EL ULTIMO MENSAJE DE PHILIP

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Narra Jack Clinton:

Estamos en el bosque, a unos cuántos kilómetros de la montaña destruida. Hemos hecho todo lo posible para evitar el contacto con los miles de helicópteros, camiones de bomberos, vehículos de fuerzas armadas y adrede, los cientos de reporteros y canales de noticias que han llegado al lugar. Por fin se ha manifestado

Me sigue doliendo que ni siquiera pudimos enterrar el cadáver de mi hermano.

Todo este asunto de los Sanguis y los seres cósmicos me han sido de gran pesadez para mi cabeza. Dudo que muy pocos sean capaces de soportar esta porquería de asunto.

Nos desplazamos en silencio, alejándonos del panorama. Todos tienen una expresión de tristeza y dolor, como si a cada uno le hubieran partido el corazón en dos. La que más me preocupa es Sarah, que suelta lágrimas como si no hubiese un mañana.

J: Un grande se nos acaba de ir. Alguien imprescindible para todos. Debemos asegurarnos a toda costa de limpiar el nombre de Philip.

LS: Claro, ¿pero cómo lo haremos?

JM: Bueno, supongo que el futuro nos dirá si al fin dejarán de molestarnos. Como decía mi padre: "Es mejor que el futuro sea definido por la razón en el corazón del hombre".

Mayra le toma la mano a Joshua, le sonríe al chico, y él a ella también.

MP: Qué frase tan sabia es.

JM: Je, gracias.

Seguimos mirando el sol, que empezaba a salir tímidamente entre las montañas.

AZ: ¿Bueno...y ahora qué hacemos?

JA: ¿Sabes? Hoy por fin siento que no sé lo que vamos a hacer. Aunque creo tener algo que nos ayude a vivir tranquilos por un tiempo.  

Abro la maleta que todavía conservaba después de la batalla. Dentro había una pequeña cajita que contenía unos dispositivos especiales, unas bolitas plateadas  con un círculo brillante en la mitad , y le entregué una a cada uno.

JA: Antes de dar con ustedes, diseñé estos pequeños disruptores de seguridad. Mientras lleven esto, ninguna entidad de seguridad como la CIA u otros va a rastrearlos. Son como mini computadoras que desvían la señal de los satélites para que no den con nosotros en caso de que querramos ir a algún Walmart o a alguna ciudad densamente poblada. 

MA: Vaya, por Alá que sí que eres un maldito genio.

JA: Siempre supuse que me metería en líos legales y sería un fugitivo. 

Mientras los chicos discuten entre sí, me acerco  a Sarah, que está alejada del resto, llorando sentada en un tronco caído. Le tomo la mano, está bastante fría, un poco manchada de sangre. 

S: ¿Crees que pudimos haberlo salvado?

Ahogo un suspiro, esa pregunta me dolió mucho más de lo que creía. Sus bellos ojos mostraban ahora una enorme sensación de culpa, como sintiéndose responsable por lo que había sucedido.

JA: Lo que pasó no fue culpa mía o de él, ni siquiera tuya. Él no se hubiera tranquilo de saber que tú estarías a salvo, al igual que yo y los elegidos. 

S: ¿Eso crees?

JA: Le importabas. Eras valiosa en su vida,  y él te amaba inmensamente, tanto que....

S: ¿Tanto qué cosa? 

Por un momento me detuve en seco. Lo que estaba a punto de hacer era una de las cosas más difíciles que iba a hacer en mi vida. Saco el sobre que Philip me había entregado minutos antes de su partida. Me levanto, tomo aire y se lo entrego. Sarah me mira, algo confundida con los ojos llorosos.

LEGIÓN SANGUIS- LA BÚSQUEDA DE LOS ELEGIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora