Capítulo 5

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Mientras Harry y yo nos dirigimos a la sala de juegos, los demás chicos, se quedaron hablando entretenidamente con mis padres.

— ¿Te gusta el billar? —Pregunté con esperanza.

—Claro—Él me miró, y sonrió de lado, haciendo que un pequeño hoyuelo se formara en su mejilla— ¿Quieres que juguemos? —Asentí efusivamente, y él se rió. —Prepárate para perder entonces.

—Te voy a dar la paliza de tu vida. —Hice una mueca con la boca, mientras cogía uno de los palos, y le lanzaba despacio otro a él.

—Eso ya se verá...porque yo soy muy bueno jugando al billar...—Rodé los ojos.

—Oh, hola soberbia de Harry, bienvenida. —Él soltó una pequeña carcajada, mientras nos acercábamos a la mesa.

Estuvimos jugando bastante rato, hasta que solo quedaba una bola, la última. Cada vez que me ponía en posición para intentar meterla, Harry me distraía, así que, una pequeña idea pasó por mi mente, justo antes de tirar.

—Prepárate para perder. —Me dijo mientras se colocaba cerca de mí. Sonreí intentando que no me mirara, y antes de hacer mi tiro, me acerqué con rapidez a él, y le di un beso rápido en la mejilla, tan rápido, que se lo di demasiado cerca de la boca.

Tiré rápidamente, y la bola desapareció por uno de los agujeros, convirtiéndome en la ganadora.

— ¡Sí! Te lo dije, gané. —Dejé el palo a un lado, mientras él me miraba con una ceja alzada.

—Eso es trampa, me distrajiste.

— ¿Yo distraerte? ¿Por qué haría eso si me tocaba tirar a mí? —Pasé mi lengua por mi labio inferior, y Harry sonrió.

—En la guerra y en el billar todo se vale. —Dio unos cuantos pasos, hasta estar bastante cerca.

—Es en la guerra y en el amor, tramposo. —Se acercó todavía más a mí, y puso su mano en mi espalda.

—Cierto, en el amor todo se vale. —Su voz sonó demasiado suave al decir la palabra amor, y no pude evitar bajar mi mirada a sus labios— Davina...—Susurró, mientras pegaba su frente a la mía, y nos mirábamos fijamente.

Sentí un pequeño temblor por todo mi cuerpo, justo en el momento que Harry se inclinó un poco, y pegó sus labios a los míos. No sé la razón, pero en ese momento, woody vino a mi mente, y puse mis manos en el pecho de Harry, separándolo de mí.

—Harry, yo...—

— ¿Harry? ¿Dónde estás, hermano? —La voz de Zayn me interrumpió. Nos separamos más, y Harry miró hacia la puerta, justo cuando sus amigos entraban unos detrás de otros.

—Estoy aquí, ¿qué pasa? —Todos nos miraron.

—Ya es tarde, y nos tenemos que ir...—Harry le asintió a Niall, mientras se iban acercando, para despedirse.

Les di dos besos, y un pequeño abrazo, dejando a Harry para el final. No sabía que decirle, cuando se acercó, pero él simplemente se inclinó, y dejó un beso en la comisura de mi boca antes de irse.

Cuando los chicos se fueron, me dejé caer en el sofá, y me tapé la cara con las manos. Harry era lindo, y no podía negar que me gustaba, pero tampoco podía negar que algo me pasaba con woody, y que me había sentido culpable por el beso de Harry, aunque no tenía porque, ya que woody y yo no éramos nada.

Pasó una larga semana desde ese día, y no tuve ni una sola noticia de woody, cosa que me molestó. Por otro lado, Harry si me había llamado, todos los días me llamaba o me mandaba mensajes, no tenía idea de donde había sacado mi número, pero en un momento, a mi padre se le escapó que había sido él quien se lo había dado.

Harry me había dicho que estaba en Florida, con todos los chicos, por eso no había podido ir a verme. Me invitó a ir al cine cuando volvieran, y no dudé en aceptar, ya que woody no había dado señales de vida.

El día que volvían los chicos, estaba en mi cuarto, buscando algo en mi mesita de noche, cuando encontré el papelito que había encontrado en la chaqueta de woody. Lo cogí con curiosidad, y lo abrí.

—Mi amor, no te olvides que te quiero, y que te echo de menos. —Algo raro empecé a sentir en el pecho, mientras mi ceño se fruncía. ¿Woody tenía novia? ¿Por eso no me llamaba?

