LA PRIMERA SEÑAL VINO DEL ORIENTE

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1 día antes del incendio: Lia Shirai

Durante algunos meses, he estado tratando de averiguar más a fondo sobre Tanken Sanguis. La biblioteca del instituto era bastante grande, y buscar un libro allí no era tan fácil que digamos.

Leí uno de un autor llamado Erick Williams, el cuál explicaba que había más de un Sanguis en la tierra, y q si yo estaba leyendo este libro, era porque ya había encerrado al Sanguis de Norteamérica en algo llamado "La Urna de Legiones".

Desde el primer día que llegué aquí, me han mantenido aislada del mundo exterior, y aunque los domingos podíamos salir a visitar a nuestras familias, mi madre me encomendó nunca salir del lugar por precaución. Todavía recuerdo q el día después de la muerte de mi padre mi madre hizo mis maletas, las dejó a la puerta de la casa, y me despedí de ella y de Iwon con muchas lágrimas, diciéndome q tarde o temprano Sanguis iba a volver y q debía entrenar para evitar alguna otra tragedia. Mi madre y mi hermano se mudaron a Yokohama a vivir una temporada con un viejo amigo de mi padre llamado Satoshi.

Así que... no sé qué más decir. Sólo q odié a mi familia unas semanas por alejarse de mí cuando más la necesitaba. Ya no han vuelto a llamarme, ni yo a ellos. Unas dos o tres veces a la semana telefoneaba con mi hermano menor para preguntarles cómo les ha ido y cómo está mamá, pero le ordeno q no le diga a mamá que hablé con él. Por las noches salgo a caminar hasta un escondite en el q entreno con las armas q mi padre me entregó. Me he vuelto bastante buena con la nagigata, con los nunchackus, y lanzando dagas arrojadizas. Pensaba que iba a encontrarme cara a cara con Tanken Sanguis en estos días

Y no me equivoqué.

Estoy en clase de computación, rodeada de chicas y chicos hablando y molestando. El profesor está igual de aburrido q nosotros. Yo me mantenía mirando la ventana, ya no respondía ninguna pregunta así como en mi otra escuela sólo si me preguntaban. Cuando estaba distraída en mis pensamientos, el profesor me lanzaba un lápiz para q pusiera atención.

Qué rabia me daba eso. De 29 estudiantes molestando en clase era yo la más regañada.

Pero hoy un chispazo me llegó a la mente. Averigüé más sobre Erick Williams, y descubrí que su familia tuvo muchas investigaciones sobre casos paranormales a lo largo del siglo XX. Entonces, con mucha estrategia y cálculos logré reconstruir el árbol familiar de la familia Williams. Erick Williams tuvo un hijo llamado Arthur. Éste tuvo una hija con Shayla Anderson, pero ella murió en el parto. La hija de Arthur se llama Sarah Williams, y precisamente en una plataforma descubrí que Sarah Williams es buscada por robo y homicidio al fiscal de policía de Seattle Sebastian Carson, y el agente Chuck Taylor. Se dice q escapó con dos criminales llamados Philip Clinton y Joe Seymour, también prófugos de la prisión San Quintín.

Con mis conocimientos técnicos, logré rastrear el celular de Sarah Williams, y parece estar en un motel cercano a Ellensburg.

Entonces deduje q ellos debían estar involucrados en el caso de el Sanguis de Norteamérica. Y era mi deber ir a buscarlos.

Después de planear una estrategia para salir de aquí, hice unas cuántas cositas ilegales para conseguir un boleto rumbo a mi destino. Sólo era cuestión de crear una distracción, salir del instituto, y tomar el avión rápido para q la policía no empezara a investigar.

8 de la noche...

Me vestí con un suéter azul, un saco de lana negro, pantalones vaqueros informales y converse. Metí todas las armas en la misma mochila en q me las entregaron. Estoy lista para escapar de este maldito lugar.

Salí de mi habitación, y caminé por el pasillo en silencio. Calculé las horas q los profesores salían a rondar por el pasillo para vigilar. Camino lentamente por el pasillo y bajo por las escaleras, pero cuando voy bajando al final de los escalones, me pongo las manos en la boca para evitar gritar.

Una de las estudiantes yacía degollada en el final de las escaleras, repoyada en la pared. No logré reconocer quién era, pero en sus ojos se veía una agonía y angustia infinita. Le tomo la mano.

L: Quién te atacó??

Cada vez empezaba a quedarse sin aire. Con su último aliento de vida, señaló debajo del candelabro.

- E... Él...

La sangre me hierve cuando veo a Lao con una mano huesuda con garras de las q chorreaba sangre.

TS: Te he encontrado, pequeña Lia.

En mi bolsillo tenía una pequeña daga arrojadiza. Con una fuerza y velocidad increíbles le arrojo el proyectil. Logra clavarse en su abdomen, pero mágicamente su cuerpo se hunde y desaparece.

TS: Eso fue estúpido.

Su rostro se convierte en el de Sanguis. Mira hacia el candelabro, el objeto empieza a temblar. Noto que el suelo está cubierto de lejía y gasolina. El candelabro bota chispas y cae con un ruido estruendoso. En cuestión de segundos, todo empezó a arder.

Cinco minutos después, Tanken ha escapado, haciendo que el edificio entero arda en llamas. Logro escapar, pero aún así, mucha gente muere quemada.

Media hora después, estoy montada en un avión, rumbo a Ellensburg. Un sentimiento de culpa me invade. Pude haber salvado a mucha gente. Pero no lo hize.

No importa. El viaje era largo, así que tomé una de las cobijas y empezé a dormir.

LEGIÓN SANGUIS- LA BÚSQUEDA DE LOS ELEGIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora