Capítulo 18

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El plazo se había cumplido y luego de esa noche de incertidumbre, pasaba el tiempo y prometía tener mejoras significativas en la vida de Steve y Tony. Se cumplían dos semanas, en las que tanto alfa como omega decidieron dejar las preocupaciones y solo pensar en el presente, disfrutar de su amor y del tiempo que tenían, dejaron de lado las angustias, las que cambiaron por días de amor, de besos y de tardes de películas. Ya no podían desperdiciar su tiempo lamentándose, debían vivir el día a día, ya que después de todo, su felicidad podía desaparecer por culpa de la enfermedad que les atormentaba.

Por el estado de Steve, no podía regresar a casa, lo habían decidido los médicos a cargo, pues debían vigilar que Steve no tuviera una crisis. Pero tanto Tony como Steve se sentían ganadores, este era el primer paso hacia una posible victoria.

Se besaron, claro que lo hicieron, una y otra vez sus bocas se juntaron, se comieron a besos, cada día lo viven así, sintiendo el cielo, con unas cuantas caricias y muestras de amor.

―Eres lo único que necesito, eres lo único que necesito para ser feliz. ―mencionó Tony, se encontraba de cuclillas sobre el regazo de su amante, besando sus mejillas y mencionando cuanto lo amaba.

Steve por su parte mantenía una genuina sonrisa, acariciaba las caderas de su pareja, prometiéndose que una vez saliendo del maldito encierro haría que Tony fuera el más feliz en todo el mundo.

―Tu eres el amor de mi vida... eres el amor de esta y las que vengan.

―Oh, no sabes cuánto te amo.

―Claro que sí, porque nos amamos con la misma intensidad.

―Mentira, yo te amo más.

―Claro que no, yo te amo más.

―Yo más tontito.

Ambos continuaron besándose, mientras que Peter los veía incómodamente. Carol jugó con el cabello del joven mientras cubría los ojos de su pequeña Mónica que había llegado a jugar con Peter.

―Están así desde hace tres días. ―mencionó Carol con una gran sonrisa, era feliz por ellos, pero estaba segura que traumarían a los más jóvenes.

―Mónica regresa con María, tus tíos están raros de nuevo. ―dijo la alfa a su niña hermosa.

―Si madre, adiós Peter.

―Adiós pequeña, nos vemos otro día.

La niña caminó con una gran sonrisa donde su mamá y su abuelito.

―Ni siquiera notan que estamos así. ―mencionó Peter a la tía Carol.

―Oh, claro que notan que estamos aquí, pero no les importa. ―dijo Carol con una sonrisa, se había acostumbrado a verlos así. ㅡ ¿ya te vas? Puedes quedarte a dormir.

―No puedo, tengo algo importante que hacer.

―Mmm que interesante, ¿acaso un lindo omega conquistó el corazón del buen Peter?

―N-no, no me gusta nadie...

―Y qué hay de tu amigo... Como se llamaba... ¿Larry...?

―Harry, es Harry Osborn. ―corrigió Peter. ―y no me gusta, él tiene pareja ahora. ―mencionó tranquilamente. ―creo que después de todo solo somos buenos amigos.

ㅡ ¿Entonces es otra persona? ―intento indagar la alfa.

―N-no, ¡mira la hora! ya debo irme.

El castaño tomó su mochila, se acercó donde los Rogers, beso la mejilla de Tony y la de Steve, quienes se despidieron de él con mimos, impregnando con sus aromas al más joven, era como ver a una verdadera familia, a los ojos de Carol. El joven alfa luego de despedirse de la alfa, se marchó con prisa.

Un Amor De Corto PlazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora