Dos

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Esperé por dos semanas más, la primera tenía tanta pena que no me podía ni mover, en clase me mantenía en mi lugar sin decir una sola palabra ni hacer nada, la segunda...

La segunda un chico comenzó a hablarme y a molestarme porque no le decía nada, así que le pegué, lo golpeé tan fuerte que cayó al suelo, y se le hizo un chichón en la frente, hubo escándalo con enfermera, ambulancia, inspectoría y llamado a dirección, alguien me explico acerca de lo delicado que le había pasado al chico y convocaron a mi madre.

Ella al llegar me miró furiosa, contuvo su ira porque estábamos en un lugar público, pero yo ya intuía lo que sucedería en la casa entró a una oficina donde estaban todos, mi profesora, el director, el inspector general y otro inspector.

Yo me sentía juzgado, menospreciado e incomprendido, tal vez se reirían todos juntos de mí y mi desgracia, tal vez planearían un castigo para mí entre todos, pero la única que habló fue mamá, fue la primera vez que escuche todas esas cosas, cayeron como un balde de agua fría sobre mí, les contó a ellos, antes que a mí acerca de lo que había hecho papá, nos había abandonado para irse a vivir con Graham.

El mismo que jugaba conmigo y que yo consideraba mi amigo me había hecho eso y yo que tenía ganas de hablar con él sobre lo que estaba pasando, de lo solo que me sentía, ahora sí que no tenía en quien confiar.

Lloré calmo mientras escuchaba a mamá también llorando, hablando de intimidades mías y de nuestra familia con esta gente que no nos conocía y que de vez en cuando realizaban alguna pregunta morbosa para hacer el chisme más jugoso, yo me creía con derecho de saber, pero al parecer este era asunto de todos menos mío.

-Damon es un aberrante, una aberración, nos cambió para irse con ese hombre que es un depravado, un degenerado, tengo miedo de las cosas que puedan hacer si algún día mi hijo se queda a solas con ellos.

Ahora a demás tenía miedo de mi propio padre, no entendía bien las palabras que había dicho, pero se quedaron por largo tiempo dando botes en mi cabeza.

La tercera semana aún no tenía noticias de este hombre tan peligroso, a veces me parecía escuchar su gruesa voz por las tardes o las noches, pero nunca venía por mí, cuando tomaba valor suficiente para acercarme él ya se había ido, a veces, de nuevo me despertaba el escándalo por las noches, yo simplemente me escondía debajo de las sábanas y esperaba allí hasta que mamá aparecía por la puerta de mi habitación y la volvía a cerrar, entonces corría a su cuarto y le rogaba que me dejase dormir con ella, cosa que ella aceptaba.

Pasó un mes y me animé a correr levemente la cortina y mirar si algo o alguien se veía y allí estaba ese auto, estaba Graham abrazando a papá, que me daba la espalda, deslicé levemente la ventana para intentar escuchar algo, además, parecía un llanto de hombre.

-Es mi hijo. - se desgarraba. – necesito verlo. -completaba en un tono medio de berrinche.

Podía ver sus asquerosas manos acariciar la espalda de papá.

-Ya podrás verlo, pronto, muy pronto, solo... mantente fuerte. – le vi alejar un poco a papá y obligarle a mirarlo a la cara. -Confía. – dijo para luego volver a abrazarlo.

De pronto miró en mi dirección y sus ojos se clavaron en los míos como una saeta que da directo en el blanco, en menos de un segundo hui de allí sin que me importara cerrar la ventana ni el movimiento delator de las cortinas, asumo que inmediatamente le contó a mi viejo.

-Hijo, te amo. Volveré por ti. - Le escuché gritar y salí corriendo a donde estaba mamá.

- ¡Mami, mami, papá quiere llevarme con él, por favor, no dejes que me lleve! - le supliqué.

-Tranquilo, hijo, jamás dejaría que te lleve – prometió envolviéndome entre sus brazos y corriendo las sábanas de su cama invitándome a dormir allí con ella.

El padrastro.  GramonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora