Especial 5. Tú Me Complementas

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Decir que el comienzo de su relación fue fácil sería mentir, ambos eran completamente diferentes y no se debía precisamente a su físico, sino que tal vez a su forma de ser, sus costumbres e incluso la religión los separaba y creaba una brecha entre ambos.

En la vida de Sam siempre existieron creencias religiosas estrictas, incluso si él era uno de esos motivos que rompían estas sin ser consciente... "Dios creó al hombre y a la mujer" y ahora él era uno de los "errores de la naturaleza", ya que era un omega, un hombre que podía tener hijos refutando las creencias de sus padres, de su familia, de todos sus conocidos... Lo que causó que su familia se comenzará a distanciar. Él era el único omega varón, ya que sus demás familiares eran betas, a excepción de su padre, que era un alfa. Creció ante los ojos despectivos de "religiosos", oía que él era la desgracia de la familia... No le dolía ser diferente, le molestaba que sus padres tuvieran que soportar habladurías de extraños.

Cuando se convirtió en un omega de 22 años se fue de casa, a su departamento de soltero y conoció a quien en un futuro se volvió su esposo.

James era insoportable, era un casanova que salió con una infinidad de chicas, siempre pensó que era heterosexual, pero cuando lo vio besándose con un chico en una fiesta supo que sus suposiciones eran incorrectas.

No pasó mucho para que las cosas entre ambos cambiarán, porque James mostró interés en su persona... Y el por supuesto que no quería involucrarse con ese alfa, pues era sinónimo de problemas.

Era guapo, amigo de su mejor amigo, Steve Rogers, así que por supuesto que se conocían.

Entre ambos existía una especie de amistad de amor-odio entre ellos, ya que aunque pelearan, los dos siempre estaban juntos, apoyándose entre ellos ante cualquier problema, como también apoyaban a Steve.

Salían juntos a fiestas, salían a correr, compartían demasiados gustos en común aunque lo negaran. Y cada vez el tiempo entre ellos aumentaba, incluso salían juntos, dejando de lado a Steve, que para ese entonces salía con Peggy Carter.

Esa mañana de primavera por ejemplo, Sam tenía planeado realizar uno de sus deportes favoritos, Steve no le acompañaría, porque el muy traidor iría a una cita con su novia. Resignado a ir solo a la cita agendada con meses de anticipación, descubrió que cierto castaño no había olvidado el día agendado, quien esperaba fuera de su casa, con una mochila que cargaba en uno de sus hombros.

— ¿Estás listo? —cuestiono Barnes, con una sonrisa agradable y la ansiedad brotaba en sus feromonas que se liberaban por sus poros.

—Claro... —fue lo único que mencionó, le pareció tierno lo que hacía el alfa, era demasiado dulce para venir de parte del alfa que le volvía loco.

Subieron a un taxi que les llevó a su destino, después de media hora, donde Sam no pudo evitar liberar su aroma para tranquilizar al alfa a su lado.

— ¿Estas bien? —cuestionó Sam revisando su paracaídas.

Se encontraban desde una altura aproximada de 5000 o 2700 metros sobre el nivel de la tierra.

—Estuve en el ejército genio.

—Crees que eso me interesa, es obvio que no te gusta lanzarte en paracaídas por diversión.

—Estoy bien. —afirmó el alfa con fingida seguridad.

—Claro que odias esto Bucky ¿Por qué viniste conmigo? Podía hacerlo solo.

— ¿Acaso no es obvio? —cuestiono con una sonrisa coqueta, aunque su espanto no desaparecía de la cara.

Claro que Sam sabía, James cuando se interesaba en alguien era muy obvio, todos lo habían notado, pero involucrarse con un tipo que tenía una enorme fila de corazones rotos no era una buena idea.

Un Amor De Corto PlazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora