Catorce: orejas de conejo y un muerto no tan muerto.

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Catorce: orejas de conejo y un muerto no tan muerto (+18)

Las princesas son fuertes, audaces, mentirosas, codiciosas, chantajistas y como las mejores de las brujas usan sus dotes para cautivar al enemigo, no todas las princesas tienen coronas... Algunas simplemente llevan orejas de conejo.

—Fragmento encontrado en el baño de la habitación de Sasha Bank.

Adam

No era un hombre de templos o de iglesias, pero Leandro Lowell sí, recuerdo que de niño pasaba mucho tiempo con él en templos observando y contemplando espadas o cuadros con ideales religiosos, pasábamos horas en silencio, creo que en su cabeza pedía perdón por sus pecados, en mi cabeza yo solo quería salir de allí, seguir dominando el mundo, ser tan grande, poderoso y maligno como él, porque nunca entendí su interés por estas cosas, tampoco es que me guste la religión como para entenderla o querer comprenderla. Siempre me ha parecido ilógico como los pecadores suelen pedir perdón o desean redimir sus culpas.

Alguien golpea una campana, por fin Leandro me observa, me da una maldita sonrisa amable, esas sonrisas que antes me hacían sentir seguro, vivo y que estaba a su lado todo iba a estar bien. La verdad en el pasado él fue quien me salvo, aunque ahora solo tenga un desprecio y odio indescriptible por él, debo aceptar que en el pasado él fue mi lugar seguro.

Nada en nuestra vida es fácil o se soluciona con un perdón. Estamos hechos para el arte de la guerra y aprendimos que no todas las guerras pueden ganarse con balas, él amor nunca será la solución de nuestros problemas, aunque Leandro fuera mi figura paterna antes, en estos momentos quiero acabar con él, no ahora, todo a su debido tiempo, primero iré por Sabrina y los Miller, los demás jugadores en el tablero, cuando mi padrino piense que todo esta tranquilo, que el mal nunca llegará a él. Lo destruiré con mis propias manos.

—¿Por qué has venido hoy? – pregunta por fin mirándome.

—Estoy confundido, tengo mis dudas sobre todo esto – digo.

—¿Qué puede confundirte hijo? – pregunta.

—Tú y la elite, ¿Cómo pueden seguir cometiendo crímenes y seguir pasando por inocentes? – pregunto, mirando aquella espada dorada frente a nosotros – siete muertes han sucedido en los últimos seis meses, cada uno de los casos han sido cerrados, lo curioso de esto es que dos de esas personas estuvieron reunidas en aquella fiesta del 13 de octubre hace cuatro años. Fueron testigos fundamentales en ese momento, ahora no están, no hay testigos, no hay quien hable.

—Adam...

—Anabela sigue muerta – digo irritado y mencionar su nombre hace que sienta un vacío en el estómago –, Leandro, perdí personas importantes en mi vida y sigo perdiendo personas a las que quiero por los ideales de mierda que me enseñaron y no puedo desprenderme de ellas, por pactos de silencio y por la lealtad que tengo a la hermanad ¿a quién debo adorar? ¿a quien le creo? ¿A la hermandad o a Alondra? ¿Te adoro a ti o a Dios? Porque yo sigo siendo el desterrado, el asesino y quien debe huir.

—Nunca serás parte de Alondra, tus delirios de héroe te hacen débil, nunca entenderás la divinidad, fantástica y mágica que puede ser – el se levanta de la banca, me da una media mirada – no entiendes nada, eres joven, tonto y siempre has tenido algo que te hace diferente a los demás. Escucha ustedes tienen algo que los demás no tenemos y como consejo te diré algo; ten cuidado, porque si yo amo la ciencia, el poder y creo que con ella lograre cosas que nadie puede esperarse, hay hombres, seres peores que yo.

—Y eso quiere decir que me vaya.

—Sí, lo mejor que puedes hacer es irte.

***

Entre Las Sombras - Libro #1 Bilogia AS. COMPLETO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora