Veinticuatro: el demonio que me ha salvado.

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Veinticuatro: el demonio que me hasalvado.

A veces me gusta jugar al príncipe azul, cuando todos saben que soy el lobo feroz.

Adam

Días como hoy que me vuelvo tan irracional, tonto e idiota por ella, me pregunto ¿será real que me gusta Sabrina?, ¿Por qué hago todo esto por ella?, ¿Por qué no la dejo morir? ¿Por qué debo ir por ella?

Ya no tengo porque tener humanidad por ella, no debería ayudarla, ya conozco su alma, sus intenciones, se todo de ella y lo que es capaz de hacer por tal de conseguir su cometido o lastimar a los demás, ya estoy advertido y aun así estoy yendo detrás de ella, como un príncipe azul a salvarla. Tragando saliva, solo pienso en la chica con la que me he reído en mis cenas, la chica con la que he preparado la cena, pienso en la chica que me obliga a comer y me da la mano al caminar, haciendo que mi corazón estalle.

Pienso en la Sabrina que beso, a la que toco y con la que follo, con la que con cada beso me quema el alma y hace que las manos me piquen por tocarla, con la que me río de sus comentarios. Pienso en aquella chica y no en la misma Sabrina que alguna vez me han descrito.

No me importa ya saber quién es Sabrina, no quiero describir o saber que nombre ponerle a lo nuestro, ya no quiero jugar con ella, ya no quiero ser tu verdugo, porque, aunque me duela, siempre correré detrás de ti, por salvarte de la oscuridad y de Alondra. Porque eres mi maldita brujita, mi amor, mi enemiga. Mi todo.

Me frustra un poco mis acciones, tengo tantas preguntas en mente, corro por el pasillo que Virginia me indica, donde están las habitaciones, cada una tiene un números pares, Andre y Sabrina están en la habitación 16.

Mi corazón late con fuerza, mis piernas se mueven con rapidez en el pasillo, donde me choco con algunas Babies, rezo por ella y que este bien, que Andre no la haya lastimado como lo hizo con ellas, que Sabrina no se vuelva un caso aislado o olvidado, cuando abro la puerta de la habitación, doy un paso atrás, las paredes blancas tienen rastros de sangre, llevo mi mano a mi boca y ahogo un grito de frustración es como estar en una película de miedo.

Para algún sociópata ver esto sería arte, porque los cuadros, el suelo, cada parte de la estancia muestra un brutal asesinato. La cama es la que tiene la mancha más grande de sangre, caigo al suelo y grito con desesperación, mi mente es mi peor enemiga en estos momentos, grito desesperado mientras golpeo mi puño contra el suelo.

No puedo permitir que Alondra me destruya.

No puedo permitir que jueguen con mi mente.

No soy un héroe, soy un maldito demonio con sed de sangre.

Como puedo me levanto, abro las puertas que se encuentran en la habitación, grito su nombre en un intento en vano de que ella murmure algo, la busco debajo de la cama, no está, muevo las sábanas, tampoco hay rastro de ella, camino hasta el baño, en la bañera hay algo flotando, cabello negro, Sabrina... corro por ella, mi corazón está a punto de estallar, podría morir de un paro en este mismo instante. Me lanzo al agua ensangrentada, mis manos se hunden en el agua en un intento vano de rescatarla, mis manos se paralizan, mis ojos se abren con miedo cuando veo el rostro de aquella muñeca igual a Sabrina. Como puedo salgo del agua.

Doy unos pasos hacia atrás, me voy vuelta y miro hacia el espejo, no me aterra mi reflejo, o la mirada fría, aterrada y horrorizada que tienen mis ojos, la ropa mojada, que tiene una mezcla de agua y sangre. Sino el mensaje escrito en el espejo.

Dos caras de la moneda, dos destinos cruzados, dos vidas cruzadas, dos jugadores y una maldición, ¿estas listo para jugar contra el destino?, porque llevo años esperando por ti.

Entre Las Sombras - Libro #1 Bilogia AS. COMPLETO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora