Recalienta||Joerick||Terminada||

I

Luego de armarse de fuerzas y meditarlo toda la noche el ojiverde decide acercarse a Zabdiel que se encuentra en el centro de la cafetería.

Al estar a pocos pasos de el pensó que hubiera sido mejor idea hacerlo de forma más privada, en caso de que dijera que no pero probablemente quedaría más estúpido volviendo.

—H-hola Zabdiel- murmuró el cubano ya cerca suyo.

—¡Hola...!- saludo animadamente el rubio, más se detuvo al darse cuenta que no conocía su nombre.

—Erick ¿no?- dijo uno de los amigos de Zabdiel, que miraba atentamente la escena, en cuánto vio al ojiverde asentir se levantó- voy al baño.

—Hola, Erick- saludo el rubio nuevamente rodando los ojos internamente.

Odia que todos crean que pueden hablarle, aunque no tiene más opción que ser amable ya que esa es la imagen que quiere mantener.

—Y-yo eh me preguntaba s-si- el rubio intentaba no rodar los ojos por lo molesto del menor- me podrías dar tu número, y n-no se, ser ¿amigos?- decía bajito mirando hacia abajo casi escondiendo la cabeza en sus hombros.

El mayor trato de pensar rápidamente que excusa poner para no pasarle lo que pedía, voleando a todos lados hasta que una persona iluminó su mente.

—Anota- dijo sacando su celular- disculpa, no me sé mí número porqué lo cambie hace poco- río.

[🥑]

E: Hola, Zabdiel, soy Erick.

El rizado se levantó confundió de la cama, sentándose en esta sin entender porqué el lindo chico de ojos verdes le estaba escribiendo pero llamándolo por el nombre de su amigo, al que opto por llamar.

—¿Por qué me escribió Erick llamándome por tu nombre?- cuestionó una vez que antendio.

—¿Quién?- cuestionó el rubio al otro lado de la línea.

—El chico de ojos verdes que te hablo hoy, antes que yo fuera al baño.

—¡No te enojes!- rogó- me pidió mí número y yo no sé lo quería pasar, no me juntó con gente como el- el rizado suspiró, ya tendría esa charla después, y corto la llamada.

Volvió a abrir el chat encontrándose con una foto del menor.

E: Tal vez no me recuerdes, soy yo.

El rizado no pudo evitar sonreír ante la imagen sin camiseta del menor, que claramente no lo hacía de forma provocativa.

El rizado se sacó la camiseta que llevaba puesta y se paró frente al espejo para tomarse una foto con el flash que no permitía que se le viese la cara.

J: Si, te recuerdo:).