Luego de aquellas palabras tan frías por parte de Diego había crecido un abismo entre nosotros, ya no era solo yo quien lo evitaba, ahora el también me evitaba y el único momento en el que había algún acercamiento era a la hora de la comida en mi caso o cuando fingía dormir mientras él le hablaba a mi vientre y aunque ese gesto me hacía morir de amor, me sentía incapaz de decirle media palabra, así que solo aguardaba a que terminara y solo cuando salía él del camarote me permitía llorar hasta quedar realmente dormida.
Ya solo nos quedaba un día para regresar y estaba comenzando a sentirme ansiosa, yo jamás había sido una mujer celosa pero estaba consciente de que Diego una vez que tuviera la mínima oportunidad buscaría en otra lo que yo me negaba a darle y saber eso me irritaba de maneras inexplicables, haciendo que le respondiera mal cuando me preguntaba sobre los síntomas del embarazo.
Mi mente atraía una y otra vez aquella conversación donde me pidió que mantuviera mis sentimientos a raya, consiguiendo que me molestará aún más con él y conmigo. En algunas oportunidades me planteaba la idea de seguir su juego pero cuando lo miraba todo mi ser se alteraba y me hacía ver que mantener mis sentimientos lejos de él no sería posible porque ya era muy tarde, ya lo amaba, de modo que inmediatamente descartaba la idea de ser utilizada por el como un objeto y prefería morirme de celos, quizás de esa manera al notar lo poco que yo le importo conseguiría arrancar de mi corazón el amor que sentía por él, después de todo lo único que lo unía a mi era este bebé y solo por eso era que me daba aquellas atenciones, pero en cuanto el bebé nazca yo solo seré la madre de su hijo y para su desgracia una esposa por quien que se vera obligado a guardar las apariencias.
Respiró profundo para calmar un poco mi mente y el movimiento de él yate por las olas me causa un poco de náuseas, me levanto rápido para ir al baño y al llegar expulsó todo lo que puedo, al terminar me cepillo tres veces para quitar el mal sabor de mi boca. De pronto comienzo a sentir un fuerte dolor en mi vientre y me tengo que apoyar del lavado para no caerme
-. Diego - lo llamo pero mi voz apenas es audible, tomo aire y lo llamo nuevamente - Diego, ah - grito llevando una de mis manos a mi vientre - Diego - insisto y de pronto siento algo deslizarse por mi pierna, al ver que es sangre entro en pánico
-. ¿Amanda? - escucho a Diego pero no puedo decir nada, la puerta se abre y lo miro pero antes de que pueda decirle algo vuelvo a sentir dolor pero esta vez es tan fuerte que terminó perdiendo el conocimiento.
***
-. ¿Qué haces aquí? - cuestionó mirando sus ojos, pero al ver el dolor en ellos esquivo su mirada - ya no hace falta que vengas, ya no hay nada que nos una - murmuró y siento el picor de mis lágrimas
-. Eres mi esposa Amanda, mi lugar es este - responde
-. Pues eso no será por mucho tiempo - comento mirándolo nuevamente - la única razón por la que me hiciste tú esposa era mi embarazo y ya no hay bebé así que ya nada nos une - digo entre lágrimas y aunque trato de alejarlo él me acuna entre sus brazos - es mi culpa, lo siento, lo siento
-. No digas eso, no es tu culpa Amanda
-. Claro que lo es - afirmó - tú escuchaste al médico, mi matriz no lo pudo retener
-. Exacto, fue una pérdida natural Amanda, no es tu culpa porque tú no lo provocaste
-. No trates de hacerme sentir bien, se que me odias - niega
-. No tengo motivo alguno para odiarte y por favor no me pidas que me aleje de ti, no en este momento - pide y asiento, me da un casto beso en la frente y me abraza permitiendo que llore todo lo que quiera hasta que el cansancio me vence nuevamente y me quedo dormida.
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Atrapada en tú Red
RomansaLuego de una noche de aventura con un famoso Arquitecto y reconocido calavera, Amanda Contreras termina envuelta en una red de misterio, mentiras y el más apasionante de los amores. Diego Alejandro ha tenido que jugar las cartas de un mujeriego fre...