Capítulo 4

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Cada vez me ponía más nerviosa, porque él me miraba, y no se movía. Pasados unos segundos, me aclaré la garganta, y eso pareció hacerlo entrar en razón, porque caminó hasta el puesto de helados. Respiré aliviada, tenerlo tan cerca no era bueno para mí.

Cuando él volvió con los helados, seguimos caminando por el paseo, hasta que se hizo tarde, y mis tripas empezaron a rugirme en señal de que si no comía pronto, empezaría a matar gente.

—Bueno... —Él me miró fijamente, mientras nos acercábamos a la salida del paseo. No quería irme, ya que me encantaba pasar tiempo con él, pero mis tripas no entendían eso—Ya es la hora de comer, y debo irme...muero de hambre—Me sonrojé al decir eso, y él esbozó una sonrisa encantadora.

— ¿Puedo invitarte a comer? —Mi corazón se aceleró un poco.

—Eso ya sería abusar, no puedo...—Él hizo una mueca con la boca.

—Oh venga, déjame pagarte de alguna manera que me trajeras el móvil, hicieras de guía, y encima me aguantaste toda la mañana...—Ambos sonreímos— ¿Sí? ¿Por favor? —Me miró esperanzado, y cedí como un títere.

—Está bien, acepto ir a comer contigo.

—Genial. —Suspiró, y puso su mano en mi espalda, guiándome hasta su coche.

Me abrió la puerta, mientras me ayudaba a entrar, y la cerró, sin dejar de mirarme fijamente. Mientras rodeaba el coche, me seguía mirando, y tuve que desviar mi mirada hacia otro lado, para no quedarme embobada mirándolo. Entonces, frente a mi asiento, había un par de gafas de sol, y dos gorras blancas.

— ¿Y esto? ¿Trabajas para el fbi? —Le pregunté en cuanto entró al coche. Se puso nervioso, mientras me miraba de una manera extraña.

—Oh, no...Es que...—Se rascó la nuca—Me gusta comer en un sitio donde suelen haber famosos, y me lo pongo para no salir en ninguna foto. —Alcé una ceja, mientras él arrancaba el coche. Vale, eso era muy raro, pero no iba a ser yo quien le dijera rarito, ya que en ese momento, unas gafas y una gorra, me ayudarían para que ningún paparazzi me reconociera.

— ¿Te las vas a poner ahora? —Salimos de la urbanización, y asintió.

—Sí, porque te voy a llevar a ese sitio, te va a encantar...—Sonreí débilmente.

—Genial, me pondré las gafas y la gorra también, para que la gente no crea que eres raro. —Él sonrió, y me mordí el labio.

—Eso estaría bien, suelen mirarme de forma extraña, pero prefiero eso a no salir como 'la persona extraña detrás de x famoso'—Ambos nos reímos, y seguimos el camino en silencio.

Cuando el coche frenó, me di cuenta que estábamos frente a Nando's. Nos pusimos la gorra y las gafas, y bajamos.

—Un amigo ama venir aquí, y me hizo amar el sitio...—Mientras él hablaba, yo no podía dejar de mirar hacía todos lados, si alguien me reconocía, tendría problemas, y no quería perder la amistad de woody.

Entramos, y nos sentamos en la mesa más alejada, y eso tengo que admitir que me encantó, menos gente mirándonos.

—Bien, ¿y qué vas a pedir? —Me miró por encima de la carta, y le sonreí.

—Lo mismo que tú. —Me sonrió de vuelta, y se levantó, caminando hacía la barra de pedidos.

No quería girar mi cuerpo y observarlo, pero no pude detenerme a mí misma, así que me giré, y vi algo demasiado extraño. La camarera, le dio un papel al moreno, y él se lo firmó. Mi ceño estaba fruncido, hasta que ella le entregó un papel, y supuse que él estaba firmando la cuenta.

Recuérdame [Liam Payne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora