Diez: un ángel llamado Azael.

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Diez: un ángel llamado Azael.

Dos días después.

Como novia de Adam Evans y prima de Selena Miller debía acompañarlos a esta maldita fiesta que organizaba Ethan en su fraternidad, Adam me juro que sería divertida y que a las chicas de mi edad les gustaba mucho estar en este tipo de lugares, bueno la verdad es que no me gustan las fiesta, solo voy a ellas por presión social, a la Sabrina de quince años las amaba, pero la de ahora las aborrece y a las únicas fiestas a las que trato de asistir es a mis fiesta de cumpleaños y eso porque no puedo ser infiel a mis principios.

Voy a muchos eventos sociales. Pero eso no tienen ni el grado de peligrosidad que una puta fiesta con adolescentes, hormonales y millonarios. Antes tal vez me gustaban las fiestas, me agradaba estar en ella y me emocionaban de una manera que no había limites, pero siempre me sucedían cosas o acciones raras en las fiestas, nunca salen bien para mí y es algo muy escalofriante, extraño que hace que me mantenga alejada de ellas cada vez que puedo, a pesar de que estas no me gusten para nada decido ir a la fiesta de Ethan Evans, al menos puedo hablar con Jenna y Dan que hasta ahora son los únicos agradables del grupo de amigos de Adam.

Gabriella me incomoda, Amelia es pasivo agresiva y no se en qué momento que clave un cuchillo en el garganta, Aria su mejor amiga es gótica, rara y la última vez me hablo de hechicería, Ethan quiero matarlo y él a mí, me quedo con Dan y con Jenna que hasta ahora no han sacado su cara y espero que cuando hagan eso no me claven un puñal en el pecho.

Suspirando y tratando de concentrarme en la melodía del piano que toca Azael, me río pensando que él y yo nos vemos tan normales mientras toca el piano y yo contemplo su melodía. Esta escena me recuerda que cuando éramos niños e intoxicamos a nuestra nana con un postre de fresas a la que ella era alérgica, nosotros tocábamos el piano mientras ella imploraba por ayuda, suplicaba por sus medicamentos y sino hubieran llegado Sabana en este momento, la pobre mujer se hubiera muerto por la culpa de dos niños de diez y doce años.

—Podrías tocar otra cosa – pido con desdén y él por primera vez clava sus ojos azules en mí, es raro verlo tan tranquilo y con el cabello rubio peinado hacia atrás – por favor, hermanito.

Azael sonríe y lo único que me gusta de él es su sonrisa que a veces pasa de ser tierna a endemoniada, picara a divertida, con Azael nunca sabes cuando te toma el pelo o cuando habla enserio, porque este casi siempre tiene una sonrisa en sus labios. Azael es como un ángel, su cabello rubio, brillante y liso le dan esa mirada y aurora angelical a su rostro, para todos es un niño bueno, tan lindo como un ángel, tan perverso como un demonio.

—Eso es una indirecta para que tengamos sexo – murmura sonrisa pícara– es lo único que nos falta para que seamos completamente unos hermanos frívolos y asquerosos que narran en los canales de investigación.

—Claro, de esos que tienen sexo, sobre el cadáver de sus padres controladores, estrictos y locos a los cuales mataron para que darse con el dinero – afirmo y él cambia de melodía moviendo cada vez más rápidos sus dedos.

—Y de los que se alimentaron horas después, aunque dudo que pueda hacer una carne asada con mami Sabana.

—Podría matar a nuestro padre, pero nunca comerme su carne – finjo un escalofrió – eso me dará indigestión.

—¿Recuerdas cuando te abrazaba e intentaba tocarte el culo? Creo que ya tenías 16 años y ya no te veía como su pequeña. Las caras de Serena eran épicas.

—Eso siempre me hizo acordarme que la rata esa nunca fue mi padre.

—Mami Sabana quería matarlo, porque ya no era su pequeña y su atención no estaba en ella.

Entre Las Sombras - Libro #1 Bilogia AS. COMPLETO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora