CAPÍTULO 1

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Despierto totalmente desorientada y con un terrible dolor de cabeza, creo que me he pasado de copas, abro mis ojos y me alarmó al no reconocer la habitación en la que me encuentro, me giro y no puedo creer que tengo a mi lado a Diego Alcántara ¿Qué demonios? ¿Cuanto bebí que no recuerdo cómo es que llegue acostarme con él? Me pregunto y algo me dice que es mejor no saber la respuesta, en mis 25 años jamás había hecho algo parecido y prefiero pensar y hacer como que jamás paso. Este tipo de comportamiento no es propio de mi.

Con todo el cuidado que puedo y que el dolor de cabeza me permite, me levanto de la cama sin despertarlo, busco mi ropa, la cual Vesta esparcida por toda la habitación como si fuéramos estados tan desesperados que nos la arrancamos del cuerpo no pienses en eso me digo y me percato de que hay vino, fresas y rosas rojas por todo el lugar de seguro fue una gran noche, es una lástima que no la recuerde pienso. Tomo mi braga del suelo y el resto de mi ropa para vestirme en el baño pero una voz ronca hace que me detenga.

-. ¿Te marchas sin despedirte? - presa de los nervios miro a todos lados menos a él - mirame - ordena y no sé porqué pero obedezco - no te averguences lo de anoche fue...

-. Un error - lo interrumpo y me mira entre confundido y sorprendido

-. ¿Un error? - cuestiona y se levanta de la cama, asiento

-. Yo... Tome demasiado y no medio mis actos - murmuró apenada y ahora me mira divertido - ¿Por qué me miras d esa forma?

-. Nada, solo que es la primera vez que una mujer se disculpa por tener sexo conmigo - responde consiguiendo que me moleste

-. Eso es porque estas con mujeres igual de vacías que tú, tías que solo buscan un puto juguete - suelto y me mira ofendido, paso por su lado hecha una furia para ir al baño a vestirme y así poder salir lo más rápido que pueda de esta habitación.

Decido tomar una ducha para intentar calmarme pero en lugar de eso maldigo una y mil veces ¿Cómo pude ser tan idiota y de entre tantos hombres en la fiesta fui a dejarme llevar por un arrebato justamente con el más mujeriego, cretino y egocéntrico de todos? Ahora realmente me alegro de no recordar absolutamente nada. Lavo mi cabello distraída, de pronto unas manos me toman con fuerza de la cintura y unos labios amagan el grito que doy, besándome con habilidad; trato de separarme empujándolo pero me toma de las manos, las eleva sobre mi cabeza y pega aún más su cuerpo al mío llevándonos contra la pared de la ducha, sentir su erección rozar mi vientre me hace gemir y aunque una parte de mi cerebro pide a gritos que lo detenga otra se muere por sentirlo en mi interior.

Presa del calor, su beso y su ímpetu, me dejó llevar por el deseo profundizando aún más el beso y moviendo mis caderas un poco, dándole a entender mi deseo de más, separa sus labios de los míos y me mira a los ojos un segundo como pidiendo permiso de continuar, asiento y sonríe triunfante, coloca mis manos en sus hombros y las suyas descienden a mis senos arrancando otro gemido de mis labios

-. Diego...

-. Aferra tus manos a mis hombros - pide y cuando lo hago el lleva su miembro a mi centro y sin darme tiempo a respirar se hunde en mi en un solo movimiento - ah qué estrecha eres - dice y guardo silencio un momento para adaptarme a su tamaño - ¿Estas bien?

-. Si - respondo en voz baja y muerdo mi labio inferior, sonríe y aprieta mis glúteos, sale y entra nuevamente haciéndome gemir

-. ¿Más? - pregunta, asiento, repite su acción y muerdo suavemente su hombro izquierdo para silenciar mi gemido - ¿Más?

-. Si por favor - suplico presa del deseo y comienza a entrar y salir más rápido, me besa con pasión y sin poderlo evitar mi centro comienza a palpitar anunciando que mi orgasmo está cerca

Atrapada en tú RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora