3.

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lucía osorio: 

estaba en la cafetería con juan pablo, el habitual desde hace ya un par de meses, mismos meses donde yo no paraba de sentir inseguridad porque creía que su gusto por mí no iba a ser más que eso y creer que él no quería una relación o al menos no conmigo. El picoteo de la duda picaba más rápido cada vez que estaba con él y yo ya estaba cayendo en el limbo de creer que no va suceder nada más.

—te ves preciosa —dijo tomando mi mano y dejando un beso en su dorso— pero me gustaría saber qué tiene a esta preciosa pensando tanto. —dijo con cierta gracia, no pude evitar sonreír.

—nada realmente importante —contesté— ¿me estabas diciendo algo?

—no, pero ahora mismo sí tengo al para decirte —lo miré y él se acomodó en su lugar— desde siempre te me hiciste una niña muy linda, te veía hablando con martín siempre tan animada o cuando a veces ibas caminando por el pasillo y simón te detenía para molestarte un poco y te ponías toda colorada —dijo arrugando su nariz y yo me sonrojé— algo así como ahora —me señaló y yo reí— pero a lo que voy es que, hace un tiempo confirmé que era mutuo ahora quiero saber, si las ganas de que seas mi novia también lo son. 

—para nuestra suerte, esas ganas sí son mutuas. —sonrío y tomó mi rostro en sus manos para dejar un cálido beso sobre mis labios, cuando nos separamos sonrío y dejó un beso en mi mejilla— no te quiero arruinar el momento pero tengo que llegar a casa en unos minutos.

nos levantamos de las sillas y luego de pagar salimos del local para caminar a casa, que cómo siempre él me acompañaba y me dejaba en el portón de mi casa.

—hoy voy a dejarte en la puerta de tu casa —decía mientras acomodaba el agarre de su bolso— y le diré a tu mamá, mucho gusto soy Juan Pablo Isaza, el novio de su hija. 

—¿te vas a presentar con mi mamá? —dije sorprendida y él asintió.

—es lo que hay que hacer. —contestó finalmente. 

llegamos al portón de mi casa, lo abrí dejando que él pase primero y luego cerré a mis espaldas, me esperó y tomando mi mano nuevamente caminamos hasta la puerta y luego de tocar una vez se abrió rápidamente dejando ver a mi mamá.

—má —la saludé con un beso en la mejilla— él es juan pablo. —mi mamá era una mujer bastante dulce. Le dio una mirada rápida y luego sonrío.

—juan Pablo Isaza, que gusto poder conocerla. —decía mientras la saludaba.

—qué gusto, al fin lo puedo conocer, me llamo damaris. —decía mi mamá mientras se hacía a un lado para dejarnos pasar— lucia me ha hablado mucho de usted.—miré a mi mamá algo apenada. Obviamente que le había hablado de él, además de ser mi mamá era mi amiga pero al final de cuentas ella seguía siendo mamá y no puede evitar comportarse como una.

juan pablo río bajo y me miró mientras yo sonreía tratando de ocultar cualquier rastro de vergüenza en mi rostro. 

—doña damaris, yo en realidad ando de pasada vine a dejar a su hija para confirmar que llegue bien y aprovechando para saludarla y presentarme —dijo y mi mamá asintió— también, me parece que es mi deber informarle que lu y yo somos novios, así que bueno ojalá no haya problema. 

—lucia es mi única hija pero no pienso privarla de que sea joven, lo único que le pido es que la cuide de ahí en adelante yo no tengo más problema —contestó. Juan Pablo se despidió de ella y lo acompañé hasta la puerta para despedirlo.

toma mi mano ; martín vargas [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora