Olas-2

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Ainhoa ​​parecía exhausta pero seguía presionando con todo lo que tenía.
Ulises: ¡Eso es, chivata! -Ulises mantuvo su ánimo
Ulises: ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? ¿E? -le habló para mantenerla activa
Ulises: Llevabas esa falda azul corta e hice tu foto ... La mostraremos esa foto a nuestros hijos un día ...- él puso su frente contra la de ella.
Ulises: ... cuando preguntan qué es el amor o la belleza, les mostraré tu foto ... -le susurró y ella dejó caer lágrimas en sus mejillas sonrosadas.
Julia se detuvo y evitó mirarlos.
Ainhoa: Julia? -su voz débil apenas se escuchó en la habitación
Ulises: ¿Qué pasa, Julia?
Julia mantuvo la cabeza baja.
Julia: Nada! Nada ... Intentemos de nuevo. ¡Empuja, Ainhoa!
Ainhoa ​​miró a Ulises y él asintió antes de que ella empujara nuevamente. Una gran ola hizo que el barco se hundiera un poco y luego resurgiera. Afortunadamente, Ulises la estaba abrazando demasiado fuerte y no se cayó de la cama. Julia volvió a ponerse de pie
Ulises: ¿Estas bien? -preguntó y ella asintió que sí. Se secó el sudor con la manga y se concentró en sacar a Lucia. Se escuchó un fuerte ruido, como si el barco estuviera a punto de ceder. Julia tuvo que tomar decisiones rápidas.
Julia: Creo que el barco será golpeado muy fuerte muy pronto ...
Ulises: ¿Y qué con eso?
Julia: Necesito sacar a Lucia, veo la cabeza, pero no podemos esperar a que Ainhoa ​​la empuje normalmente. No tenemos tiempo
Ainhoa: ¿No es peligroso? -dijo ella en voz baja
Julia: Sí, bastante.
Ainhoa ​​(empujando con fuerza): NO. Puedo hacerlo!-Pero nada pasó
Julia: Estás agotada ... No hay mucho que puedas hacer ... Y si estas olas nos matan a todos, ¿no quieres haber abrazado a tu hija al menos una vez? -su rostro no tenía expresión pero las lágrimas rodaban por sus mejillas.
Ainhoa ​​miró a Ulises.
Ulises: Es tu decisión.
Ainhoa ​​sabía que era una mala decisión, pero no le quedaban fuerzas, así que cerró los ojos y dijo que sí. Sintió a Julia empujando sus manos dentro de ella y arrastrando al bebé.

Un fuerte golpe en el barco apagó las luces. Ulises reaccionó rápido y encendió la antorcha.
Julia: Casi ... -murmurando
Después de unos minutos, Lucia estaba fuera
Julia: Ulises, ¿quieres hacerlo? -señaló el cordón umbilical, pero Ulises se congeló al ver a su hija por primera vez, toda cubierta de sangre y rígida en las manos de Julia.
Julia: Ulises? - el se soltó y agarró las tijeras. Lentamente cortó el cordón y se quedó con las tijeras en la mano mirando a Lucía. Julia le hizo un gesto para que no dijera nada.
Ainhoa ​​(casi desmayada): ¿Qué pasa? ... ¿Por qué no llora?
Julia: Todo bien. -se levantó, sin mostrarle la cara a Ainhoa ​​para que no viera que estaba llorando y cubriendo al bebé. Puso a Lucia en el mostrador, luchando por revivirla y Ulises se volvió hacia el otro lado para llorar en silencio.
Ainhoa: Ulises? -trató de alcanzarlo con la mano pero estaba demasiado débil. Ulises la agarró de la mano sin volverse hacia ella. Pronto tuvo que darse la vuelta.
Ulises: Ainhoa? -dijo cuando sintió que su agarre se perdía. Sus ojos estaban cerrados. Él siguió acariciando su rostro para despertarla.
Ulises: Ainhoa, abre tus ojos ... -presionó su frente contra la de ella y lloraba
Ulises: ¡Abre los ojos, carajo! Ainhoa ​​por favor, por favor, abre los ojos y háblame, dime cualquier cosa, por favor ... -siguió rogando pero indistintamente

Ulises: Si no me miras con esos ojos verdes, saltaré al mar, Ainhoa, lo juro por Dios. Ahora salgo y salto. ¿Me oyes? -masculló. De repente, los llantos del bebé llenaron la habitación, pero Ulises se mantuvo como si no pudiera oír nada, con la cara pegada a la de Ainhoa y los ojos cerrados, rezando y rogándola que abriera los ojos.

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Cho: Vilma, ¿qué haces aquí? ¡Vuelve adentro! -Cho gritó para que pudiera ser escuchado. Estaba en la cubierta con todos los hombres luchando para mantener los daños al mínimo.
Vilma: ¿Por qué saliste? ¡Estas olas te tragarán entero! -gritó ella.
Cho: ¡Tenemos que atar las cuerdas y salvar las velas! ¡Los necesitaremos cuando pase la tormenta! -siguió luchando para atar las cuerdas a un lugar seguro, Vilma se acercó a él y lo detuvo tocando sus manos. Él la miró y se dio cuenta de que estaba llorando.
Vilma: No necesitaremos las velas, Cho ...
Inmediatamente se dio cuenta de lo que ella quería decir y la encerró en sus brazos.
Cho: Qué forma tan horrible de morir ... -gritó con ella, dejando de ser fuerte. Se quedaron allí abrazados por bastante tiempo.
Vilma: Vamos adentro, a nuestro hijo ...
Cho estuvo de acuerdo y se fueron. Max corrió a la terraza para contarle a Ricardo sobre su hija.
Max: Ricardooo! Ricardooo! -gritó hasta que Ricardo y Julián se le acercaron.
Ricard: ¿Qué pasó?
Max no encontró las palabras, así que sacudió la cabeza con absoluta tristeza. Ricardo encontró consuelo en las manos de Julián y ambos lloraron.
Max: Ve a ellos ... -le aconsejó
Julian: No queda nada que podamos hacer ... Vayamos a la niña ... -acompañó a su amigo a la enfermería. Max se dio la vuelta para irse cuando vio algo flotando en el mar. Se acercó a las barandillas para ver mejor cuando la ola golpeó el barco, arrojándolo dentro.
Marinero: ¡Hombre en el agua! ¡AYUDA! -pero no había nadie alrededor

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Ulises mantuvo las compresiones en su pecho pero su corazón no latía. Ricardo y Julián entraron corriendo y se congelaron al ver a Ulises luchando como una bestia para revivirla. Levantó los ojos y miró a Julian, eran salvajes y rojos como la sangre, su rostro hinchado por el esfuerzo y el llanto.
Ulises: La maté ...- le murmuró. Ricardo se le acercó llorando
Ulises: Maté a tu hija ...
Ricardo miró a Julia, que sostenía a una Lucia que lloraba en sus brazos, y luego a él.
Ricardo: No mataste a nadie ... hijo. Le diste vida. -señaló a Lucia y fue entonces cuando Ulises la miró por primera vez desde que había comenzado a respirar de nuevo. Se dio cuenta de que estaba viva y se acercó a ella, sus manos temblorosas extendiéndose hacia ella.
Ulises: Esto es mío ...- parecía que se había vuelto loco
Ulises: Tengo una hija ... con Ainhoa ​​...- luego la recordó de nuevo y se volvió hacia ella.
Ulises: Dile a Lucia que la amo con todo lo que soy ... pero puedo ... No puedo vivir sin ella. lloró con fuerza
Julian: ¡No digas eso, hijo, joder! -Julian lo abrazó, no permitiéndole moverse para hacer algo estúpido.
Ulises: No entiendes a papá ...- cayó de rodillas mientras aún estaba envuelto en los brazos de Julian.
Julian: Sí, entiendo ...
Ulises: Me duele ... No puedo respirar ... -explicó a través de los sollozos.

Julia: ¿Oyeis eso? -solo se escuchó el llanto del bebé
Julia: ¿A dónde se fue la tormenta?
Y luego las luces volvieron a encenderse. Julia le dio el bebé a Ricardo y, lo más rápido que pudo, la resucitó con el desfibrilador. Ainhoa respiró hondo mientras jadeaba de regreso a la vida. Ulises seguía en el suelo, llorando con la cabeza gacha y los brazos de su padre sosteniéndolo.
Julian: Hijo ... mira ...- lo vio esperanzado
Ulises: No..... -respondió completamente entregado.
Ainhoa (después de unos minutos): ¿Ulises?
Ulises levantó lentamente la cabeza hacia ella, su rostro tranquilo y sereno a pesar de estar lleno de lágrimas y manchas. Se olisqueó la nariz y volvió a ponerse de pie con la ayuda de Julian.
Ainhoa: ¿Por qué no podría verte? ¿Dónde fuiste? -le extendió la mano hacia él y él la agarró con tanta fuerza como para no perderla nunca más.
Ulises: Justo aquí ... donde siempre estaré ... -la besó, manteniendo sus labios sobre los de ella ya que no podía tener suficiente.


Ulises y AinhoaWhere stories live. Discover now