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—Martín —le gritaba a mi mejor amigo, quien claramente ignoraba lo que le estaba diciendo— bájame ya. —reiteré, pero nuevamente fui ignorada como las grandes.Mi amigo corría mientras me cargaba como a un saco de papas, mientras yo ponía una mano en mi falda para evitar que se levante.—¡martín vargas, bájame ahora mismo. —se detuvo frente a la puerta del salón— sabes que odio que hagas eso. 

—caminas muy lento, eres muy pequeña y por eso tus piernas son cortas. —decía mientras me bajaba.

—cállate, ni que fueras tan grande. —me defendí, caminamos hasta nuestros lugares que eran al lado del otro. Para nuestra suerte ésta era la última clase del día.

me dediqué a prestar atención en mis clases mientras que mi amigo hacía una gran lucha por no caer dormido, no era un estudiante muy destacado a nivel académico para ser sincera.

—harán una tarea en parejas, y averiguarán que desató la segunda guerra mundial. —hablaba la profesora mientras escribía en el pizarrón.

—lu, ¿Lo hacemos juntos? —preguntó mientras se acomodaba en su lugar.

—no debería aceptar por lo que hizo hace un rato —contesté— pero no me llevo con muchos de acá así que pues no hay de otra. —dije y él me miró totalmente ofendido.

Martín era mi mejor amigo desde los ocho años, misma cantidad de tiempo que llevábamos siendo amigos. También era la misma cantidad de años que llevaba siendo amiga de Simón, ambos son personas muy importantes en mi vida.

yo era hija única, así que el mayor de los Vargas era esa figura de hermano mayor que mamá no me dio, con Martín nos queríamos mucho pero nuestra relación era más de confidentes y mejores amigos, totalmente distinta a la que llevaba con el chico de gafas que siempre es más como una hermandad.

—perdóname —dijo dándome un abrazo y yo reí, cuando la campanilla sonó guardamos nuestras cosas y salimos del salón para ir hasta las afueras del colegio—¿me voy a quedar a su casa, o usted va a la mía?

—mejor en la suya, mamá no está en casa y de paso sirve para que Simón nos ayude un poco. —caminábamos hasta donde se encontraba el anteriormente mencionado, estaba en el portón con sus amigos. Martín se detuvo para saludarlos y yo caminé hasta quedar a unos metros de donde estaban ellos, hay uno de ellos que me llama la atención y prefiero estar lejos antes que pasar vergüenza.

—bueno muchachos, yo los dejo. Nos vemos mañana. —el de gafas se despidió de sus amigos y junto con Martín caminaron hasta donde yo estaba.— ¿qué pasó Lucía? Él no la va morder. —bromeó y yo me quedé en silencio con mis mejillas rosadas, con sutileza moví mi mirada en dirección hasta donde estaba el susodicho y me arrepentí cuando ambos chocamos miradas.

—caminemos porfa. —dije en voz baja y ambos rieron. 

emprendimos rumbo hasta la casa de mis amigos, nos dedicamos a conversar mientras yo  evadía las preguntas que Simón de vez en cuando lanzaba, preguntas que tenían que ver con su amigo. Cuando llegamos a su casa subimos a la habitación de Martín y el mayor nos avisó que si necesitábamos algo no dudáramos en llamarlo.

Isaza me ha preguntado por usted. —decía mientras acomodaba algunas cosas, dejé mi bolso sobre su cama y lo miré.

—¿qué le dijo? —dije tratando de esconder los nervios que tengo encima.

para los vargas no era un secreto que aquel chico de último año me gustaba, aún así nunca he hecho nada para acercarme a él porque en estos temas la torpeza me supera. Hemos hablado un par de veces en el cumpleaños de Simón o cuando viene y yo estoy en ésta casa.

—me preguntó que si tiene novio —dijo moviendo sus pobladas cejas y yo reí.— me parece que deberías hablarle. —

—marto, sabes que no soy buena en eso.

Había tenido una relación, había sido bastante torpe.

—yo te ayudo, conozco a Isa y sé que es un tipazo —dijo para después sentarse en su cama— tranqui luci que yo no voy a exponerla ante cualquier bobo.

—pero yo sí soy boba. —dije mientras me sentaba a su lado, él me miró mal.

—no eres boba Lucía, eres increíble y el chico que este contigo será afortunado. —dijo para después darme un abrazo. Martín destacaba por dar mucho afecto y siempre estar ahí escuchando lo que sea que tengas que decirle.



[...]





estaba sentada junto a mi amigo de cejas pobladas, veíamos a los chico jugar al fútbol. Martín nunca fue muy futbolero y si a día de hoy está en el equipo fue por una obligación realmente, lo suyo era el fútbol americano.

veía a los chicos patear e ir y venir detrás del balón, el árbitro dio el silbatazo indicando que el juego había llegado a su final. Me permití ver a Juan Pablo mientras caminaba y conversaba con Villamil, empecé a entrar en un pánico interno cuando vi que venía hacia acá.

—marto ¿cómo vas? —dijo saludando a mi amigo que se puso de pie para dar ese típico saludos de varones, hizo lo mismo con Villamil.

—hola luci —me saludó villamil con una sonrisa— ¿todo bien?

—todo bien, juan pablo ¿usted? —contesté y él respondió lo mismo.

—marto ¿será que puedo hablar con Lucía? —preguntó Isaza, miré a mi amigo y sin la necesidad de que yo hiciera un solo gesto él entendió mi sentimiento. Martín siempre supo leerme con tan solo mirarme a los ojos.

—claro —respondió— lu —me llamó— vuelvo en un ratico. —villamil y martín se fueron dejándome a solas con el más alto. Juan Pablo se sentó a mí lado y el silencio incómodo estaba haciéndose presente.

—¿cómo estás? —preguntó mientras se acomodaba el cabello sudado por la actividad física que hizo hace un rato.

— bien todo bien ¿usted, cómo le va con el bachillerato? 

una conversación empezó a desarrollarse mientras que yo me dedicaba a no ser tan torpe a la hora de hablar y poder conectar al menos dos de mis neuronas para no pasar alguna vergüenza. Juan Pablo hacía varios comentarios que me hicieron reír más de una vez.

—¿ya sabes lo que quieres estudiar o aún estás divagando? —dije mientras jugaba con el ruedo de mi falda.

—estos temas es mejor hablarlos acompañados de un café —dijo sonriendo— te invito a un café después del colegio. —reí al ver la espontaneidad con la que había hecho aquella invitación.

—suena bien. —contesté y él sonrío mostrando sus dientes.

—¿a las cuatro le sirve? —dijo y yo asentí— bien, a esa hora paso por usted ¿me podría regalar su número? —preguntó mientras rascaba su nuca, asentí nuevamente y me extendió su celular para que agendara mi número—nos vemos Luego, Lu, por cierto te ves muy linda. —dejó un beso en mi mejilla y se retiró.







ando editando los caps, la trama va seguir siendo la misma.

me puse a darle un ojo y me pareció que podría estar mejor narrada y que se vea un poco más ordenada, no tengo el mismo estilo de escritura de hace dos años y me parece que ordenar un poco no estaba demás. También cambié algunas cositas, le añadí un poco  más de texto.<3

toma mi mano ; martín vargas [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora