Diez

223 27 7
                                    

Diez

Mamá comenzó a ir a sesiones de quimio, recuerdo que un día la acompañé, entonces comenzó a vomitar, dejó el todo sucio y me dio asco, trate de limpiar, me pidió que limpiara con un poco de toalla de papel, traté, pero me dieron arcadas así que tuvo que hacerlo la señora del aseo, mamá le pidió disculpas y le dio las gracias, la señora le sonrió, le dijo que no pasaba nada, me acaricio el pelo y una mejilla y se fue.

Desde aquel día no volvió a llevarme, así que yo no iba a excepción de las ocasiones en las que papá nos llevaba. Ahora que reflexiono, ella atravesó todo eso solita, tal vez debería haber sido más fuerte y no haberme quedado en casa.

Cuando estaba con ella a diario no lo notaba mucho, pero cuando me quedaba en casa de papá y volvía, podía ver que el pelo se le iba cayendo, con el tiempo perdió las cejas y era muy fácil encontrarse algunos mechones de pelo de ella por la casa, sobre todo en su cama y en el baño.

Mamá entraba y salía del hospital constantemente y papá iba a veces a buscarla conmigo.

Más de una vez me acompañó a quedarme con ella en alguna sesión de quimio, él tomaba su mano y besaba su cabeza mientras le acariciaba, ella cerraba los ojos y se le veía más relajada, a pesar de que aún le estaban metiendo eso en el cuerpo.

Yo percibía a papá tan preocupado que me daba la impresión de que aún la quería, eso me daba muchas esperanzas de que por fin se alejara de Graham para siempre, pero aquella preocupación excesiva le llevó a conseguir un segundo trabajo para intentar costear los gastos de la enfermedad y aliviar un poco el déficit que significaban las licencias médicas que el seguro social tramitaba infinitamente y demoraron mucho tiempo en pagar.

Así que a él también le veía menos, irónicamente, su amor por mi madre me obligaba a pasar más tiempo con Graham en la tarde y los sábados ya que papá llegaba pasado la media noche cuando yo ya estaba durmiendo

-Deberías decirle a tus padres para que estés con ellos, te puedan ver y te ayuden con la casa. - le dijo mi papá al dejarla acostada en su cama luego de una terapia en la que estuvimos los tres juntos.

-Te prohíbo que les digas una sola palabra. No los quiero preocupar. - dijo algo irritada.

- Pero necesitas de alguien que esté contigo, las quimios te debilitan mucho. - Dijo papá, a lo que mamá se puso agresiva.

- Damon, no te estoy pidiendo tu opinión ni tu ayuda. Es más, ni siquiera deberías estar aquí.

- pero cómo no te voy a ayudar.

- No te metas en lo que no te importa. - aclaró con espíritu de autosuficiencia.

- Eres importante, eres la madre de mi hijo y...

- ¿Te sientes culpable?, ¿quieres... quieres justificar que te vas a quedar con la casa?, ¿quieres limpiar tu conciencia para no sentirte mal cuando te estés follando a Graham en mi propia cama? - gritaba con ira, siempre que usaba ese tono a mí me dejaba con mal cuerpo.

- Justine...

- Me da lo mismo lo que hagas cuando me muera, Damon. Cuando me muera vas a poder hacer lo que quieras. Ten paciencia, falta tan poco para que me muera de cáncer. - le escuché decir a mamá, eso me dio pena, me puse a llorar y subí las escaleras corriendo. - pero no me hostigues como si eso fuera a hacer que me muera antes, porque yo voy a luchar contra esta mierda hasta lo último, me voy a quedar aquí con mi hijo incluso cuando ya no tenga fuerzas ni ganas.

Abrí la puerta de su habitación y le pregunté a papá si mi mamá se iba a morir, el solo me abrazó - Hijo...- susurró, pero no dijo nada más

- Hagas lo que hagas, no le cedas ni un poco de lo que es de mi hijo ni te cases con él porque cuando le des lo que busca te va a dejar y te va a dejar pobre y yo no quiero que mi hijo pase hambre por tu culpa.

- Justine, lo hago porque te quiero. - dijo bajito papá.

- Ja. Mientes. Por seguro ya te aburriste de ese mocoso y piensas que puedes comprar mi perdón con plata, pero yo jamás te voy a perdonar.

- Mamá va a estar bien, hijo, ella no quiso decir eso, porque no es cierto que se vaya a morir. Ella va a estar bien y se va a sanar, ya verás.- me dijo intentando consolarme.

- Ándate, Damon. Por favor. Déjame estar con mi hijo.

Papá se despidió de mí y mamá me llamó a su lado, yo me acurruqué en ella y ella me juró que se iba a mejorar.

Pasó el tiempo y volvieron a internar a mamá así que tuve que volver a quedarme toda la semana en casa de Graham, me acostó temprano, entonces tuve esta pesadilla horrible en la que mamá moría y me decía que yo era un mal hijo y que no me quería, entonces buscaba a papá y no le encontraba por ningún lado.

Desperté llorando muy asustado, corrí buscando consuelo en papá y lo único que encontré fue a Graham con el pijama puesta, recostado sobre su cama y leyendo un libro, lo primero que hizo fue ir hacía mí, ponerse de cuclillas y abrazarme con fuerza presionando mi cabeza contra su pecho.

- ¿Qué ocurre, pequeño?, Damon no está, pero puedes contarme. Llegará pronto.

- Soñé que mi mami se moría y papá me abandonaba.

- Cálmate, fue solo un sueño. Damon llegará pronto y tu madre ya pronto estará más que bien.

- No es cierto, me van a dejar solo.

- No, ellos jamás te van a dejar. Un padre y una madre jamás dejarían a su hijo solo a la deriva del mundo.

Ahora sé que mentía, que mentía descaradamente y que no estaba siendo realmente honesto conmigo, pero a veces yo no tenía más opciones que confiar en él y en las cosas que decía, porque no había nadie, absolutamente nadie más.

Me cargo en brazos, quitó las tapas de la cama y me acostó del lado de papá.

- Duerme aquí, cuando tu padre llegue lo podrás conversar con él, pero por cualquier cosa, recuerda que no estás solo, yo voy a estar aquí contigo. Justo a tu lado. Prometió y yo me dormí entre medio de sus brazos.

El padrastro.  GramonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora