Niños

1.9K 127 23
                                    

Dejo el plato de galletas sobre la mesa y me aparto para ver si estaba todo bien.

Tener el día libre era fantástico. Podía estar con mis hijos y mi marido sin preocupaciones. Claro, si ninguno se encontraba en casa solía prepararles una merienda para cuando llegaran del colegio o tomar una gran siesta. En este caso fue la primera opción.

Escucho el ruido de las llaves en la puerta y me dirijo hasta allí. Veo a mi marido y a mis dos hijos cruzar el umbral de la puerta, pero antes de decir algo mi hijo Michael pasa a mi lado sin saludar.

-¿Hijo? ¡Michael!-trato de llamar.

-No sé que sucede con él-Shawn deja un beso en mi cabeza-. No habló durante todo el camino a casa.

-Hola mami-Kio saluda-. Hoy tuve un día genial.

-¿Si? Ve a lavar tus manos y me cuentas tu día mientras te preparo algo de chocolate.

El pequeño asistente y corre hasta el baño. Mientras voy a preparar su bebida Shawn se sienta en la mesa y toma una galleta.

-Traté de preguntarle a Mike si sucedió algo en la escuela o algo que hicimos durante la mañana, pero solo se quedó callado y me ignoró.

-Tal vez Kio sepa algo-dije.

El recién nombrado se acerca hasta su silla y frente a él dejo su chocolate recién hecho. Le ofrezco algunas galletas y me cuenta sobre su día.

Michael tiene ocho años mientras que Kio tiene seis. Michael es el primer niño que tuvimos con Shawn, el primero que adoptamos. Sabia que podía tener hijos y quedar embarazada tranquilamente, pero con Shawn decidimos adoptar. Después de un año de matrimonio pensamos en tener hijos pero no de la forma tradicional. Discutimos seriamente en adoptar a un niño, cuando llegamos a un acuerdo buscamos algunos lugares de adopción. Conocimos a muchos niños en aquel lugar, pero realmente quedamos fascinados con Michael. Tenía dos años en ese momento, nos robó el corazón de inmediato. No voy a negar que fue muy duro el proceso de adopción, muchos papeles y entrevistas. Cuando cumplió sus tres años finalmente lo trajimos a nuestro hogar, su forma de adaptarse fue fácil y rápida. Con Kio fue distinto, lo conocimos cuando tenia cuatro y medio. Llegó cuando tenía cinco años, fue difícil lograr que nos tomara como sus padres y que tomara a Mike como hermano. Llevó trabajo, no voy a negarlo, pero se sintió tan bien cuando me llamó "mamá" por primera vez. Lloré y lo abracé como nunca lo había hecho. Realmente soy feliz con la familia que tengo y no cambiaría a mis tres muchachos por nada en el mundo.

-Oye campeón-Shawn lo llamó-¿Sabes que le sucede a tu hermano?.

-No papi-negó-,pero...

Shawn y yo volteamos a ver cuando se quedó callado. La razón era porque estaba buscando la galleta con más chispas.

-Kio no toques todas las galletas y dinos que pasó con Mike-dije.

-Lo siento-tomó una galleta-. Hoy vi que unos chicos lo seguían y le decían algunas cosas-dió el último sorbo a su chocolate-.¿Puedo ver televisión?.

-Claro, pero luego vienes a hacer tu tarea-dijo Shawn.

Tomé la taza vacía y me puse a limpiar las cosas.

-Amor, tenemos que hablar con Michael-dije.

-¿Quiéres que lo haga?.

-Hagámoslo.

Terminamos de acomodar las cosas y nos dirigimos hasta el cuarto de nuestro niño. Toqué suavemente su puerta hasta que escuché "pase" de su parte. Estaba sobre su cama boca abajo y con su peluche de león en su mano derecha.

-Mike, cariño, queremos hablar contigo-hablé.

-No quiero mamá.

