Peligro Cerca

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Ulises: Buenos días

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Ulises: Buenos días ...- entró con una bandeja llena de comida. El estado de ánimo de Ainhoa ​​era muy malo y parecía agotada.
Ulises: ¿Cómo estás?
Ainhoa: No he dormido porque estuve vomitando toda la noche y Lucia está jugando box con mis entrañas, ¿cómo crees que estoy? -se quejó
Ainhoa: ¿Dónde estuviste anoche? Me dejaste sola...
Ulises: Lo siento... Estoy tratando de descubrir quién quería lastimarlas. -se sentó a su lado, acariciandola su mano
Ulises: Estoy aquí ahora. ¿Que quieres hacer? -la besó, pidiéndola algo más
Ainhoa: Julia dijo que sexo no ...
Ulises cayó sobre la cama
Ulises: ¿Qué pasa con nuestra mala suerte?
Ainhoa: Supongo que las mejores historias de amor tienen mala suerte. -intentó animarlo. Ulises se sentó y puso su brazo sobre su vientre.
Ulises: ¿Prohibió la penetración o el sexo en general?
Ainhoa: La penetración ...
Ulises: Bueno ... -se quitó la camisa y se puso debajo de las sábanas.
Ainhoa: Estás enfermo, ¿e? -bromeó
Ulises: Enfermo por ti ... -sonrió y empujó su rostro bajo su vestido como un niño. Él la besó, y ella se puso muy mojada, luego jugó con su lengua en ella y la envió a la luna. Alguien llamó a la puerta y los interrumpió. Ulises se levantó rápidamente.
Ulises: ¡Mierda!
Voz: Ulises? ¡Te necesitan en la cubierta!
Ulises: Ya voy! ¡Joder!

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Ulises: ¿Qué pasa, papá?
Julian: Salomé me habló de Ainhoa ​​... ¿Cómo está mi sobrina?
Ulises: Mal ... Ella es muy mal ... No sé qué haré sin ella ... sin mi hija ...- se puso muy emocional y Julian lo abrazó. La rubia los escuchó hablar, era exactamente lo que querían.
Julian: ¡No llores, chaval! Estás rompiendo mi alma, coño! -Julian lloró junto a él.
Julian: Tengo que ... trabajar ... Tómatelo con calma hoy, ¿de acuerdo? Distraete ... -se secó las lágrimas, besó a su hijo y se alejó.
Rubia: hola -se acercó a él y le pasó el dedo por los hombros
Rubia: Lamento tu pérdida ...
Ulises: gracias.
Rubia: Escuché que necesitabas una distracción. ¿Que quieres hacer? Me ofrezco a ayudarte.
Ulises: No creo que puedas ...
Rubia: pruébame.
Ulises: No lo sé ... ¿Quieres ... cocinar? ¿O algo?
Rubia: ¿cocinera? -ella rió
Rubia: Esa es la propuesta más extraña que un hombre me haya hecho. Cariño, ni siquiera sé dónde está la cocina.
Ulises: Entonces, ¿quién cocinó toda la comida ayer?
Rubia: ¡Yo no, seguro! -se jactaba

Ulises se dio cuenta de que ella no era la que él estaba buscando.
Ulises: Creo que alguien me está llamando. Te veré por ahí, ¿de acuerdo? -la dejó sola
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Ulises entró en la cocina.
Salomé: Anda, come algo hijo ... Has perdido mucho peso.
Ulises: ¡Ainhoa ​​me sigue llenando de comida! ¿Dónde viste tu que perdí peso? -se besó a la mejilla y se comió una galleta que acaba de sacar del horno.
Salomé: ¡Te vas a quemar la boca, tonto! -le dio una palmada en el hombro
Ulises: Esto sabe raro ...
Salomé: ¿Cómo que raro?
Ulises: No lo sé, diferente de las otras veces que lo has hecho.
Salomé: ¡Tonterías!
Valeria entró corriendo.
Valeria: Ulises! Ulises!
Ulises: Hola, princesita!
Valeria: Te echo mucho de menos.... -quejándose adorablemente. Ulises la levantó y la sentó en el mostrador.
Ulises: Y yo a ti... ¿Qué haces aquí?
Valeria: Me estoy escondiendo de Raton ...
Ulises: ¿Por qué?
Valeria: Quiere besarme ...- le susurró y él se rió a carcajadas.
Ulises: La próxima vez que alguien te moleste, ven y dímelo. ¿Vale?
Valeria: Vale. Oye ... ¿qué te pasa?
Ulises: Nada.. Por?
Valeria: Tu nariz está sangrando ... -señaló.
Salomé: Hijo, ¿estás bien?

De repente, comenzó a sentirse mareado, apenas podía ver a Valeria a través de sus ojos borrosos. La oyó gritar asustada cuando cayó inconsciente en el suelo.
Abrió los ojos y miró a su alrededor. Su cabeza todavía estaba en mal estado.
Ainhoa: Bienvenido al club. Nos estamos divirtiendo mucho aquí. -bromeó ella, acostada a su lado
Ulises: ¿Qué pasó?
Ainhoa: También comiste el veneno. Ah, y esas galletas fueron hechas para mí. Entonces ... parece que alguien quiere verme muerta. Divertido, no? -hironicamente
Ulises: Ven aquí ...- la abrazó con voz quejumbrosa, como un niño.
Ulises: No vas a ir a ningún lado, ¿me oyes? Los mataré a todos. -gimió de dolor y sostuvo su barriga. Ainhoa le acarició el pelo.

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Vilma les había dicho a todos que no comieran de la comida mientras ella, Piti, Max, Rosa, Ramiro, Cho, Estela y el resto de la familia espiaban al nuevo equipo. Cuando Salomé pasó las galletas en las mesas, todos comieron excepto la chica pelirroja.
Ricardo: Atención a todos. Quiero hacer un anuncio . La nueva tripulación aquí no sabe que Julia es una médica muy capaz. Lo que le pasó a mi hija no fue un accidente. Ella fue envenenada. Y ahora mi yerno también. Pudimos evitar la muerte de Ainhoa, Ulises y su hija por nacer gracias a Julia ...     -Ricardo sabía que la noticia de que el bebé había terminado con vida mostraría al culpable. La pelirroja volvió la cabeza a las noticias y parecía enojada.
Ricardo: Alguien de los 12 nuevos invitados lo hizo. Quizás más de uno de ellos. Y quien lo hizo sufrirá. Hasta que el culpable muestre su rostro, permanecerán encerrados.
Las 12 personas comenzaron a quejarse, pero Ricardo había ordenado a algunos de su equipo que los llevaran a la bodega bajo la amenaza de armas.

La pelirroja logró escapar y se escondió en algún lugar del barco.
Ainhoa: ¡No me dejes sola, tengo miedo! -le rogó a Ulises que estaba preparando su arma.
Ulises: Esa chica está completamente loca. Es un peligro para todos! Ainhoa ​​... tengo que detenerla!
Ainhoa: ¡Deja de jugar al héroe por un día y sé mi novio! -se quejó ella con los ojos llorosos.
Ulises: Estarás bien. Cho está justo afuera. -se besó la frente y se fue.
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Escuchó un fuerte ruido desde afuera de su puerta.
Ainhoa: Ulises? -ninguna respuesta
Ainhoa: Cho? ¿Eres tu? -nada.
La puerta se abrió y la mujer pelirroja entró con un cuchillo ensangrentado en sus manos. Ainhoa ​​se congeló de miedo por unos segundos.
Ainhoa: ¡Ayuda! -gritó pero la mujer cerró la puerta detrás de ella.
Pelirroja: Siempre obtengo lo que quiero. Siempre. -parecía completamente fuera de su mente. Se dirigió hacia Ainhoa ​​y movió el cuchillo cortándola un poco. Ella seguía cortándola, dejando pequeñas cicatrices como si lo disfrutara como un juego.
Ainhoa: ULISES! ¡SOCORRO! -corrió al baño y cerró la puerta.

Estaba golpeando y golpeando la puerta como un animal rabioso

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Estaba golpeando y golpeando la puerta como un animal rabioso. Entonces un ruido. Los golpes cesaron. La puerta fue derribada. Ainhoa gritó y se cubrió la cara en defensa. Una mano agarró la suya que cubría su rostro.
Ulises: ¡Está bien! ¡Está bien! -se arrodilló en el suelo con ella y la envolvió en sus brazos.
Ulises: Se acabó. -se besó la cabeza muchas veces hasta que dejó de temblar.

Ainhoa: ¡No me dejes sola nunca más! -lloró
Ulises: ¡Nunca! Nunca ... lo juro.


Ulises y AinhoaWhere stories live. Discover now