13: "Con mi conquista"

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En cuanto suena el despertador quiero morirme. Quiero que esta mierda de día que me espera se acabe pronto. Y es que soy la única que adora el ejercicio físico con tantas fuerzas, pero una cosa es eso y otra es que me maten para que sude lo más grande y entonces adelgace todo lo que he comido el día anterior.

Encima nos pesarán y lo odio. No por nada en particular, me la suda completamente mi peso, yo mientras me vea bien a mí misma, un número me la trae floja. Pero que alguien te juzgue por esa mierda de número y te diga que alimentos comer porque estás más "gorda" que la semana que viene me toca la polla.

-Cállate de una puta vez- susurro apagando el maldito despertador que está sobre mi mesilla de noche- que pesadilla tío.

- ¡Arriba!

La voz de Mía me acaba de romper los tímpanos. Por la mañana no suelo tener buen humor, bueno ni por la mañana, ni por la tarde ni en ninguna maldita hora a la que me tenga que despertar. No me gusta y nunca me gustará.

- ¡Ya voy, no grites loca!

- ¡Pero si estás gritando tú también!

Ruedo los ojos porque tiene razón, pero no lo admitiré. Odio no tener la razón, para que negarlo, me encanta que la gente admita que se ha equivocado y que una vez más quién iba bien encaminada soy yo.

Sin contestarle a voces me levanto de la cama y me miro de pies a cabeza. Menudas pintas. Llevo la misma ropa que ayer, por que no fui capaz ni de quitármela, solo me tumbé en el cómodo colchón que marca el centro de mi habitación y fingí durante un rato que todo lo que pasó ayer no ha ocurrido en realidad.

Es más fácil negar algo si primero te lo niegas a ti misma unas cien veces. El truco que siempre utilizo y suele funcionarme a la perfección.

- ¿Chloe? - escucho el susurro tras la puerta de Roxy- es tarde, si no sales ya no te dará tiempo a almorzar.

Abro la puerta y me la encuentro con esa sonrisa angelical que marca su adorado rostro repleto de pecas y me llama la atención el moño que lleva en la cabeza recogiendo todo su pelo naranja.

-Ya estoy zanahoria, no te preocupes, de todas formas no quiero almorzar.

-Tienes que comer algo, sabes que la mañana será intensa.

-Vale- digo simplemente sonriéndole mientras camino descalza hacia la cocina después de haberme cambiado la ropa y ponerme la de deporte en cuestión de segundos.

En cuanto entro por la puerta observo a la rubia del grupo comiendo un bol de cereales integrales con yogurt natural, algo básico que estaría buenísimo si al menos lo pudiera acompañar con un poco de azúcar o fruta. Así solo no tiene ni sabor, lo odio.

-Buenos días- le saludo revolviéndole el pelo, cosa que odia con todas sus fuerzas.

- ¡Ai! Que me despeinas.

-A, ¿Qué te habías peinado? Pensaba que no, como llevas esos pelos de loca.

Me saca la lengua y me río antes de robarle un cereal y meterlo en mi boca, pero al instante lo escupo al notar lo malo que está. Madre mía no sé como puede comerse esto, para mí es pura paja.

>>Joder que malo está. Vas a morirte envenenada si sigues comiéndote esta mierda rubia.

-A mí me gusta- se encoge de hombros como si no fuera la gran cosa- he probado cosas peores.

-Hay pollas malas, en eso te doy la razón.

Al momento noto como la leche sale por su fosa nasal y me quiero partir de la risa en su cara, pero en vez de eso, alcanzo un papel de cocina y lo tiendo en su dirección para que pueda limpiarse el rostro. Me encanta picarlas, es mi pasatiempo favorito.

EFÍMEROS DIAMANTES { #2 Triología Diamantes }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora