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Martín Vargas.

Estaba en el aeropuerto con mi novia aferrada a mí y yo a ella, esto era mas difícil de lo que pensamos, y es que hemos estado toda una vida juntos, aún siendo amigos esto nos habría costado.

— Mi vida, ya debo irme. —dije besando su frente—

Se apartó de mí y me despedí de mis familiares y amigos que estaban ahí.

—Me avisas cuando llegues. —decía mi mamá—

—Con cuidado, perro, lo extrañarnos. —decía Isaza—

Lucia me veía con tristeza y me acerqué para darle un último beso, al menos durante estos seis meses.

Pasajeros con destino a Francia, por favor abordar su vuelo.

Tomé mi maleta y caminé hacia el pasillo para llegar a mi vuelo. Entré en el avión y tomé mi asiento, esto iba a ser difícil pero ya estaba decidido. Decidí dormir durante el vuelo.

Después de diez horas llegué a Francia, y luego de hacer el papeleo de migración caminé hasta donde había una mujer con un rótulo que tenía escrito mi nombre.

—Ravi de vous rencontrer, je suis Martin. (Encantando de conocerte, soy Martín.)

— Je suis Juliette. (Yo soy Julieta)

Subí al auto con ella, si algo había aprendido en el colegio había sido el idioma francés, y ahora agradezco haber llevado ese idioma. Entramos en su casa y me presentó a su hijos, me comentaron que no había necesidad de hablar en francés, ellos eran latinos pero radicados allá, y que me sintiera en la libertad de hablar en mi lengua natal, pero que fuera de casa si tenía que hablarlo, por obvias razones.

Ya era un poco tarde así que fui a lo que ahora sería mi habitación para descansar un poco. Acá eran las 11:30pm lo que quería decir que en Colombia apenas eran las 5:00pm, llamé a mi mamá para comunicarle que ya estaba en la casa donde trabajaría y luego le escribí a Lucia.

Martín Vargas.
Hola bonita, ya estoy en la casa donde voy a trabajar.💙

Preciosa.❤
Hola, que bueno que llegaste bien, ya te extraño. :(

Martín Vargas.
Y yo a usted mi amor.
Me iré a dormir, acá ya es tarde, te amo, nos hablamos luego.💙

Preciosa.❤
Te amo más, descansa, bonito.💙

Dejé el teléfono a un lado y traté de dormir, sabía la diferencia de zona horaria me afectaría, pero estaba cansado así que fue una ventaja.

[...]

Llevaba ya tres semanas acá, los días pasaban muy lentos para mí. Estaba ayudándole a la menor con su tarea, tenía seis años.

—Ya está, ahora recorta eso y queda listo. —dije sonriendo—

—¿Tienes novia? —preguntó la pequeña.—

Para mí era divertido saber que siendo tan pequeña manejaba a la perfección los dos idiomas, sus padres eran Argentinos.

—Sí, se llama Lucia. —dije sonriendo—

—¿Es bonita? —preguntó—

—Sí, muy bonita ¿Quieres ver? —dije sacando mi billetera y ella asintió—

Le mostré la foto que andaba en mi cartera, era una foto de Lucia que yo mismo le había tomado en acapulco y había mandado a imprimir.

—Es muy bonita, tiene hoyuelos, como vos. —dijo sonriendo—

—Sí, pero por ahora termina de recortar y pegar esto en tu cuaderno.

Me levanté para verificar que Antonio, el mayor, ya haya finalizado su tarea, y así era. Y básicamente en esto se había convertido mi vida.

Mis jefes llegaron con un grupo de personas, según me informaron eran familia, me presentaron a cada uno.

—Y ella es mi sobrina, Agustina. —dijo presentándome a una chica de mi edad mas o menos—

—Martín Vargas, un gusto. —dije amablemente—

—Martín, Agustina vivirá con nosotros, es obvio que a ella no tendrás que cuidarla, pero es necesario que sepas que ahora estará en casa. —hablaba mi jefe y yo asentí—

Nos sentamos a cenar y aquella chica no quitaba su vista de mi, lo que me hacía sentir incómodo. Terminamos la cena y después de ayudar con los platos sucios subí a mi habitación para llamar a Lucia.

—Hola bonita. —dije en cuanto se conectó—

—Hola. —hablaba del otro lado de la pantalla—

—¿Cómo estás?

—Bien, descansando de los parciales ¿Usted, alguna novedad? —preguntó—

—Bien, hoy mis jefes trajeron a su sobrina, se llama Agustina, es de nuestra edad más o menos y vivirá acá. —en cuanto comenté aquello entendí que tal vez fue un error—

Sabía que se pondría celosa, y que la distancia es el peor factor, porque aunque Lucia no era celosa, igualmente la situación en la que estamos la haría desconfiar.

—Oh —dijo después de un rato— qué bueno.

—Sí, bueno, sabe que no tiene que preocuparse. —dije tratando de ablandar la situación—

—Sí bueno, tengo que hacer trabajos, te dejo, adiós, te amo.

—Te amo más. —dije colgando la llamada—

Sabía que estaba incómoda ante la situación, no le agradaba la idea de que otra chica de nuestra edad vaya a estar cerca, pero no podía hacer nada, yo solo debía adaptarme.

toma mi mano ; martín vargas [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora