Veintiuno: Alondra es el paraíso de las almas perdidas.

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Veintiuno: Alondra es el paraíso de las almasperdidas.


Alondra es un paraíso, los seres sin alma suelen ir a allí y dejan salir lo peor de ellos, los monstruos también van y caminan entre los vivos, ya que nadie puede juzgarlos.

—Anya Bank.

Sabrina

Gracias a Selena que se movilizo por mí, puedo repetir mis últimos dos exámenes esta semana, uno para el jueves y el otro para el viernes, los dos eran exámenes orales, si sigo como voy en estos momentos en la carrera tal vez pueda graduarme en 3 años. Le agradezco mucho su ayuda, aunque ahora no estaba en clases o estudiando, me encontraba en una aburrida sección de fotos con mi mamá y un publicista para organizar los detalles de las campañas que trabajare con papá, hasta hay una persona experta en marketing, para que organice todo lo relacionado con mis redes sociales y pueda mover personas por medio de ellas.

Asiento con la cabeza los escucho, en ese sentido mamá es una leona, ya que ella no debe mover un dedo para trabajar o ganar el dinero, solo tiene que hacer una sola cosa mandar y pedirme que ponga de mi parte.

—Podemos maquillarla de manera que se vea más grande, madura, una adulta por completo, que atraiga al público, no quiero que la vean como una niña – los hombres asienten hacia ella, el maquillista me observa por unos segundos – sé que Sabrina tiene facciones angelicales y armónicas en su rostro, deseo que borren un poco eso. En estos momentos queremos llegarle a un público un poco mayor, generar un poco de polémica y morbo.

Y es allí cuando a Sabana Miller se le olvida que solo tengo 19 años, que todavía estoy en un proceso de crecimiento y madures, pero a la mierda eso, Sabrina ha vivido acelerada desde que la sacaron de su vagina, un taconeo me hace mirar a la puerta, la abuela está entrando, rueda los ojos escuchando a su hija hablar.

—Ariel – llama al maquillista – maquilla a mi nieta de manera salvaje, ¿recuerdas el maquillaje que le hicimos a Palmer en el desfile de hace dos semanas? – le pregunta, este parece alegrarse de ver a Keisha.

—Si, emperatriz – otro que suele llamarla por ese apodo, me rio, porque es el apodo que Millo le puso desde pequeño, a ella no le molesta que la llamen de ese modo, la hace sentirse orgullosa, agrandada, gigantesca e imponente.

—Recrea el mismo con Sabrina. Y asunto arreglado – ella nos mira a mamá y a mí – de aquí iremos almorzar juntas, pero antes, me permiten hablar a solas con mi nieta e hija – cuando todos se van, me giro para verla a los ojos, mierda ni el trasnochar que la he sometido la hace lucir cansada u ojerosa.

—Keisha...

—No voy a decirte nada malo, solo un consejo y una sugerencia – asiento y debo jurar que mi mamá hace lo mismo – cuando tu hija tenga un accidente no desaparezcas, no la obligues a trabajar luego de una crisis. No quiero habladurías en nombre de mi familia.

—Se me olvido decirle a Sabrina, que iba de viaje con unas amigas, ya está grande, siempre se ha cuido sola, ni siquiera tuve que enseñarle a poner condones, porque ella es una experta en eso.

—Mamá – le digo con voz cansada – escucha a la abuela y no peleen.

—No – me responde como una niña – tengo que defenderme, eres mayor de edad, mi responsabilidad contigo es mínima, ahora tengo que concentrarme en no dejarte tirar los negocios y dañar las cosas con tu padre otra vez, él confía en nosotras.

—No es mi papá – digo en voz baja, las dos me quedan viendo, esperando que repita – yo no tengo papá – lo dijo un poco más alto – y tampoco tengo una mamá sensata, no puedo pedirle mucho a la vida.

Entre Las Sombras - Libro #1 Bilogia AS. COMPLETO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora