8.

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no había dicho nada sobre mi ruptura con isaza, la verdad es que no me encontraba en condiciones de divulgar el fin de nuestra relación. Además, contarlo me obligaría a comentar el porqué de esto y me dolía bastante pensar la forma en la que él decidió fallarme.

dos golpes sonaron detrás de la puerta y seguido de eso se abrió lentamente, un par de gafas se asomaron dejándome claro quién había venido a visitarme. Entró en la habitación y se sentó en la orilla de la cama.

—¿quieres hablar del tema? —preguntó mientras empujaba sus gafas, un tic que lo caracteriza bastante.

—¿cómo sabes lo que pasó?

—aparte de ser tu amigo, también soy amigo de juan pablo, estudio en la misma universidad que él y estudiamos música juntos —contestó— ¿quieres hablar del tema? —reiteró.

—¿qué quieres escuchar simón? me fue infiel ¿no te lo dijo? me montó los cachos. —respondí molesta, mi amigo no tenía la culpa y no merecía una mala respuesta de mi parte pero me encontraba demasiado suceptible.

—sí, pero quiero saber que sientes para poderte ayudar a estar bien mi niña. —aclaró, no respondí porque un puchero se escapó de mis labios. Mi amigo hizo el mismo gesto y se acercó para abrazarme.—las personas comenten errores luci, está de sobra decir que no merecías eso y que isaza falló de manera abismal. Estoy seguro de que ya llegará un amor para ti, uno que sea completo.

no quise decir nada más, me quedé abrazada a mi amigo de gafas mientras lloraba. Simón era ese hermano que cualquier persona quisiera tener, mamá no me había dado hermanos pero la vida puso un simón vargas morales en mi camino y él se convirtió en mi hermano mayor, aunque no compartíamos sangre siempre cuidó de mí. A día de hoy lo sigue haciendo.



[...]



me quedé dormida y no supe en qué momento exactamente, simón ya no estaba y el cielo estaba levemente iluminado por el sol. El reloj que decoraba la pared de mi habitación, marcaba las 8:16am, había dormido demás.

en la mesa de noche junto a mi teléfono había una bolsa de regalo, junté mis cejas porque no tenía idea de donde había salido ese detalle. Tomé el regalo y lo abrí para observar su contenido, dentro había un papel doblado.

"sé que te encantan los unicornios, y pues que mejor unas cómodas pantuflas de tus seres mitológicos favoritos para pasar la tusa. Una blusa rosa porque aunque sé que no es tu color favorito, sé que lo rockearás de la mejor forma. 

lo material no puede reparar tu primer corazón roto pero espero que al menos este obsequio haya dibujado una sonrisa en tu pálido y lindo rostro. Te amo mucho luchi, recuerda que siempre estaré para ti.

atte: simón vargas."

en efecto, el mayor de los vargas tenía razón y había logrado dibujar una sonrisa en mi rostro, mee levanté de mi cama y bajé para preparar mi desayuno. Mamá estaba trabajando así que después de desocuparme iría a lo que viene siendo mi segundo hogar; la casa de los vargas.

mi mamá trabajaba para darme lo que necesito e incluso más, a pesar de sus extensas jornadas de trabajo jamás me descuidó y ha estado presente durante toda mi vida a diferencia de mi padre. Agradecía con el corazón haber heredado la mayoría de los rasgos físicos de mi madre.

luego del desayuno me encargué de ordenar la casa y hacer el oficio necesario para que quede limpia, la suerte de ser únicamente dos personas era que el desorden era bastante reducido además de que mamá nunca fue fanática del desaseo. Cuando quedé satisfecha con mi trabajo subí para darme una ducha, unos jeans negros y la blusa que me había obsequiado mi amigo de gafas conformarían la pinta de hoy.

toma mi mano ; martín vargas [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora