Deseos

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Nota: la historia tiene lugar unas semanas después de que Ainhoa dejó a Ulises en el rascacielos y se fue a buscar tierra con los demás y Max

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Habian pasado los dias sin hablar con Ulises, solo soñando con el... Ainhoa estaba cerrada en su camarote cada día más. Lo extrañaba tremendamente y se había encontrado en un estado de depresión que solo Ulises podía curar. Pero había mil millones de millas del mar profundo separándolos y solo quedaba un barco en el mundo. Era el amanecer cuando el resto de las chicas la habían dejado sola durmiendo en el camarote y fueron a desayunar. Quedaba poca comida, así que todos se apresuraron a tomar lo que pudieron antes que otros. Pero Ainhoa no. Había pasado una semana desde la última vez que comió apropiamente.

Fue cuando sintió algo caliente en la orilla del cuello que abrió los ojos. Era el. Era Ulises, con esa sonrisa luminosa y la postura de héroe, justo al lado de ella. En su cama, compartiendo su almohada, como antes.

U: Buenos días, chivata

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U: Buenos días, chivata. Le plantó un beso en su mejilla roja. Ainhoa sonrió de oreja a oreja y con una sacudida pegó sus labios a los de él.

A: mmm –ella susurró- Tenía miedo de olvidar cómo sabías... él le devolvió la sonrisa y comenzó a besarla apasionadamente para que ella nunca olvidara. Despacito, al principio, y luego la devoró mientras su lengua estaba sincronizada con la de ella. Como caminar en territorio familiar después de mucho tiempo.

A: Me has echado mucho de menos, polizón.   Ulises se separó del beso. Mirándola a los ojos con miedo, le preguntó:

U: Entonces, ¿ya no estás enojada conmigo?    Ainhoa lo miró con pregunta. Me refiero a la chica, Dulce, y el secreto que te oculté... Desvió la mirada con remordimiento pero Ainhoa tomó su mejilla en la palma de su mano y giró su cabeza para que le mire.

A: Uli, tuve la sensación de que nunca volvería a verte. Y eso está más allá de cualquier otro sentimiento de ira que podría haber tenido sobre ti últimamente.      Los dos se rieron.

U: Entonces, ¿me quieres de nuevo?

A: Nunca dejé de quererte, ¡gilipollas!

U: Bueno, entonces ... tengo un secretito para ti. Ven. Más cerca... Voy a hacerte el amor de todas las formas en que soñé hacerlo mientras estábamos separados. Le susurró al oído. Ella se sonrojó y le sonrió mientras hacía un pequeño gemido y se mordía el labio.

A: ¿Quieres decir...en cada rincón de este camarote? y ... en todas las posiciones que savemos? Una risita traviesa escapó de su boca.

U: No. Quiero decir que vamos a hacerlo en cada rincón de este barco. Y inventár las nuestras paginas de Kama Sutra

A: ¡ descarado!   Él la dió un mordisco a una de sus tetas Y... ¿los demás? Ella le levantó su camisa y acarició su vientre inferior.

U: Pués...pueden tomar lecciones de amor, ¿a qué no?

A: Entonces, ¿qué estamos esperando?

Ulises la agarró por la cintura y la colocó encima de él. Con la ropa puesta, ella comenzó a moverse adelante y atrás mientras lo besaba con puntita de la lengua. Gemidos llenaron la habitación. Cada "aa" que ella hizo fue seguido por sus "mm".

U: Para, cariño.

A: ¿Pór?

U: Si continuamos con esto, voy a eyacular en mis pantalones. ¿Qué es la diversión en eso, ¿eh? Ella rió

A: Vale. Se levantó un poco solo para descubrir su enorme erección debajo de ella. Estaba tan chiflada que no se dio cuenta de que él había crecido TAN duro. Estaba mirando su entrepierna.

U: ¿Qué pasa?

A: Nada. Es solo que había olvidado lo grande que eras...


Ainhoa puso su mano sobre su pecho y lo empujó hacia atrás hasta que cayó sobre la cama. Entonces lo montó y comenzó a friccionar una vez más contra su pene.

 Entonces lo montó y comenzó a friccionar una vez más contra su pene

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U: Chivata... no estás siendo justa...

Contuvo su eyección lo mejor que pudo pero ella no paraba. Entonces, tomó su mano y la colocó en sus bragas mientras seguía frotando. él gimió.

U: ¡Dios!    Cuando sintió la humedad de su coño entre sus dedos.

A: Me estás dejando follarte vestido

U: ¿Oh, si?

A: ¡Sí! Nunca me has dejado antes.

 Sentó en la cama y la agarró su barbilla.

U: ¿Aún no lo has descubierto?

A: ¿El qué?

U: Puedes hacer lo que quieras conmigo, chivata.

Ella sonrió ampliamente y de repente sintió dos dedos dentro de ella. Gritó "joder" y comenzó a subir y bajar, como su respiración que fuera alta y rápida. Sintió la polla de Ulises moverse debajo de su coño. El también exclamó "joder" cuando vino. Ainhoa se puso de rodillas mientras intentaba recuperar el aliento y sintió los dedos de Ulises salir de su vulva. Miró su entrepierna y vio una enorme mancha de semen en sus pantalones de chándal grises.

U: ¿Qué?

A: Nada, me chiflas. Ella sonrió. Despues él.

U: ¿Eso significa que tienes una ronda 2 en ti?

A: Dobla eso.

U: Bueno. él dijo. Mi turno.

Ulises y AinhoaWhere stories live. Discover now