martín vargas.
no era la opción más formal la de terminar una relación por teléfono pero me sentía ahogado con ese tema y necesitaba hacerlo lo más pronto posible, ya lo tenía meditado y quizá lo sucedido fue como un empujoncito para que lo hiciera. Más allá de mis sentimientos por lucia, la extrañaba y sara me limitaba mucho para poder verla.
entré en mi habitación después de esa llamada tan emocionalmente intesa, lucia estaba sentada en mi cama con su pijama puesta ya era tarde.
—no es la mejor opción terminar por medio de una llamada, pero era necesario hacerlo pronto. —dejé mi teléfono sobre la mesa de noche.
—martín —me llamó— somos mejores amigos, siento que esto no puede seguir sucediendo.
—¿dónde está estipulado que los mejores amigos no se pueden besar? —inquirí alzando una de mis cejas.
—¿no crees que esto nos pueda dañar en algún punto? —me cuestionó, estaba demás el decir que ella tenía razón desde mucho antes yo ya estaba siendo dañado.
—eso depende de cada quién.
—no está bien, acabo de terminar mi relación y tú igual no creo que sea un buen plan mantener algo de estilo. Nuestra amistad nunca ha sido así. —decía mientras veía por la ventana.
—tú ya no tienes una relación luci, eres tan libre como tú te lo permitas. —contesté mientras me sentaba a su lado.
—es que es muy confuso, nunca fuimos de esos amigos que se besan de pronto en realidad nunca tuvimos un contacto que cruzara la línea de la amistad. Pero luego fuiste mi primer beso y desde ahí muchas cosas empezaron a desarrollarse, como esos sen... —la miré pero ella se quedó en silencio— olvídalo, olvídalo. Solo he estado muy confundida pero olvídalo.
¿confundida? ¿la confundí, era una buena señal? ¿había esperanza? no lo sabía.
—no digas más si no quieres, respetaré tu posición. —dije, ella sonrío y dejó un beso en mi mejilla.
—descansemos, ha sido un día extraño. —nos acostamos en la cama y rápidamente cerró sus ojos para poder caer en los brazos de morfeo.
[...]
habíamos venido a casa de villamil para reunirnos porque hace bastante que no estaban todos juntos, lucia y yo habíamos sido invitados por el dueño de la casa y habíamos aprovechado para traer a irina e incluirla en nuestro círculo social. Lucia no se sentía del todo cómoda con el hecho de tener que ver al mayor de los jp, se había quedado sentada en las gradas de la entrada acompañada por iri.
—¿marto será que usted y yo podemos hablar? —me habló isaza, lo miré con cierta duda pero accedí porque ambos seguíamos siendo amigos. Asentí y caminamos hasta la cocina.—ya lo sé. —dijo viéndome de frente.
—¿saber qué? —pregunté con notoria confusión.
—sé que le gusta lucía, incluso antes de que fuéramos novios y en realidad no hay que ser muy inteligentes para saberlo. —respondió mientras dejaba su vaso sobre la isla de la cocina.
—¡¿qué, cómo?!
—uno no puede fingir miradas enamoradas y me llegué a sentir como mal amigo por estar con ella pero usted sabe que ella me gustaba bastante. —respondió.
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toma mi mano ; martín vargas [en edición]
أدب الهواة"Puedes tomar mi mano siempre que estés mal, yo estaré siempre."