué bruscamente—. ¿Y si el príncipe Besson se lo dice al rey? —no, Corbyn no se lo diría ¿Verdad?—. No debes confiar en él Adela, si es verdad que le gustas... Finge que a tí también te gusta —fruncí el ceño—. Si le rechazas seguro que como me venganza le dirá lo del dragón al rey. Tú solo... Ten cuidado y utiliza tus encantos, debes hacerlo para proteger a la familia. Yo voy al ejército y ayudo a Lectus, tú enamoras al príncipe y salvas a la familia.

Bajé la mirada pensando en sus palabras. No quería fingir que me gustaba Corbyn, yo no era así, pero supongo que para sobrevivir hay que realizar algunos sacrificios.
El iría a la guerra dentro de dos semanas y yo no podía hacer nada... Era lo mínimo que se podía esperar de mí en estas ocasiones. Conquistar... a un hombre.

Asentí con lentitud, rendida ante los nuevos pensamientos que mi hermano había puesto en mí y Zach besó mi frente en forma de agradecimiento.

—¡El sol ha salido! —exclamó la señora Herron y todos nos levantamos.

Salimos de la casa y la mujer parecía apurada. Tiraba del brazo de su marido peinando su cabello para dar una buena impresión al rey y sus nobles.
También llevaba una cesta en la mano. Eran galletas para el caballero al mando, un pequeño soborno para que fuera suave con los hombres Herron.

Jack nos saludó en el camino, al igual que su mujer, la cual llevaba a Lavander en brazos. Aquella era una imagen digna de ver, aunque enseguida me cambió la cara a una de tristeza después de recordar que si Jack moría en la guerra, su esposa y Lavander...
Cerré los ojos echando para atrás mis malos pensamientos, respiré hondo y tragué saliva antes de continuar con mi caminata.

Zach agarró mi mano en cuanto pasamos los muros del castillo, de una manera infantilmente tierna. Le miré de reojo con algo de curiosidad, él parecía y estaba aterrado.
Apreté su mano en señal de apoyo y nos paramos en frente del porche real, dónde visualicé a Jonah y a Daniel.

Después de varios minutos esperando unas trompetas comenzaron a sonar y el rey salió del castillo con Corbyn detrás.
Mis labios se curvaron en una sonrisa involuntaria y Zach rió burlándose.

—No sé si hará falta que finjas.

Golpeé su hombro con el ceño fruncido.
Aquel comentario sobraba. Solo había sonreído. El rubio era mi amigo.

—No me gusta —gruñí—. Tonto.

Él volvió a reír y rodé los ojos devolviendo mi vista al frente.
Corbyn me sonrió y fruncí los labios haciendo un pequeño saludo con mi mano.
Se veía bastante lindo con la ropa que llevaba. Muy... Elegante.

THE PRINCE; C.B Donde viven las historias. Descúbrelo ahora