Fue inquietante, me asusté a pesar de aún estar medio dormido, ¿sería Graham tal vez?, pronto sentí la voz de mi padre y me tranquilicé, me dijo que ya había llegado, que mamá se había tenido que quedar en el hospital, yo me preocupé muchísimo, pero me aseguró que ella estaría bien, entonces se fue.
Cuando llegó la mañana él mismo vino a despertarme y en el desayuno, no hablamos mucho, el solo miraba a la pared con el rostro serio, incluso ignorando a Graham quien le hacía ocasionalmente alguno que otro comentario, con suerte se tomó le café y no comió nada más. Cuando yo terminé me llevaron al colegio en el auto se fueron juntos como de costumbre.
Mientras estaba en clases, olvidé totalmente el asunto hasta que salí ansioso de llegar a casa y saber cómo estaba mamá, esperaba que como de costumbre ella estuviera esperándome fuera, pero esta vez era papá con una lanita roja atada en la mano, le pregunté el por qué de tal accesorio y él solo rio rascándose la cabeza. Tomó mi mano y me llevó al auto, le pregunté por mamá, pero evadió el tema muy hábilmente, me llevó a su casa.
Jugamos mucho con el balón en el patio trasero, hasta que le dije que tenía hambre, ya iban a ser las 6 de la tarde, él se puso un poco descolocado por aquello, supongo que porque solía ser muy vago en las tareas del hogar. Ni hablar de cocinar o servir él la merienda. Entró a la cocina y comenzó a rebuscar en los gabinetes, por suerte para ambos, Graham llegó puntualmente y me dio leche y un sándwich de mermelada para que yo comiera mientras tomaban el té.
- ¿Cómo está Justine? – preguntó llamando mi atención de vuelta al tema, papá le miró con una expresión rara e hizo un gesto extraño con la cabeza.
- Bien. ¿qué tal tu día? – contra preguntó y Graham comenzó a relatarle todo con lujo de detalles.
Al otro día, por la tarde Graham me llamó para que le acompañara al antejardín y me mostró la parte de atrás de una de las casitas que tenía de adorno, allí había un pequeño calvito en el que colgó la copia de las llaves de la puerta de su casa por si la necesitaba en algún momento.
El viernes fue Graham quien se encargó de irme a buscar ya que salíamos a las una de la tarde, me dio una hamburguesa para que la comiera en el camino y me llevó al hospital a ver a mamá, me dejó en la puerta de la sala en donde estaba y yo entré encontrándola en la última cama de las que había. Ella se alegró de verme, me dio una sonrisa y un abrazo como pudo ya que tenía una vía en el brazo y al parecer algo en su cadera le dolía.
- ¿quién te ha traído? - me preguntó, yo le dije la verdad y ella hizo una expresión de molestia. – Ese desgraciado. No quiero que te toque, ¿me entiendes? – Dijo, y yo acentí, luego hablamos harto, me confirmó que el sábado la darían de alta, le pregunté si podía venir a buscarla y me dijo que sí justo antes de que una enferme viniera a sacarme pues ya habían pasado las dos horas de visitas.
Graham estaba allí fuera esperándome, ahora que lo pienso, hay que tener mucha paciencia para esperar tanto tiempo por alguien que te odia.
Al siguiente día llegué allí en compañía de papá quien nos llevó a mi casa, fue muy amable con ella, incluso llevó su bolso y la ayudó a trasladarse ya que, por lo que contó le habían echo una biopsia y le molestaba un poco para caminar.
Yo estaba contento de que papá la tratara bien, que fuera amable con ella. Él esperó a que ella se instalara bien, pensé que me quedaría en casa con ella, pero papá me dijo que me alistara para irnos, yo le pedí si me podía quedar y él incluso accedió a quedarse allí conmigo hasta la tarde donde nos marchamos y al llegar a la residencia de Graham, lamentablemente papá seguía siendo cariñoso con él.
A la siguiente semana mamá me fue retirar un día más temprano y la acompañé a la consulta del médico allí, el doctor le contó que tenía leucemia, ella preguntó que qué era eso, el doctor le dijo que cáncer a la sangre y ella comenzó a temblar y me tomó entre sus brazos, le dijo que se preparara porque al siguiente día la internarían para iniciar el tratamiento.
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El padrastro. Gramon
Fiksi PenggemarLa historia de como Graham arruinó mi vida. "Papá lloraba tan fuerte y se retorcía de tal modo que sentí un miedo y una pena terribles"