-Por favor amiguito, déjanos saber que pasó en el colegio-esta vez habló Shawn.

Michael tomó asiento en su cama y se dedicó a jugar con el pelo del león. Shawn tomó la iniciativa y se sentó a su lado mientras que yo estaba al otro lado.

Nos mantuvimos en silencio bastante tiempo. No quería presionarlo.

-Sinto no haberte saludado correctamente mamá-la voz del pequeño me sacó de mis pensamientos.

-Está bien bebé, pero dime porqué estás enojado.

Un suspiro salió de sus labios antes de hablar.

-Hay unos niños que me molestan en la escuela. Al principio eran comentarios que no me molestaban y los ignoraba, aún lo hago, pero eso no evita que me sienta herido. Hacen comentarios sobre que soy adoptado y sobre el color de mi piel. Pero lo que realmente me lastima es que hablen sobre Kio, que él no pertenece a este país y que es adoptado solo por lástima.

Michael dejó salir sus lágrimas y yo también. Me rompía el corazón que molestaran a mi hijo con comentarios tan hirientes.

Michael era un niño de tez marrón y Kio era asiático. Era evidente que no eran nuestros hijos biológicos, pero eso no evitaba que los amaramos como si lo fueran. No quita el hecho de que sintiera como si los hubiese llevado nueve meses en mi vientre. Al principio sabía que las personas no entenderían porque los llamaba mis hijos cuando no se parecían en nada a mi y a Shawn, pero no me importaba, porque ellos si eran mis hijos.

Desde que nos convertimos en padres recibíamos todo tipos de comentarios "pero, no son iguales a ustedes", "pero él es negro", "es asiático, no es tu hijo", "si no lo concebiste de forma natural no es tu hijo". Esos y mucho comentarios más fue lo que escuchamos a lo largo de nuestra paternidad. Supimos ignorarlos y seguir adelante. Pero siempre tuve presente el miedo de que alguno de ellos dos escuchara esa clase de cosas.

-Escucha hijo-Shawn limpió sus lágrimas y lo atrajo a su pecho-. No tienes que hacer caso a ninguno de los comentarios que digan esos chicos o cualquier persona. Tienes que saber que tu madre y yo te amamos con todo nuestro corazón. No solo a ti, a tu hermano también. Si, tal vez no seas igual a nosotros y Kio tampoco ¿pero eso importa? Claro que no, lo que importa es que tienes una familia que te ama, que estará para ti en todo momento. ¿Quién dijo que la familia tenía que ser con dos padres y sus hijos de sangre? Una familia puede estar formada por una madre y un padre, dos madres, dos padres o incluso una mamá o un sólo papá. La familia es aquella que se ama y se apoya en todo momento, es aquella que comparte buenos y malos momentos.

Mike se aferró más al pecho de Shawn mientras yo trataba de secar las interminables lágrimas. Las palabras de mi esposo me hicieron llorar aún más.

-Mikie, sabes que te amamos y que te apoyaremos en todo, solo ignora a esos idiotas que vienen con esos comentarios-dije.

-¡Vocabulario!-dijo Kio desde la puerta-. Mamá me debes dos dólares y papá cuatro por maldecir en el auto.

-¡Shawn!

-¿Qué? No es mi culpa que el imbécil de su maestro no sepa conducir.

-¡Seis dólares al tarro! Voy a ser rico.

Michael río por lo que dijo su hermano y se alejó del pecho de Shawn.

-Gracias a ambos por lo que dijeron, los quiero mucho, a los tres-dijo Mike.

-Abrazo familiar-los cuatro nos fundimos en un gran abrazo que duró bastante tiempo.

-Oye Mike, si esos niños estúpidos te vuelven a molestar sólo diles que ellos fueron un mal accidente-dijo Shawn.

-¡Shawn!

-¡Ocho dólares para mi bebé!-soltó emocionado Kio.

Imaginas Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora