Hace 2 años estaba saliendo con una amiga a la que quería darle mucha ensalada, para que conservara su linda silueta. Fuimos a un restaurante, porque cuando uno está de conquista, gasta cualquier energía en salir y hueiar en partes que uno no quiere, pa' cuando la relación ya se normaliza, terminar echados todo el día en cama, comiendo papas fritas y rolls. ZIONO.
Nos sentamos y mientras nos traían la carta, en la mesa de al lado, se sentó una muchacha rubia muy linda y que miraba para todas partes como nerviosa. Yo le puse atención porque siempre pienso que cuando alguien está nervioso en público, significa que algo bueno va a pasar. La mesera nos trajo la carta y pedimos unas bebidas por mientras nos decidíamos. Mientras conversaba con mi cita, me doy cuenta que llega alguien y se sienta en la mesa de al lado y le puso oreja. Era un enano y llegó disculpándose porque se estaba duchando y se le cortó el agua. La mina rubia lo quedó mirando como muy sorprendida. 2 cosas me parecieron llamativas: primero, excusa culiá horriblemente mala, si erís un enano, no sé... si dejaste agua en la tetera te alcanza para bañarte unas 3 veces fácil; y segundo, el enano venía tan afeitado y mononito, que parecía guagua. Onda, un pendejo de 8 años, fácil.
No pasaron ni 5 minutos, cuando la mina rubia le dice al enano.
-¿Sabes qué, Fernando? Me voy. Yo no sabía que eras un enano y me parece de muy mal gusto que hayas usado otra foto de perfil que no eras tú.
-Pero Camila, entiende que me daba vergüenza...
"La mansa cagá" pensaba yo, mientras me tomaba mi Kem heladita.
En eso llegó la camarera a la mesa de la rubia y el enano, con una carta que le entregó a la rubia y un montón de hojas coloreables, un tarrito con lápices y un vaso de Coca-Cola cortesía de la casa.
No sé cómo lo hice para sobrevivir a ese ataque de risa y poder respirar lo suficiente para no morirme ahí mismo. Además, que yo soy escandaloso. La rubia se puso más nerviosa y se puso roja. Mi cita me empezó a retar porque me estaba riendo muy fuerte. A mí eso me dio más risa y me trapiqué y empecé a toser súper fuerte. Y el enano, se bajó como pudo de su silla y empezó a gritar. Que la atención era horrible. Que cómo se permitía esa falta de respeto... y claro, yo la cagué más porque le dije a la rubia "amiga, pásale la servilleta de género y dile que es su tuto, pa' que no huevee más".
Enano de mierda se enojó y se me acercó, pero me dio más risa porque el enano no pasaba la altura de la mesa y lo único que se escuchaba era su voz. Entre las risas, me logré calmar y le dije al enano: "Amigo disculpa por las molestias, en serio. Mira como acto de buena fe, te pago yo el almuerzo, pero tenís que comerte el menú infantil".
Enano de mierda agarró 2 vasos de la mesa y me los reventó en la cabeza.
Ahora, yo no diría que fue un precio tan grande que pagué, para la mejor cita que he tenido en mi vida.
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6 años de imbecilidades
De TodoEl conjunto de todas las historias largas y no tan largas, escritas a través del tiempo que llevo en el blog y puestas en una sola publicación.