Alguien tocó la puerta de mi cuarto, haciéndome salir de mis pensamientos.

—Pasa. —Rob asomó la cabeza, y luego entró del todo, cerrando la puerta.

—Mira lo que dice aquí. —Rob estiró una revista, y caminé hacía él.

—La hija del escritor Bruno Lautner, fue descubierta la semana pasada en Nando's, con un chico no identificado. Ambos iban camuflados, pero el fotógrafo logró identificar a la hija del escritor. Parecía una simple comida de amigos, o puede que algo más. En el próximo número les seguiremos informando acerca de esta historia de ¿amor o amistad? ¿La hija de Bruno Lautner tiene un nuevo amor? ¿Qué pasó con el anterior? ¿Es demasiado liberal para estar con solo uno? —Dejé de leer, sintiendo a mi corazón latir deprisa, mientras miraba las fotos de nosotros dos en Nando's—Por eso woody no me llama...ya descubrió que le mentí, dios...—Empecé a caminar de un lado a otro.

—Tranquila, no te alteres.

—No, si no me altero, solo me cabrea que siempre hagan lo mismo, solo quieren fotos mías para inventarse cosas, y hablar de mí cuando no saben nada...siempre es igual, luego conozco a gente nueva, y ellos creen que soy como dicen estas revistas de pacotilla y me odian...—Lo miré fijamente, sintiendo lágrimas detrás de mis ojos— ¿Entiendes eso, Rob? Hay gente odiándome porque creen que de verdad soy así. Como dicen este tipo de revistas... ¿Crees que me gusta ver cómo me miran cada vez que salgo con papá? Siento ese odio, y no he hecho nada...no me conocen...—Él se acercó a mí, y limpió una lágrima de la cual no me había dado cuenta que había salido.

—Tú misma lo acabas de decir, esa gente no te conoce...no saben cómo eres, están creyendo a una revista que solo inventa cosas para vender...tú no eres así, y eso debería bastarte, solo ignora lo que dicen. —Asentí débilmente, mientras respiraba hondo, y me calmaba—Por cierto, tus padres te están esperando en el comedor, están preocupados porque no bajaste a desayunar, así que deberías bajar...—Volví a asentir, y bajamos juntos.

—Princesa, ¿por qué no saliste en todo el día de tu cuarto? Ni siquiera bajaste a desayunar.

—Lo siento, papá, me levanté tarde, y Rob me llevó el desayuno al cuarto. —Él me miró durante un rato.

—Esta noche sales con Styles, ¿no? —Rodé los ojos, mientras empezaba a comer.

—Harry, papá, se llama Harry. Y sí, hoy salgo con él, vamos al cine, aunque supongo que ya lo sabes, porque os habéis hecho muy amigos...—Él sonrió, mientras asentía.

—Dile que el cumpleaños de tu madre se celebrará aquí en casa, ya que tu madre me obligó a jurarle que no alquilaría un lugar, y que sería todo muy tranquilo...—Mi madre le sonrió de manera tierna, y se cogieron la mano, sobre la mesa.

—Oh, amor, es que me gusta celebrarlo en casa.

—Lo sé, mi reina, por eso será aquí. —Se acercaron para besarse, y sonreí, me encantaba ver como mis padres se seguían amando después de tantos años. —Bueno. —Cuando se separaron, mi padre me miró con una pequeña sonrisa—Lo que iba diciendo, le dices a Styles que será aquí en casa, a las diez, el domingo, ¿lo recordaras? —Rodé los ojos, y terminé de tragar, para hablarle.

—Papá, me ofendes... ¿Cómo crees que se me va a olvidar el día del cumpleaños de mamá? —Ambos sonrieron.

—Cierto. Dile que pueden venir con quien quieran...—Asentí, y seguí comiendo.

Después de comer, cogí mi libro favorito, escrito por mi padre, y salí al jardín. Había leído ese libro miles de veces, pero nunca me iba a cansar, era lo mejor que había leído en mi vida.

Cuando ya llevaba un buen rato leyendo, mi móvil empezó a vibrar, y lo cogí con el ceño fruncido, ya que no reconocía el número.

— ¿Hola? —Dejé el libro a un lado, mientras contestaba.

—Hola, Davina. —Mi corazón empezó a latir deprisa, al escuchar su voz de nuevo, y ahí, me di cuenta que lo había echado más de menos de lo que quería admitir.

Recuérdame [Liam Payne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora