JULIÁN

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Recuerdo el momento en que la vi por primera vez como si hubiera pasado hace un puto momento. Era la chica más guapa que había visto en mi puta vida, alguien inalcanzable, con esa actitud de seguridad y firmeza, que la caracterizan.

Tenía claro que iba acercarme, pero también tenía claro cual era mi propósito: tirármela. Quien me iba a decir a mí, que las cosas cambiarían tanto.

"Está buenísima, tiene que tener alrededor de unos veintidós o veintitrés años. Es sin duda una de las mujeres más guapas que he visto nunca.

Claro que me interesa para el negocio, pero también para que esté en mi cama lo más pronto posible. Gilipollas no soy.

-Tiene pinta de ser difícil, pero quizás si se lo propones, forma parte de las Diamantes- interrumpe mis pensamientos el gilipollas de Rodri, mi mejor amigo.

Lo miro antes de volver la vista a la chica que me ha cautivado con esas piernas de infarto, ese pelo negro y esos ojos azules que parecen dos océanos.

-Es probable, sabes que puedo conseguir todo lo que me propongo.

-Lo sé hermano, lo sé.

Acabo mi chupito de golpe y me acerco a ella dispuesto a conseguir todos mis logros, aunque si en el camino me llevo un beso o un buen polvo, eso que me gano."

Desde esa noche no pude sacármela de la cabeza, razón por la que cuando la vi aparecer unos días después, supe que no tenía que pertenecer a este mundo, que tenía que alejarla, y la forma más fácil de lograrlo, era hacerle sentir que para mi, es una más, alguien con quien he tonteado sin más. Sin ningún tipo de importancia.

Claro que la vi irse del bar casi llorando, claro que me di cuenta de su decepción, pero no podía importarme menos. Era una puta niña, una niña que no iba a joderme los planes.

Era un hombre, fuerte, valiente e independiente, que suficientes movidas tenía en la vida, como para encima encargarse de la misión de desvirgar a una jovenzuela. Va a ser que no.

Pero la vida era jodida, y si alguien sabía eso, era yo. Es así como tuve que aguantarla años trabajando conmigo y cada puto día, se me hacía más difícil la tentación.

"Me meto una raya más, deseando que la imagen de Chloe con un hombre morreándose, se me vaya de la cabeza, pero es misión imposible, no hace más que repetirse una y otra vez el mismo escenario.

Estoy jodidamente celoso, y no debería estarlo, porque no es mía y nunca lo ha sido. No la he tocado en la vida, y en cambio, me hace empalmarme con solo mirarme. En la vida me había pasado con otra mujer.

EFÍMEROS DIAMANTES { #2 Triología Diamantes }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora