12. FORTALECIDO

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Los fuertes brazos del príncipe Kim rodearon el cuerpo desnudo de Minseok. Sus manos se deslizaron sobre los muslos gruesos y lo alzaron, obligándolo a despegar los pies del suelo.

Minseok soltó una risita por la sorpresa y se sostuvo de sus hombros. Se sentía tan feliz en ese momento que no le hubiera importado quedarse así por lo menos un siglo. Tal vez más. Cruzó sus tobillos sobre la espalda de Jongdae e inclinó su rostro, ahora que era más alto, para alcanzar sus labios, que no tardaron en devolver los roces con entusiasmo.

Jongdae se separó por un segundo; lo miró, sonrió y volvió a besarlo. Estaba seguro de que habían fortalecido aquel lazo invisible que los unía, porque ahora los pensamientos de Minseok eran más claros dentro de su cabeza y era difícil diferir a quién de los dos pertenecía esa desmedida felicidad.

Los labios de su maestro no tuvieron suficiente con su boca, se deslizaron lentamente sobre su mandíbula, recorriendo la piel con ansias, hasta llegar a su cuello. Minseok le acarició la espalda de un lado a otro, soltando gemidos sobre su oído. Cada vez que Jongdae le hundía sus afilados colmillos en la piel, sentía una sacudida de placer que era —posiblemente— equivalente a un golpe a su próstata. Se abrazó más a la espalda de su maestro y maldijo entredientes.

Jongdae bebió un poco, sintiéndose de pronto mucho más fuerte, y sostuvo a Minseok solo con uno de sus brazos. Su mano libre la utilizó para acariciarle su palpitante entrada.

—Ya estás listo —Jongdae apuntó con sorpresa buscando su mirada. ¿Minseok se estaba ruborizando?

—Estuve jugando un poco mientras te esperaba.

—¿Por eso estabas tan tranquilo hoy?

—¿Podías sentirme? —Minseok preguntó. Jamás habría imaginado que no tendría privacidad ni para masturbarse de vez en cuando.

—No del todo. Estaba en la otra punta de este lugar —explicó Jongdae en un susurro tan bajo que más parecía estar gruñendo.

Minseok sintió que se endurecía un poco más bajo la mirada turbia de Jongdae.

—¿Puedes hacerlo para mí? —preguntó sin dejar de mirarlo de esa manera. Minseok asintió sin estar muy seguro de a qué se refería, no era capaz de entender el torbellino de emociones que debían ser las de su compañero.

—¿Qué quiere que haga, su majestad? —Minseok preguntó, tragando el nudo en su garganta.

Los ojos de Jongdae parecieron centellar ante las palabras de Minseok.

—Tócate —Jongdae gruñó—. Y mírame mientras lo haces.

Minseok asintió lentamente y se desprendió de él. Caminó despacio los pocos pasos que lo separaban de la cama y se subió a gatas, exponiéndose completamente. Sentía que la sangre corría por sus venas más rápido de lo normal. Se giró y se dejó caer de espaldas sobre la cama, flexionó sus piernas y las separó. Nunca había hecho algo semejante, pero le excitaba sobremanera que los ojos de Jongdae no parpadearan mientras seguía cada uno de sus movimientos. Estaba comprometido a obedecer las órdenes del príncipe al pie de la letra, así que empezó como había empezado esa misma tarde.

Pensó en Jongdae y en la sensación de tenerlo dentro y sobre su cuerpo. Recreó sus besos con su imaginación, sus gruñidos y la forma en que lo miraba. Nada difícil, teniendo en cuenta que ahora estaba mirándolo a los ojos y que sus besos y mordidas aún quemaban sobre su piel. Acarició sus propios pezones con sus dedos húmedos y deslizó una de sus manos por su estómago lentamente, al llegar a su miembro lo tomó y lo acarició un poco, pero lo dejó pronto y alcanzó su entrada. Gimió al introducir dos dedos. Empezó a moverlos en círculos dentro de su cuerpo y jadeó. La mirada del príncipe estaba fija en sus ojos ahora, pero Minseok sabía que él había estado siguiendo el movimiento de sus dedos. Tomó su miembro de nuevo con su otra mano y se masturbó con rapidez, notando que Jongdae también tenía una mano sobre su pene y se acariciaba lentamente. Podía ver su mandíbula apretada y sus chispeantes ojos rojos. Era tan delirante. Minseok introdujo un tercer dedo y sofocó un gemido mordiéndose el labio inferior.

2. KING [Chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora