Observo a mi alrededor con cara de asco. Me chupa un huevo lo que piense la gente de mí, de verdad que me da igual. No soporto que se crean mejor que otras personas solo por tener dinero. Seré pobre, pero vivo con la cabeza bien alta.
-No me toques los cojones- le grito a mi madre cuando se acerca a mí una vez más para pedirme dinero- no pienso darte más puto dinero para que te lo gastes en droga.
-Soy tu madre.
-No, no lo eres- si me lo repito veinte veces quizás hasta yo me lo crea- hace mucho tiempo que no lo eres.
Desde los diez años me gustaría remarcar. Pero no lo hago porque paso de malgastar mi tiempo con ella. No entrará en razón de todas formas. Y por mucho que me gustaría tener una vida tranquila y sin problemas, no se puede, esta es mi jodida vida. Una puta vida donde me ha tocado ser la mala de la película.
- ¡Vuelve aquí!
Sin girarme siquiera para mirarla a la cara me largo de esa casa, no pienso permitir que me vea el pelo ni una sola vez más. Hasta luego, o más bien hasta nunca. Que te jodan bruja de mierda.
De esto ya hace cuatro años, pero lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Me largué con solo diecisiete años, dejando atrás todo, mi colegio, mi familia, mis amigos. Solo quería empezar una vida nueva, y así lo hice.
Una noche como otra cualquiera acabé en un bar bebiéndome todos los licores posibles, claramente esa era mi intención. Beber hasta que me dejase de doler esto que sentía en el pecho y que desde hace tiempo no latía.
-Si sigues bebiendo así vas a acabar potando- escuché una voz varonil a mi lado así que giré la cara para encáralos y vi que claramente era un hombre apuesto, pero mucho más grande que yo.
Es sexy, sexy como el infierno. Dejaría que me empotrara contra los rincones de cada uno de los restaurantes del mundo. Menudo tío. De verdad que están en peligro de extinción y tengo la suerte de tener uno frente a mis ojos.
-Gracias por el consejo que no te he pedido- sonrío falsamente escuchando su risa que eriza mi piel.
-Con garras, me gusta.
Ruedo los ojos porque será sexy, pero me la puto pela. No tengo tiempo para hombres, o bueno si lo tengo, pero solo para tener sexo. No me interesa nada más de ellos, no tengo tiempo para estas tonterías.
-Estas garras saben dar unas buenas hostias.
-No tengo dudas de ello- afirma sonriendo- un Martini con hielo.
El silencio reina entre nosotros hasta que la camarera le pone el vaso frente a sus ojos, yo simplemente indico que me ponga otro antes de darle le vaso vacío. Escucho la risa sexy del hombre a mi lado y lo encaro, pero me pilla por sorpresa ver que él ya me está mirando.
- ¿Algún puto problema?
-Tienes la boca muy sucia.
-Mientras no tenga otras cosas, no veo el problema.
-Graciosa, boca sucia y sexy- habla despacio mirándome de arriba abajo- interesante.
-Baboso.
Vuelve a reírse y sinceramente no me considero la tía más simpática del planeta, no se que le pasa a este pavo, pero desde luego si quiere follarme lo puede conseguir sin mucho esfuerzo porque mis bragas ya están mojadas por él.
De verdad, no entiendo porque los hombres más sexys son los más grandes. Claramente este señor me saca varios años de diferencia, pero no puede importarme menos.
- ¿Cómo te llamas?
-Chloe.
-Tienes nombre de muñeca, y estás igual de buena que ellas.
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EFÍMEROS DIAMANTES { #2 Triología Diamantes }
Teen FictionMía y Derek han conseguido vencer todos y cada uno de los obstáculos que se interponen en su amor, o al menos eso piensan ellos. Chloe está hecha un lío en su vida, solo tiene claro un pensamiento: lo ama y no quiere ser su juguete sexual. A veces...