-Isa, él es...
-Claro que sé quién es, Molly- interrumpió a la forense mientras estiraba su mano hacia el detective con una sonrisa- Este hombre no necesita presentación, es un verdadero placer señor Holmes, soy una fiel admiradora de su trabajo.
S...
Eran las 9:00 p.m. cuando se escucharon los primeros dos disparos.
Isabella estaba en su habitación, acababa de terminar de escribir un documento que necesitaba para su clase al siguiente día cuando escuchó los disparos en la sala, así que su primera reacción fue salir corriendo.
John iba llegando de su trabajo cuando escuchó los disparos desde afuera, subió corriendo las escaleras encontrándose a su compañera en el rellano, ella iba bajando y tenía una mirada asustada.
Los dos entraron a la sala para encontrarse a Sherlock Holmes, vestido con pijama, recostado en su sillón y con un arma en sus manos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¡¿Qué es lo que estás haciendo?!- preguntó John cuando ellos entraron a la sala.
-Estoy aburrido- dijo en voz baja el detective.
-¿Qué?- preguntaron confundidos los doctores.
-¡Aburrido!- dijo con voz fuerte levantándose de su sillón y disparando repetidas veces a la pared y haciendo diferentes poses.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
John al ver que el detective se levantaba, jaló a Isabella detrás de él y se tapó los oídos para no escuchar los disparos.
-¡No!- dijo acercándose cuando dejó de disparar para quitarle el arma.
-No sé qué les pasó a las clases criminales- dijo Sherlock caminando al sofá y recostándose- Qué bueno que no soy uno de ellos.
-¿Haces eso cuando estás aburrido?- le preguntó Isabella mirando a pared, había una cara feliz pintada y llena de agujeros.
-Sep- dijo el detective.
-¿Puedo intentar?- le preguntó la chica a John con una sonrisa ilusionada.
-¡No!- dijo incrédulo el doctor. Ella hizo un pequeño puchero con sus labios y se sentó en el sillón de Sherlock.
-Después te dejo- le dijo el detective a la joven guiñandole un ojo y así ganándose una sonrisa de parte de ella y una mirada molesta de parte del doctor.
