capítulo 3

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Kara

La habitación se había quedado en silencio, la tensión era palpable, Lena la observaba con una cara sin expresión, pero sus ojos destellaban molestia.

-Lena yo no entiendo que te pasa, seremos madres, pensé que te alegraría la noticia - sentía como sus ojos se iban llenando de lágrimas.

-¿Alegrarme? ¿De qué se supone que debo alegrarme? - Lena había comenzado a gritarle, Kara no podía creerlo, la pelinegra jamás le había levantado la voz.

-Pues de nuestro bebé, es un pequeño ser hecho con amor por ti y por mí - Kara se sentó en la cama con Lena, pero esta se levantó como si estar cerca de ella le molestara.

-Demonios Kara yo no deseo un hijo, por eso debías cuidarte, para evitar un problema así, esto es un terrible error - Kara se sentía humillada, pero no iba a permitir que Lena la culpara de todo, pues si mal no recordaba para hacer un bebé eran necesarias dos personas, Lena era tan responsable como ella.

-¿Yo debía cuidarme? Tú eres la que nunca ha querido usar condón, porque no se siente lo mismo, yo me he cuidado, he tomado las pastillas pero mi cuerpo se volvió resistente a ellas, eres tan responsable como yo de este bebé. - Lena la miraba como si quisiera abrirle un agujero en la frente.

-Yo no quiero a ese bebé, además sabes tan bien como yo, que no puedo tener hijos, así que tu hijo no es mío, te ha salido mal tu plan, ve y dile al padre que se haga responsable. - Lena había adoptado una mueca burlona.

-¿Cómo puedes decirme eso? Yo sería incapaz de traicionarte, he vivido por y para ti todos estos años, sabes que yo solo he estado íntimamente contigo, fuiste mi primera vez, es nuestro hijo Lena - la pelinegra solamente negó con su cabeza y comenzó a vestirse.

-No puedo siquiera verte a la cara, no sé que pensar de ti ahora.

Lena abandonó la habitación, Kara se sentía destrozada, ¿Cómo podía Lena pensar algo así?, Tal vez había sido demasiado ingenua al pensar que una mujer como Lena querría formar una familia, Kara esperó en la cama llorando a que volviera la pelinegra, después de algunas horas se dio cuenta que Lena no volvería, no quería estar ahí, se levantó y caminó al clóset, sacó una maleta pequeña y guardó en ella un poco de ropa, además de sus artículos de higiene personal.

Tocó la puerta del estudio de Lena, al no obtener respuesta decidió entrar, el estudio estaba casi oscuro, solamente se encontraba encendida la lámpara del escritorio, Lena estaba sentada en su silla, cuando vio a Kara solamente le dedicó una mirada envenenada.

-Lena, no te molestaré más, no te voy a obligar a verme si no quieres, te estaremos esperando en el hotel del pueblo, quiero que sepas que te amo, pero si no llegas nos vas a perder a los dos. - Kara salió del estudio dejando parte de su corazón dentro.

Lena

En cuanto la puerta se cerró sintió ganas de correr y alcanzar a Kara, le dolía tanto verla partir, pero más le dolió la traición, amaba a esa rubia, desde el primer momento que la vio quedó cautivada por sus ojos azules como el cielo, tal vez podria perdonarla, si Kara se deshacía del niño ella la perdonaría, pero sabía que la rubia sería incapaz de hacerlo y ella sería incapaz de obligarla a algo así.

Escuchó un auto que arrancaba y no pudo contener más su sufrimiento, en un arrebato de ira mezclada con dolor, lanzó las cosas del escritorio al piso, le metió un puñetazo a la ventana, la cual estalló en pequeños pedazos, vio la sangre fluir en gotas carmesí provenientes de su mano.

Necesitaba una bebida, bajó al área del bar, era el único lugar de la casa donde encontrabas alcohol, a Kara no le gustaba el alcohol así que ella había dejado poco a poco de beber, pero esa noche necesitaba anestesiar el dolor, no supo en qué momento se quedó dormida, solamente despertó recostada en la barra del bar.

¿A Qué le Temes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora