Capítulo 1

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|| Davina en multimedia ||

La lluvia golpeando mi ventana, hizo que me despertara aquella mañana. Ya estaba acostumbrada a despertarme con ese sonido, ya que en Inglaterra llovía muy seguido, y más desde que nos habíamos mudado a Londres, después de que mi padre se había hecho famoso, al escribir un gran best seller. Ya llevábamos un año aquí, y de lo único que aún no me acostumbraba, era a que los paparazzis persiguieran a mi padre. Yo intentaba mantenerme alejada de ellos, ya que no me gustaba la idea de ser perseguida por gente desconocida, y por suerte, mi padre me había puesto un guardaespaldas, que me mantenía segura cuando salía. Aunque ya estaba harta de salir con Mikel, siempre agradecía que estuviera ahí cuando los paparazzis rodeaban el coche.

Estiré mi cuerpo, haciendo tronar mis huesos, antes de sentarme en la cama. Mirando hacía la ventana, mi mente se llenó de recuerdos que quería borrar, ya que me hacía daño pensar en eso. Me froté la cara, intentando sacar los pensamientos de mi cabeza, y solo conseguí que mis ojos se llenaran de lágrimas.

Un leve golpe en la puerta, me hizo limpiarme los ojos rápidamente, y giré la cabeza, mirando hacia la puerta.

—Entra. —La puerta se abrió levemente, y la cabeza de Robert, el mayordomo de la casa, se asomó—Pasa, Rob...—Él sonrió, y entró, cerrando la puerta detrás de él. Cuando me miró fijamente, su ceño se frunció.

— ¿Estabas llorando? —Agaché un poco la cabeza, moviendo mis dedos inquietamente— ¿Otra vez por ese profesor de poronga? —Solté una pequeña risa, mientras levantaba la cabeza, y miraba a Rob, amaba cuando hablaba su idioma.

—No puedo olvidarlo de un día para el otro, lo estoy intentando...pero cuesta. —Él asintió, mientras se acercaba más a mi cama.

—No quiero verte mal, por su culpa...Él solo debió entrar a tu vida para enseñarte español, y retirarse, no para enamorarte, y engañarte. —Me mordí el labio, mientras asentía, y me levanté de la cama.

—Su engaño solo me está haciendo más fuerte...mírame—Me señalé a mí misma—Ya hace dos meses que no lo veo, y no estoy intentando matarme otra vez. —Intenté bromear, acerca de mi intento de acabar con mi vida, pero la cara de Rob me hizo arrepentirme.

—Y gracias a dios que hace dos meses que no aparece, porque si lo veo, lo parto en dos...—Sus ojos se oscurecieron—Juro que verte tirada en el baño con el bote de pastillas vacío, me hizo perder la razón, quería encontrarlo y matarlo. —Sonreí levemente, y me abracé a mi mayordomo.

Sé que eso suena raro, pero Rob y yo teníamos una relación más allá de un empleado y la hija del jefe. Él era como un tío para mí, y yo era como esa hija que nunca pudo tener. Rob y yo habíamos formado esta alianza desde el momento en que entró a trabajar para mi padre, pero cuando Rob me encontró en el baño hace un par de meses, nuestra relación se hizo más fuerte. Él me ayudó para que nadie del hospital llamara a mis padres, ni para que la prensa se enterara. Hizo que todo quedara entre los dos, y el equipo médico que me atendió.

—Tus padres te esperan, quieren que bajes a desayunar. —Me separé de él, y asentí. Ambos salimos de mi cuarto, y bajamos al comedor.

—Buenos días, princesa, ¿cómo has amanecido? —Me acerqué a darle un beso a mi padre.

—Buenos días, papá. Amanecí bien. —Me separé de mi padre, y caminé hasta mi madre.

—Buenos días, mi vida. —Dijo ella. Le di un beso, y le sonreí.

— ¿Tienes planes para esta noche, princesa? —Me senté en mi lugar de siempre, y miré a mi padre.

— ¿Tienes algo planeado para mí? —Le sonreí, y empecé a tomar mi desayuno, el cual tenía una cara sonriente, cosa que Rob hacía cada mañana, haciéndome sonreír.

—Ésta noche estamos invitados a unos premios de música, sé que odias ir a esos lugares llenos de paparazzis, pero realmente te necesito allí. Joel me dijo que hay un grupo de música, al parecer empezaron el año pasado, y quieren conocerme, ya que son grandes fans de mis libros...pero como ya sabes, no soy de escuchar música de moda, y me vendría muy bien tu presencia—Me miró con esa cara que ponía siempre cuando quería convencerme de algo, y le sonreí.

—Claro que iré, papá...solo espero que no haya mucha prensa...no quiero ver mañana mi cara en todas partes...—Él asintió, antes de darle un sorbo a su taza de café.

—Me ocuparé de eso. Joel dijo algo acerca de entrar por la parte de atrás. —Le volví a sonreír, y seguimos desayunando en silencio.

Ese mismo día por la tarde, arrastré a Rob conmigo al centro comercial, para comprarme algo para esa noche. Lo único malo de salir, era que siempre tenía detrás de mí a Mikel, mi guardaespaldas, y a veces se ponía demasiado protector.

Cuando llegamos al centro comercial, empecé a meterme en cada tienda, buscando un vestido que encajara en unos premios de música. Cada vez que entraba a una tienda, Rob se quedaba a fuera, pero Mikel me acompañaba hasta dentro, cosa que no aguantaba, porque nadie entraría al probador a echarme fotos.

Después de varias tiendas, empecé a irritarme de tener a Mikel tan pegado a mí, así que entré a la primera tienda que vi, directa al probador, para descasar un poco de su presencia.

Respiré hondo varias veces, intentando calmarme, y pensando en que ese era su trabajo, y no debía ser tan dramática, tampoco estaba dentro del probador conmigo. Iba a salir, y a hacer como que no pasaba nada, cuando vi unas botas asomarse por la cortina del probador, y mi autocontrol se fue. Fruncí el ceño, y empecé a respirar agitadamente, no podía tolerar que Mike estuviera casi dentro del probador, allí no había ni una sola jodida cámara.

—Mira, Mike. —Separé la cortina rápidamente, y tiré de su brazo, hacía dentro del probador, mientras me frotaba la cara con frustración—Sé que eres mi guardaespaldas, y te pagan por cuidarme, pero basta—Suspiré pesadamente, y quité las manos de mi cara, mirando con rabia a Mikel, pero no era él quien estaba ahí— ¿Tú qui-quién eres? —Me puse nerviosa, y empecé a moverme inquietamente.

—Harry Styles. —Dijo con una sonrisa— ¿Y tú? —Alcé una ceja.

— Davina Lautner—Me mordí el labio, y lo miré con pena—Perdóname por tirar de tu brazo así, creí que eras...—

—Mikel —Dijo interrumpiéndome—Sí, lo escuché, no soy tu guardaespaldas, lo lamento —Sonrió un poco más, e hice lo mismo, algo incomoda. — ¿Lautner? —Preguntó alzando ambas cejas— ¿Tienes algo que ver con Bruno Lautner? —Sonreí, y asentí orgullosa.

—Sí, es mi padre. —Harry abrió sus ojos de par en par.

—Vaya, tienes que decirle a tu padre, de mi parte, que sus libros son increíbles, el último me lo leí en un solo día.

—Se lo diré. —Le dije con una pequeña sonrisa.

Me quedé mirando a Harry fijamente, sus ojos eran de un color verde precioso, y los rizos de su pelo me parecían muy tiernos.

— ¿Davina? —Sacudí la cabeza, y lo miré fijamente.

— ¿Qué? —Él sonrió.

—Te decía si sabes si tu padre va a ir esta noche a los Brit awards, estamos deseando conocerlo, y teníamos la esperanza de verlo esta noche. —Sonreí de lado, mientras asentía.

—Sí, justo en el desayuno me dijo que iríamos a esos premios esta noche. ¿A quién te refieres con 'teníamos'? —Harry alzó un poco su barbilla, como si fuera a nombrar algo de lo que estaba muy orgulloso.

—Estoy en un grupo, y estamos emocionados por conocer a tu padre.

—Pues esta noche podréis hacerlo. —Sonreí—Debo salir ya—Él asintió, y se puso de lado.

—Nos veremos esta noche, supongo. —Le asentí, y salí del probador.

Quien me iba a decir a mí, que esa noche, conocería a cuatro de los cinco integrantes de one direction, y que eso, cambiaría mi vida para siempre.

Recuérdame [Liam Payne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora