Recuérdame [Liam Payne]

Capítulo 24

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Liam paseó su mano por todo mi estómago, mientras yo paseaba la mía por su espalda al aire. Me tensé al recordar que solo llevaba la toalla, lo notaba tan pegado a mí, eso hizo que un escalofrió recorriera todo mi cuerpo. Entonces, él empezó a subir la mano por mis caderas hasta pararse al lado de mi sujetador. En un acto reflejo, arqueé mi espalda, y él metió la mano hasta el cierre de mi sujetador. Pero entonces, tocaron la puerta.

—Servicio de habitaciones—Suspiramos, y yo sonreí.

—Espero que no sea otra nota de amor—Liam sonrió y se levantó. Me estiró la mano y yo se la cogí. Me ayudó a levantarme, chocando contra su pecho y dándome un rápido beso en la nariz.

—No creo, si no, habrá problemas—Sonreí, y caminé hasta la puerta negando con la cabeza. Abrí la puerta, y un botones con un carrito entró dejándolo en una esquina.

—Espera un momento—Fui hasta el baño, y cogí la ropa de Liam, me fije que él no estaba por ningún lado, pero no le di mucha importancia— ¿Podría lavar esta ropa, y traérmela mañana por la mañana? —

—Claro, señorita Lautner, ¿se le ofrece algo más? —

—No, muchísimas gracias por todo—Él agachó un poco la cabeza, y salió del cuarto. Yo fui hacia el carrito, puse las cosas sobre la mesa que había en el salón de la habitación, y entonces, sentí unos pasos detrás de mí.

—Huele de muerte—Sonreí y me giré a verlo. Pero entonces, mi respiración abandonó mi cuerpo. Liam se había puesto el bóxer y estaba increíblemente sexy.
Intenté respirar y me giré poniendo toda mi atención en la comida. Él se acercó por detrás y se sentó. Empezó a comer mientras me miraba, y yo no podía dejar de pensar en que estaba en bóxer. Me estaba descontrolando— ¿Te pasa algo? Te ves...Como preocupada—Me mordí el labio nerviosamente, mientras lo miraba fijamente.

—No, todo está bien...solo estoy muy feliz de que estés aquí, y porque al fin me recordaste...—Liam sonrió ampliamente, mientras sujetaba mi mano sobre la mesa.

—Ahora que dices eso...cuando recuperé la memoria, también recordé que desde que te conocí, siempre quise preguntarte porque llorabas esa noche...te veías tan triste...—Un escalofrío recorrió mi espalda. Recuerdos de aquella noche llenaron mi mente, y supe que era el momento de contarle a Liam todo sobre Leo.

Respiré hondo, y comencé a explicarle cuando mi padre contrató a Leo para enseñarme español, y como nos habíamos enamorado. En cuanto llegué al momento en que descubría que estaba casado, me puse nerviosa, al ver la ira en los ojos de Liam. No sabía si seguir hablando, y contándole todo lo que había pasado después, pero no quería tener secretos con Liam, así como él me había contado todo sobre su vida, yo también quería que supiera todo sobre mí.

—Por eso lloraba esa noche, solo habían pasado dos meses desde que había descubierto que Leo estaba casado, y...cuando te vi, me quedé muy embobada mirándote—Sus mejillas se enrojecieron un poco, haciéndome sonreír—Eso me hizo sentir pánico, porque la última vez que había estado embobada por un chico, yo acabé con el corazón tan roto, que hice la estupidez de tomarme un bote entero de pastillas, intentando acabar con el dolor—Sentí el momento exacto donde el cuerpo de Liam se tensó, y no tardó en sujetar mi mano con fuerza, mientras me hacía levantar, y me abrazaba fuertemente.

—Davina, yo...lo siento mucho, no debí preguntar, pero esa noche no salía de mi mente cada vez que te veía—Dejó un beso sobre mi cabeza, mientras me apretaba más contra su cuerpo.

A los pocos minutos nos separamos, y volvimos a sentarnos, moví la comida de mi plato, mientras veía en la mirada de Liam miles de preguntas. Él no quería que yo recordara eso y estuviera mal, pero él no sabía que Leo ya no me importaba en absoluto, y todo gracias a él.