capítulo 30

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Lena.

Lillian sonreía cínicamente mientras Lena entraba a la oficina, quería correr y quitarle a su pequeña para ponerla a salvo, tal vez estaba exagerando pero no podía confiar en su madre.

-Hola querida, debo decir que esperaba que tuvieras una mejor niñera para mi nieta, he llegado aquí y estaba llorando mientras tú secretaria trataba de calmarla, afortunadamente su abuela sabe cómo lidiar con un berrinche.-Lena apretó las manos.

-Ella no hace berrinches, está enferma y lo único que necesita es estar con su madre.-Lillian sonrió.

-¿Cuál madre, la que estaba en su trabajo o la que prefiere tomar un café con su nuevo jefe?-Lena no sabía de qué hablaba la mujer.

-con su madre que la ama y que no la manipula para que haga lo que desea.-Lena contestó molesta.-Ahora dámela antes de que la lastimes con tu veneno.

-Lena querida jamás lastimaría a mi nieta, aunque no lo creas la quiero y deseo lo mejor para ella y para ti.-Lena se burló incrédula.

-Tu no quieres a nadie, dame a mi hija y explícame a qué has venido para que te vayas de una vez.-Lillian puso cara de enfado y le dío la bebé a Lena.

-He venido porque necesito hablar contigo, sé que piensas que quiero manipularte pero no es así, quiero ayudarte a salir de esta vida tan indigna que llevas, te extraño en casa hija mía y deseo que vuelvas, nada tienes que estar haciendo aquí, tu vida y tu familia está en Irlanda.- Lena negó rápidamente.

-Estoy bien aquí, mi familia está aquí y además Kara es feliz aquí al igual que yo, mi vida no es indigna, por primera vez estoy haciendo las cosas bien y no pienso arruinarlo por hacerte caso, lo siento madre pero esta vez no haré lo que deseas.-Lena vio como la ira invadía el rostro de Lillian.

-¡No todo en esta vida se trata sobre Kara Danvers!, podemos irnos de este país sin ella, Lena no la necesitas puedes llevarte a tu hija y dejar a esa mujer atrás, tu mereces a alguien mejor, alguien que esté a tu altura, rompe ese compromiso y vuelve a tu hogar.-Lillian hablaba desesperada y Lena se sentía furiosa, puso a Diana en la cuna y volteó a ver a su madre.

-Cállate arpía, no vuelvas a menospreciar a Kara, ella es la mujer más maravillosa del mundo y la que merece a alguien mejor es ella, pero tengo suerte de que me ame a mí y quiera estar conmigo después de todo lo que he hecho, jamás volveré a dejarla y mucho menos la separaré de Diana y te pido que de ahora en adelante te refieras a ella como señora Luthor porque eso es lo que será, nos casaremos quieras o no y no podrás impedirlo, tal vez en el pasado no tuve el valor para defender a mi amor pero ahora sí lo tengo, vete de aquí ahora mismo y no vuelvas o no responderé de mis actos.-La pelinegra sintió un ardor en la mejilla pues su madre la había abofeteado.

-Espero que no te arrepientas de preferir a esa mujer sobre tu madre y más ahora que ella a renovado su apariencia y los hombres y mujeres la acechan, se que no me crees pero pregúntale sobre William.-Lillian abandonó la oficina con cara de triunfo dejando a Lena confundida.

La ojiverde se sentó en su silla, se sentía confundida, su madre había mencionado a un tal William y también que Kara había bebido café con su nuevo jefe, Seguramente solo eran intrigas mal intencionadas por parte de su madre pero no podía evitar sentir como el malestar provocado por los celos se instalaba en su pecho, ya no tenía nada que hacer en LCorp así que tomó a Diana y comenzó a prepararla para irse.

Su pequeña estaba despierta, ya se veía mucho mejor, el tono rosado de las mejillas y la humedad de sus ojos habían desaparecido, pero en su lugar la humedad de su pañal estaba muy pero muy presente, Lena llevó a la pequeña al cambiador y comenzó a limpiarla, ahora ya lo hacía mucho más rápido, las primeras veces su pobre hija terminaba con el pañal chueco o llena de talco, pero junto a Kara habían aprendido la forma correcta de hacerlo.

¿A Qué le Temes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora