37: "Eres muy valiente"

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El parque está repleto de gente, tanto adultos, como niños, pero todos tienen un punto en común: están disfrutando al máximo.

Julián mantiene la vista fija en Adam, que va unos pasos delante de nosotros saltando, cantando y disfrutando como todo niño pequeño debe hacer.

Estoy feliz de estar aquí con ellos, haciendo algo tan simple como pasear. Lo que lo hace realmente maravilloso, es la compañía, a pesar de que mi pareja no esté muy comunicativo que digamos.

-¿Podrías decirme algo?

-¿Qué quieres que te diga?- pregunta sin dirigirme si quiera una mirada.

Pensaba que habíamos dado un paso adelante, pero parece que todo ha formado parte de mi imaginación, por que no ha sido así.

-Lo que sea.

-Lo que sea- repite.

Ruedo los ojos ante su broma de mierda, no me hace ni puta gracia que esté cabreado conmigo, mucho menos que me vacile en una situación así, donde estoy dejando mi orgullo de lado por él. Como siempre, que mi punto débil es este ser cruel y buenorro.

-Que gracioso.

-Eso dicen.

-¡Papá, Amiga Chloe!- grita el pequeño acercándose a nosotros- ¿Podemos comer allí?

Sigo la dirección de su dedo y va directo a un puesto de perritos calientes. El típico hombre que va con un carro, se sitúa en mitad del parque, y vende comida chatarra por un par de euros.

No voy a ser yo la que le diga que no, por que si tengo que alimentarme mal, soy feliz, en cambio su querido padre, no creo que piense igual. Le paso la pelota a él, me mantendré callada hasta que diga algo.

-Enano, mejor otro sitio, ahí no hay ni donde sentarse.

-¡Podemos en el césped, y hacemos un picnic!- salta emocionado ante la idea que acaba de tener-¿Verdad que si amiga Chloe?

Miro un segundo a Julián, pero al ver que ni siquiera me está observando, hago lo que he dicho que no iba hacer: meterme.

-Me parece una idea estupenda pequeño- esta vez si noto que el padre me está mirando, pero soy yo la que no lo mira a él- por mí, no hay problema.

-¡Bien!

-Está bien, si es lo que queréis.

Me encanta tanto como le permite a su hijo esas pequeñas cosas que los demás jamás serán capaces de ver por su carácter fuerte e imponente.

>>¿Tenéis hambre ya, por eso?

Veo al enano negar con la cabeza seguro, y sinceramente yo tampoco tengo muchas ganas de meterme esa salchicha en el cuerpo ya.

Ha quedado muy sucio, cualquiera que me escuchase, pensaría mal, muy mal.

-Yo tampoco.

-Pues vamos a las barcas primero, que habrá menos gente ahora.

-Perfecto.

Nos encaminamos despacio, disfrutando de los rayos de sol, del paisaje, de la gente que nos rodea, de todo. Es un buen día para dar un paseo en pareja, para salir con los hijos, para hacer deporte o simplemente desconectar un par de horas de la sociedad.

-Ir subiendo, que voy a pagar.

Lo veo alejarse antes de notar como el enano coge mi mano derecha, esperando a que sea yo quien inicie el camino hacia la barca.

-Vamos- le digo empezando a caminar- la barca nos espera.

Noto como aprieta un poco mi mano de forma involuntaria, en signo de exclamación o efusividad. Este niño es tan fácil de complacer, que da felicidad, ver como cosas tan simples, le generan una sonrisa.

EFÍMEROS DIAMANTES { #2 Triología Diamantes }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora