Reino Maria, en el Castillo Real.
La reina Mikasa Ackerman mira su incipiente vientre de embarazo en el espejo que tiene en frente, recién ha cumplido cinco meses y apenas ha empezado a notarse su feliz estado. Jamás en su vida se ha sentido tan llena de vida y de energía. Pero como si fuera de delicada porcelana ahora que quería explorar el mundo sin limitaciones todos en el castillo parecían estar dispuestos a impedírselo, cuidándola en exceso. Su dama de compañía Hanji Zöe, no la dejaba sola a sol ni sombra y cuando ella por algún motivo debía ausentarse la sustituía su esposo, el mayordomo real, Armin Arlert. Y aunado a ellos estaban su moza particular Liz junto con su esposo Leo, y en general, todos los empleados del castillo Ackerman. Sin mencionar a su amado esposo, que prácticamente la trataba como si fuera de cristal, la mayor parte del tiempo dado que la pasión que los consumía el uno por el otro era difícil de contener en ocasiones. La actitud de su muy adorado Rey en un principio le resultó halagadora y hasta romántica, per en este punto de su preñez tanta inactividad empezaban a ponerla ansiosa.
El reino Maria estaba mas que feliz por las nupcias de su rey y para hacer aun mayor la alegría del leal pueblo, su reina pronto les daría un heredero. Pero más allá de la felicidad de su reino, el soberano de Maria era el mas feliz de todo el lugar. Desde que su esposa había entrado a su vida, el mundo que siempre le pareció apagado y gris, por fin cobraba color y sentido. Deseaba cambiar el continente entero de Rose para que cuando su hijo o hija llegara al mundo, encontrara un lugar mejor. Para esto había creado una nueva alianza con su nuevo hermano, el emperador Eren del Sagrado Imperio de Xian, para lograr reparar todos los errores cometidos por en el pasado. Era relativamente poco lo que habían empezado a hacer, pero el rey Levi Ackerman del Imbatible de Maria estaba seguro de que lo lograrían, pues ambos compartían el sueño de un mejor lugar para la próximo miembro de la casa Ackerman y de la sagrada casa imperial del loto sagrado.
El rey Levi contemplo a su esposa orgulloso. Siempre logro sorprenderlo, pues él que estaba seguro de que no había posibilidad de que hubiera mujer más bella en todo el continente, se asombró al comprobar que su esposa embarazada era sin dudas sublime, tanto que podía toda la vida quedarse solo contemplándola.
Aun no podía creer que hubiera podido vivir sin ella, aun no podía creer que el compromiso que tanto había aborrecido le trajera a la otra mitad de su alma. Eran raras la vueltas del destino, pero sentía que todo había valido la pena si en su camino se hallaba la hermosa visión de su esposa esperando a su primer hijo. – ¿Adorada Mocosa no deberías estar en cama? - El soberano de Maria miro con el entrecejo fruncido a su mujer. - Levi estoy embarazada no enferma, y a menos que planees algo muy interesante que hacer en nuestra cama no me interesa en absoluto regresar allí. - La reina de Maria veía a su esposo con una mirada coqueta mientras que el soberano de Maria se sentía muy tentado a aceptar la indirecta de su amada. Desde que la Reina Mikasa había confirmado su embarazo se había vuelto sumamente insaciable en lo que respectaba a las demostraciones de amor que tenían en privado. - ¿Mocosa es que quieres matarme? Si mal no recuerdo estuvimos juntos en esa cama durante toda la noche, parte de la madrugada y hoy me levantaste temprano para continuar. Me siento halagado y a punto de una grave deshidratación. - Su esposa lo miraba fijamente para luego lamer muy lentamente sus labios, esa expresión siempre lograba que el rey Levi bajara sus defensas e hiciera lo que le pedía. - Bueno, pero si tu insistes quien soy yo para negarme mocosa. - El rey Levi dijo esto mientras empezaba a desnudarse...
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Había una vez una reina
FanfictionEl amor logró crecer a pesar de todos los obstáculos pero ahora el pasado llega a tratar de quebrar la felicidad conseguida. ¿Podrá el amor una vez más sobrevivir a pesar de la maldad? Continuación de Había una vez una princesa. Personajes propiedad...