Entre Las Sombras - Libro #1 Bilogia AS. COMPLETO.

Doce: trampa, poder y Rules.

Doce: trampa, poder y Rules.

Adam Evans debe ser sobrino perdido del diablo, ellos a veces deben reunirse a tomar el té y cada uno debe retarse por ver quien es más perverso, no conozco sus fines, tampoco que lo motiva a ser malo, pero si estas en su camino, si te interpones en sus planes. Te hundirá. Te aconsejo huir de su furia.

—Rachel M.

Adam

Sabrina siempre ha sido parte de mi venganza. Fue de las primeras que enumere en mi guerra, por muy hipócrita que suene, quiero que ella pague por sus pecados, lo que me hizo, por el daño que causo, las lágrimas, la culpa, los enjuiciamientos en mi contra, las humillaciones y lo que trajo consigo ese acto. Quiero que ella caiga de rodillas ante mí, pidiendo perdón, por haber destruido a uno de los míos.

Ellos me quitaron todo y es momento de que paguen por eso. Sabrina es una niñita falta de amor, cuidado y cariño, ella tiene tantos traumas que si le das una migaja de amor ella te abre las piernas, en el peor de los casos te da su corazón. Sabrina es un juguete para mí, no deseo nada de ella, solo follarla, hacerla mi maldita perra. Ella es despreciable y yo también, a los dos nos gusta el sexo, mientras la destruyo puedo follarla tantas veces sean necesarias.

Alzo mi mano, no mentiré me encuentro un poco sorprendido de estar en la propiedad de Leandro Lowell que irradia poder, él espera para que nos sentemos, antes de que Edmund se siente en la cabecera lo hago yo, Sabrina se siente a mi lado, Azael y Edmund a mi lado izquierdo. Observo a mi examigo, que se cansó de ser mi sombra, decidió brillar por sí solo.

Me alegro por él, la verdad me da orgullo que sea un pintor reconocido, toda esa mierda. Lo que no perdono es la traición, la duda y todo lo que Edmund hizo después, saben que es la peor mierda del mundo, cuando muchas personas cuentan sus versiones, todos tienen algo que decir, algunos agregan y otras quitan. A nadie le interesa preguntarte tu versión de los hechos, sino que se quedan con la de los demás. Es aquí donde radican los problemas.

El ambiente es tenso en la lujosa mansión de Leandro Lowell, todos nos encontramos confundidos, perdidos, hambrientos, cansados y me siento un poco mareado, no tenemos idea que nos hayan hecho en ese tiempo que duramos inconscientes o si llegamos a intentar levantarnos de las camillas, nadie lo sabe.

—Todos ustedes estuvieron en el mismo lugar hace unos cuatro años ya – habla Leandro – es cómico que dos de ustedes nunca se dirigieron la palabra, cuando fueron el blanco de la prensa, los medios y la policía, es aún más cómico que esos dos seres ahora sean novios. Uno de ellos me haya robado – comenta con voz cantarina. Algo que siempre me ha despreciable de Leandro es que sientes que se burla de ti, cuando no es así, él te esta analizando, viendo cada uno de tus movimientos y en que te equivocas.

—Ladrón que roba a ladrón recibe diez años de perdón – le contesto.

—No creo que eso compense tu perdón.

—El suyo tampoco, por muchas antigüedades, botellas de Alejandría que haya en este lugar. No compensa las barbaridades que ha cometido y sigue cometiendo.

—Adam, ¿hay derecho para que le hables así a tu padrino? Pensé que no tenias moral.

—Me he redimido un poco con la vida.

—¿Qué le robo? – pregunta Edmund confundido, viéndonos con fastidio, él sabe la familiaridad que hay entre Leandro y yo.

Me giro a mirar a Sabrina. a Sabrina que se encuentra... comiendo, por muy sorprendente que parezca, es la primera vez que la veo comer de ese modo, en la universidad come muy poco, en la calle no come casi nada y en su casa solo picotea la comida, listo. Aunque Sabrina tengan el cuerpo de una modelo, se vea hermosa, es más blanca de lo normal, su cuerpo parece débil, sin fuerza. Como si le faltara vitaminas, lo único que puedo decir que brilla en ella es su cabello rubio, que parece nunca apagarse. Por eso me parece raro y extraño que la comida que Leandro nos haya servido si le provoque.