22. The world isn't enough for you

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El viaje había sido rápido, pero turbulento por la bruta manera de cabalgar que tenían los caballeros de Aslondor.
Aunque de caballeros no tenían nada.

Varias chicas temblorosas viajaban conmigo, rogando entre sollozos que las mataran, antes de perder su dignidad y la de su familia. Una mancha en su árbol genealógico sería difícil de llevar y asimilar, por lo que preferían la muerte.

Nos sacaron a la fuerza una vez estuvimos frente al castillo, el cuál contaba con algunos cadáveres esparcidos por la entrada, al igual que basura y objetos tirados de allí para allá.

No quería ver los cuerpos sin vida, pero mi curiosidad y miedo no me dejaba seguir avanzando sin verificar que no conocía a ninguno de aquellos hombres.
No estaba Jack, ni Zach, ni Jonah o Daniel. No estaba Corbyn.

Recibí un gran empujón por la espalda que casi me tiró al suelo, pero me recuperé en el último momento y miré horriblemente a mi captor, el cual sólo sonrió.

—Vamos —apresuró el vigilante que se hizo cargo de atraparme—. Llevar a cada una al cuarto de un señor de los altos mandos, en la planta baja.

Luego tomó fuerte mis muñecas utilizando solo una de sus manos y tiró de mí sin mirarme—. Tú te vienes conmigo.

Las chicas que dejé algo atrás no paraban de llorar y sentía más desesperación por ellas que por mí misma. Al fin y al cabo, yo sí conocía al hombre al que iba a ser entregada y al menos podría intentar defenderme.

Ellas estaban acabadas, pero no quería creerlo, por lo que las animé antes de desaparecer por los pasillos del castillo—. ¡Resistir! ¡No os rindáis!

El hombre que me llevaba tiró de mi cabello con fuerza y golpeó mi rostro, dejándome sin aliento y con la respiración acelerada—. No me hagas tener que volver a hacerlo, niñata. Tienes que seguir viéndote bien para el príncipe.

Le escupí en la cara y estuvo a punto de volver a golpearme, pero uno de sus compañeros le detuvo, llamando a otro más para hacer más ameno mi traslado.
Él se marchó ofuscado y yo sonreí débilmente.

Seguí pataleando sin intención de rendirme, hasta que llegamos a una enorme puerta blanca. Recordé haber pasado delante de ella en una de mis visitas al castillo, pero está vez no me resultaba para nada elegante. Y ya no tenía ningún tipo de curiosidad en saber lo qué se escondía dentro.

Abrieron la puerta y, sin más, me empujaron delante de ellos mientras yo gruñía enfadada.

—Tenemos a su señorita —dijo el más grandullón y puse una mueca de asco sin atreverme a levantar la mirada. No le daría la satisfacción de mirarle a los ojos después de lo que había hecho a mí pueblo. Después de saber lo que me iba a hacer a mí.

No iba a perder mi dignidad de aquella forma. Pretendía luchar.

Moví mi tobillo nerviosamente sintiendo la daga enfundada escondida en mi bota, lista para que esos guardias se marcharan y pudiera matar a aquel desgraciado.

—Ahora no es un buen momento —gruñó y alcé un poco la cabeza para ver sólo la espalda de Malik y su brazo alzarse hacia alguien que no logré llegar a ver—, a este cobarde le gusta la pelea.

La persona río y abrí los ojos con sorpresa al reconocer ese agradable (pero ahora seco) sonido.
Toda la actuación de chica terca y dura había caído a mis pies después de visualizar un atisbo de su dorado cabello.

—Capullo —farfulló la voz después de terminar de reír.

Zayn le volvió a golpear con fuerza y pude verle al completo por fin.

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⏰ Última actualización: Jan 06 ⏰

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