28. RAZONES.

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—Ayúdame a romper nuestra conexión —Yixing demandó.

Junmyeon lo miró con una mezcla de enojo e incredulidad por algunos segundos.

—No —respondió finalmente con voz gélida.

—Junmyeon, por favor —Yixing suplicó.

—¡No! —Junmyeon negó de nuevo—. Ni siquiera estamos seguros de que sea posible. 

—¿Entiendes que si muero mañana, morirás también?

—Que así sea —declaró el rey inmediatamente.

—¡Maldita sea, Junmyeon! —Yixing exclamó airadamente.

—Dame una sola razón para querer vivir si tú no lo haces —Junmyeon exigió con los dientes apretados.

—¿Por qué eres tan egoísta? —Yixing reprochó.

—No voy a hacer algo que pueda dañarte —Junmyeon aseguró, mirándolo a los ojos—. Pídeme lo que quieras, cualquier cosa, menos eso.

—Lo único que necesito de ti es que me des mi libertad —Yixing murmuró. Se abrazó a sí mismo y anduvo hasta la ventana, luciendo derrotado.

—No puedo hacerlo... aunque me odies para toda la eternidad —Junmyeon susurró apretando los puños, conteniendo las lágrimas que amenazaban con deslizarse sobre sus mejillas.

Y no se trataba únicamente de que Junmyeon no quisiera romper el débil lazo que aún los unía y perder toda esperanza de ser felices juntos algún día; sino el peligro. No había nada seguro, solo la posibilidad de acabar con sus propias vidas o, peor aún, perder la capacidad de amar. ¿En qué clase de monstruos se convertían si lograban su objetivo? ¿Qué les aseguraba que la tristeza y el vacío no acabarían con sus vidas más adelante?

—Junmyeon, cálmate, no hagas eso —Yixing advirtió de pronto, con temor, girándose para mirarlo de nuevo.

Una repentina lluvia había empezado a golpear el tejado. Yixing estaba más que seguro de que la lluvia se desbordaba exclusivamente sobre ellos, lo cual era un equivalente a lanzar fuegos artificiales para rebelar su ubicación. Solo unos pocos tenían conocimiento del don del rey y uno de ellos era la reina.

Yixing no necesitaba que una infortunada y pasional lluvia acabara precipitadamente con la vida de ambos.



~   ~   ~


Jongin tomó la mano de Minseok y le sonrió, dio un suave apretón y, en un parpadeo, ambos se encontraron rodeados por la espesa vegetación de un bosque.

—¿En dónde estamos? —Minseok preguntó en un murmullo.

—Yixing quería que lo vieras con tus propios ojos —Jongin anunció y empezó a caminar.

Minseok lo siguió, invadido por la curiosidad.

Apenas empezaba la madrugada, pero Minseok tenía la sensación de que habían pasado días, en lugar de horas, desde la última vez que tuvo la dicha de besar los labios de su príncipe.

En tan poco tiempo había sido acusado de matar al rey, lo habían aprisionado, había escapado, se había convertido —posiblemente— en amigo del rey y ahora 

estaba envuelto en una rebelión cuyas razones desconocía.

Su mente todavía se encontraba sumergida en las palabras del rey, cuando sus ojos captaron la hilera de viviendas que había al límite de la zona boscosa.

2. KING [Chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora