capítulo 5

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Lena

La música estaba bastante alta, había gente bailando en la pista resguardados por la obscuridad del lugar, las luces de colores daban un buen espectáculo, al igual que las chicas semidesnudas que contoneaban sus caderas de un lado a otro buscando clientes.

había hablado con James y le dejó claro que no estaba interesada en él, al principio se molestó un poco pero al final el moreno entendió y como prueba de ello la había invitado a una casa de citas, la más exclusiva de la ciudad donde solamente iban los hombres y mujeres más adinerados.

Hace rato que James se había perdido con una mujer, Lena seguía sentada en la mesa viendo a la gente, llevaba ya media botella de whisky, se sentía mareada pero todavía sabía dónde estaba, era la tercera noche que acompañaba a James al lugar, a lo lejos vio a una chica rubia que le sonreía automáticamente pensó en Kara, se levantó y caminó hacia la rubia.

-Hola cariño, ¿te gustaria pasar un buen rato?- Lena solo le dio una sonrisa y la chica la guío a uno de los privados que había en el lugar, eran grandes, con una pasarela en el medio para que las chicas bailaran, un sofá bastante grande alrededor de la pasarela y en el fondo un cama, el lugar estaba rodeado de espejos.

A la pelinegra le daba un poco de asco utilizar el sofá y la cama, no quería contraer alguna enfermedad en su piel, pues aunque no era asidua a esos lugares, sabía que no se caracterizan por tener las mejores normas de higiene.

Si alguien le preguntaba a Lena sobre esa noche podría decir que bebió hasta embrutecer, también podría contarles sobre cómo perdió las llaves de su auto o sobre como ella y James habían terminado caminando en un parque a media noche y posteriormente habían sido arrestados, lo único de lo que jamás hablaría sería de la forma en que había pagado por estar con una mujer, sin duda el peor sexo de su vida, vacío y aburrido.

Pero al menos todo eso le daba algo más en qué pensar, algo que no fuera Kara y sus bonitos ojos azules, así sus noches eran menos solitarias, el alcohol la ayudaba a olvidar la traición de la rubia, además con la amistad de James se sentía menos sola, el moreno había demostrado ser buen amigo aunque tal vez la opinión de los demás sería diferente, James le estaba enseñando el mundo del que se había perdido por estar metida en el trabajo y pendiente de las necesidades de Kara, James tenía razón, la vida era muy corta como para desperdiciarla sufriendo por una mujer.

Pero no todo podía ser bueno en la vida, su familia parecía estar empeñada en encontrarle pareja, a pesar de haber expresado su desacuerdo, su madre había arreglado dos citas, la primera con la hija de un empresario, la chica era completamente superficial, de lo único que había hablado era sobre su próximo viaje a París y New York, dónde se gastaría el dinero de papi comprando ropa que seguramente no necesitaba, la segunda fue con la hija de un político, la mujer era muy aburrida, nadie le había enseñado a esa mujer que la política y la religión eran temas que no se tratan en la mesa, al final de la noche no había más que desperdiciado horas valiosas de su vida.

Kara

Trabajar para la señorita Grant era una experiencia peculiar, la mujer tenía bastante energía además de una presencia que cuando entraba a cualquier lugar se robaba las miradas de todos los presentes, era autoritaria y sarcástica, en ocasiones era arrogante y egocéntrica pero con todo eso Kara debía admitir que era la mejor periodista que había conocido.

La primera semana de trabajo había sido un poco difícil, le costó acostumbrarse a las exigencias de la señorita Grant pero con un poco de atención y buena memoria Kara había logrado complacer a la mujer, al menos ahora ya no le gritaba desde la oficina cuando tenía alguna orden que darle y aunque aún no la llamaba por su nombre al menos le había permitido ver algunos de los reportajes y artículos que se publicaban en la revista.

¿A Qué le Temes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora