Ocho: llámame Daddy (+21)

502 41 6
                                    

Ocho: llámame Daddy (+21)

—¿De que vale ser buena? ¿Qué gano con eso? – pregunto con voz aguada, la mujer sentada en aquella silla escribe algo en su libreta – eso no me dará de comer, eso no me hará sentir mejor, no mejorará la calidad de vida de nadie, la inocencia y la ternura son una mierda. Cuando fui buena nadie me ayudo, nadie escucho mis gritos o agonía.

—¿Y tu alma? ¿no te importa eso? Debería interesarte un poco eso, ¿y tu reputación? – pregunta con curiosidad y me reí sin humor.

—No quiero salvar mi alma, ya estoy condenada al infierno. No quiero caer en ese discurso moralista del bien y el mal, cuando estes en mis zapatos entenderás porque he tomado mis decisiones.

—Fragmento perdido del libro secretos de la elite.

Sabrina.

El auto se mueve con rapidez por la zona, no puedo dejar de presionar las piernas y aquel dolor en mi vientre bajo me recuerda la necesidad, el deseo, las ganas y el anhelo que tengo por estar con Adam, ha ocasionado que se me sequen los labios, presión mis piernas con mayor fuerza, moviendo mis caderas de un lado al otro para calmar aquel deseo intenso que me recorre cada parte de mi piel. Gimo y jadeo captando la atención de Adam, que pone su mano sobre mi muslo izquierdo ocasionado que me desconcentre, me muevo un poco más rápido en busca de mi placer.

No tengo limites con mi sexualidad, tampoco tengo un tipo de hombre, me gusta la idea de pervertir y corromper la mente de los hombres o mujeres con la que tengo un encuentro, puedo hacerlo tierno, aunque me aburra, vainilla, aunque no haya interés amoroso de por medio, duro hasta llorar de placer, en lugares remotos o peligrosos hasta que el corazón se me estalle por el miedo. Para mí cada una es una nueva experiencia que no puedo perderme o dejar de fantasear. No soy una santa, tampoco voy a venirte a decir cómo vivir tu vida, jamás hare eso, no esta en mi ser hacerlo.

Desde que perdí mi virginidad a los catorce años, no hay límites para mí, amigos, conocidos, con quien sea. Antes era peor, no podía dejar de pensar en tener sexo, follar, estar con uno o dos chicos al mismo tiempo. Sin embargo, las circunstancia, las acciones y la vida me enseñaron que estaba mal y que necesitaba ayuda.

Estoy bajo control médico, practico deporte y canalizo mis deseos en otras cosas como comprar o fumar, también he ido a terapia por algunos traumas de la infancia, me he ayudado, no digo que estoy sanada, que no sigo siendo ninfómana y que el sexo no es mi debilidad.

Estaría diciendo mentiras.

Lo que pasa es que ahora soy yo la que tiene el control, no los hombres. Ahora tal vez soy un poco más precavida, porque antes no había restricciones o control mental, Gimoteo con fuerza cuando siento el tacto de Adam cerca de mis bragas, tragando saliva, pongo mi mano sobre su muñeca para que se detenga y él lo hace, aleja su mano y la deja sobre mi muslo, cosa que agradezco.

Tragando de nuevo saliva, hago un comentario que me tiene dando vuelta en la mente desde hace un rato.

—Entonces eres investigador privado – murmuro mientras cambio la canción en la radio y jugando con las hebras de cabello castaño de Adam, la imagen es demasiado romántica que me hace sentir que somos novios de verdad, aquello hace que mi corazón de un vuelco – eres una caja de sorpresas, es interesante descubrir cada una de tus facetas.

Adam gira a la derecha y dándome una breve mirada, que hace que sienta una electricidad recorrer mi cuerpo, la cual ignoro por unos segundos, sonrió con inocencia y viéndolo conducir, no puedo evitar suspirar, quiero realizarle muchas preguntas, decirle tantas cosas que no me atrevería a decirle.

Entre Las Sombras - Libro #1 Bilogia AS. COMPLETO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora