Publicado:18/08/2019
8:30 P.M
-¿Así que el plan está en visitar a tus padres?- Habló Robín, un chico pelinegro y de rostro aburrido, que se encontraba en los asientos traseros del auto con sus amigos.
-¡Dios, conocer a mis padres nos es tan malo!- Habló el chico que conducía apenas el auto, Jonathan Johnson, el mayor de los hijos de su familia, un chico alegre.
-¡Robín, son tus futuros suegros!- Se mofó la voz femenina de la chica.
-Bla,bla,bla ¿¡Más bien dime cuando te vas a hacer oficial tu relación con Jean!?- respondió Robín, que luego fue empujado por el chico que se sentaba a su lado, Jean, el más alto de los cuatro.
-Llegamos-Cortó las bromas Jonathan parqueando su carro al lado de una casa bastante bonita. Rápidamente todos salieron del auto, Jonathan, salió primero y le abrió a Alexa, la chica del grupo.
-¡Hermano! –Gritó un pequeño niño -¡Hijo!- Luego siguieron lo voces de sus padres que lo recibieron con abrazos.
-¡Llegan a tiempo para la parrillada!- Dijó la mujer de edad.
Esa tarde fue buena, sin dudas la mejor para los Johnson, el cuarteto de amigos se quedaron a dormir allí y disfrutaron de la tarde.
-¡Hey, chicos! ¿Qué haremos entonces este mes? Porque no me voy a quedar aquí en tu casa nada más, eh, Jonathan.- Alexa habló mientras miraba su celular acostada en la cama.
-¿Y sí acampamos?- Propuso Jean.
-¡Me parece bien, le entro!- Grito robín quien estaba sentado en la otra cama que parecía ser del hermano menor de Jonathan.
-Creo que tendré que consultarlo con mis padres-Dijo rascándose la nuca Jonathan. Sus amigos enseguida le abuchearon y se burlaron de él.
No fue hasta la semana después de que decidieron ir realmente al campamento. Todo estaba listo.
-Chicos, no voy a poder ir, mis padre me prohibieron ir al bosque-Habló
-¡Oh, vamos! Eres independiente tienes 23 años, no vives con tus padres, ¿qué importa que digan?- Gritó Robín
-¡Ese es un terrible consejo! Jonathan, no pasa nada, hazles caso a tus padres. Además vamos a volver en una semana, nada grave- Habló Alexa con una ternura en su voz, mirando de forma cariñosa a su mejor amigo. De por medio se escuchó el gruñido de Jean.
-Nos vemos dentro de una semana- Despidió cortando todo Jean, Jonathan asintió.
-Sí, chao- Contestó. Esa noche la familia Johnson, exceptuando él, se quedó en la casa del tío abuelo.
-Casa sola- Susurra cerrando la puerta tras de sí. Enseguida se fue y encerró en su habitación, con una gran idea en mente.
Tecleó en su computadora una página dónde comenzó a chatear con un viejo usuario de confianza, la verdadera razón por la cual él había venido a esta ciudad era para poder invocar a 'Jeff The Killer', ya que las posibilidades que el acudiera a su llamado fueran mayores, él no creía en eso, sólo quería desmentir lo que decían sus amigos acerca del asesino que merodeaba en su tierra natal.
Leyendo foros descubrió cómo debía hacerlo y así inició. Dos cuchillos de cocina y fósforos, con sólo eso bastó, cerró todas las puertas y ventanas y se encerró en el baño. Se sonrió así mismo mirándose al espejo, colocó los cuchillos en el lavado y en cedió los cerillos, susurró tres veces y suave "i so beautiful". Espero durante un rato, pero jamás paso nada.
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-¡Jonathan! ¡Escúchame!- Gritó Alexa, entrando a la casa como si fuera suya corrió rápido a la habitación del nombrado tocando la puerta desesperadamente. Al cuarto día de la invocación fue que sucedió esto.
-Dios mío, niña, ¿pero, qué te pasó?- Preguntó la mujer mayor, mirando a la chica correr y golpear desesperada la puerta de la habitación de sus hijos.
-¡Hombre sin cara!- Gritó para luego comenzar a llorar, desesperada. Jonathan abre la puerta lo más rápido que puede, parece que recién salía de la ducha.
-¿hombre sin cara? ¡Oh, Dios! ¿¡Hijo no les dijiste!?-La madre mira a su hijo negando repetidamente.
-¡Creí que eso de Slenderman era un leyenda falsa para asustarme y que no fuera!-Grita el chico angustiado observando a como la chica lloraba y temblaba y miraba a su amigo tan pálida y asustada como se podía.
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-¡Qué delicioso es esto!- Gritó eufórico tallado sonrisas en los rostros de sus víctimas, en plena matanza sintió una corriente pasando por su cuerpo, Jeff frunció el ceño, pero luego sonrió.
-¡Mi fans, quiere que yo les haga el honor de matarlos, que honrado me siento!- Habló para sí mismo, mientras terminaban de rajar con su fiel cuchillo la sonrisa en la cabeza decapitada de la mujer que tenía en manos.
-¡oh! ¿Miren que hora es? ¡Hora de dormir!- No mucho después de que dibujó con sus manos su gran frase en la pared escuchó como el sonido de la sirenas se acercaban- YYYY... Hora de irse- vaciló entre risas, para escapar sin miramientos por la ventana.
Corrió hasta que sus pies se cansaron, muy lejos de las sirenas de policía.
-Mierda... creo que necesito alcohol- Susurró, mirando a su alrededor, caminaba por un callejón poco poblado, conocido por ser el callejón de la muerte por la gran cantidad de criminales que pasan allí. Sus pies que se encontraron cansados le fallaron dejándolo caer cerca de unas bolsas de basura.
Jeff instintivamente olfateó y se vio sorprendido al mirar como la figura de un encapuchado de negro caminaba muy cerca de su dirección.
Jeff trato de tomar fuerza y colocarse a la defensiva de quien se le acercará. Cuando el encapuchado volteó a su dirección Jeff miró fijamente la máscara azul. "Ese bastardo otra vez" pensó el pelinegro.
El otro sólo volvió a voltear su vista al frente ignorándolo. El asesino se levantó del suelo y caminó en dirección del otro, tomando igual un poco de distancia.
-¡Hey, pedazo de mierda!- Llamó su atención. Él alzó su cuchillo amenazante.
-Eyeless Jack- La voz carraspeó seca y forzada, horrible para el oído. El de negro se enfrentó cara a cara con Jeff, quien estaba a punto de arremeter contra él.
-Nos volvemos a ver- Sonrió grande, dejando ver sus dientes, cuales tenían un color ligeramente amarillos.
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Hasta que nos volvamos a ver [Eyeless Jack X Jeff the killer]
RastgeleJeff suele aburrirse con facilidad, quizás estar sólo todo el tiempo es el gran problema. Quizás deje de ser un problema después de hacerse amigo de Eyeless jack. ¡YAOI!