Confesión[3]

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-Vamos Jessie o llegarás tarde al colegio-grité desde la planta baja.

-Lo siento mami es que no encontraba mis lápices.

-Tranquila nena.

Salimos de casa y acomodé a mi pequeña hija en su asiento. Subí al asiento del copiloto y le sonreí a Christian.

-¿Listas damiselas?-preguntó.

-Listas-contestamos al unísono.

En el trayecto fuimos escuchando a nuestra hija hablar de su caricatura preferida y de lo emocionada que estaba de que en una semanas sea nuestro día especial.

-¿Mami será una princesa?.

-No-contestó Chris-. Ella será una reina.

Le dediqué una pequeña sonrisa a mi prometido.

Había conocido a Christian hace un par de años. Luego de escapar de la boda de Shawn y Camila.

Flashback.

Caminé y caminé hasta cansarme. Los zapatos que elegí no ayudan mucho en este momento. Los quité de mis pies y entré a la heladería frente a la calle. Estaba algo lleno para ser las tres y media de la madrugada.

Me senté en la mesa vacía y algunas miradas cayeron sobre mi. No entendía por qué si no era la única persona aquí y menos con un vestido llamativo.

Quité el celular de mi bolso y noté las llamadas perdidas de Emily. También tenía algunos mensajes de Connor y Brian. Sin olvidar a Aaliyah.

Solo respondí que estaba bien y que volvería en un rato al hotel para buscar mi valija y volver a Nueva York.

-Disculpa.

Una voz hizo que dejara mi celular de lado. Un chico de ojos marrones estaba de pie justo frente a mí. Llevaba una camisa bordo y pantalones de vestir negros.

-¿Si?.

-¿Podrías prestarme tu teléfono? El mío no tiene batería-pidió.

-Conozco el truco amigo-reí.

-¿Truco?-me observó confundido.

-Si, el truco donde pides mi celular anotas tú número y te vas creyendote un ganador. Pero al final termino borrandolo y no vuelves a saber de mí.

-Auch. Es feo que pienses eso de mí, pero tranquila no lo haré y mucho menos de esa forma. Mi celular realmente no tiene batería ¿Ves?.

Elevó su celular y este seguía con la pantalla negra. Mis mejillas se sonrojaron inmediatamente.

-Oh lo siento. Ten.

Tendí mi celular y oculté mi rostro en mis manos. Nunca pasé tanta vergüenza.

Oh esperen si. El día de mi declaración fue mi mayor vergüenza.

Él chico cortó la llamada en la que estaba y dejó el teléfono de mi lado.

-Gracias-sonrió.

-Por nada. Solo disculpa por lo que dije, no quiero que pienses que me creo la gran cosa.

-Está bien, no creo que seas la gran cosa. Aunque te vistes muy elegante para venir a una heladería a esta hora-tomó asiento frente a mi.

-Eso tiene una razón-reí.

-¿Se puede saber cuál?.

-Solo diré que no es buena idea confesarle nuevamente tus sentimientos a un chico por segunda vez.

-¿Por qué lo hiciste?

-No lo sé-me encogí de hombros-.Tal vez por idiota. Pero si que fue una mala idea.

Imaginas Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora