6.

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lucia osorio:

los posibles mal entendidos entre mi mejor amigo y yo habían quedado atrás y queríamos hacer que las cosas fueran como antes, pero todo se veía medianamente complicado gracias a Sara que no era fan de mi amistad con su novio. Las veces que veía a martín en el colegio empezaban a ser contadas con los dedos de una sola mano.

yo no era la persona favorita de sara pero si soy de las personas favoritas de martín y aunque fuentes bastante confiables —y por fuentes bastante confiables, hablo de Simón— me enteré que la novia de mi mejor amigo no quería que yo fuese invitada al cumpleaños de martín.

caminaba enganchada del brazo con el mayor de los vargas que me guiaba entre el tumulto de gente, habían muchísimas personas que eran amigos de martín, una vez más queda claro que mi amigo es más sociable y que mi círculo se resume en él, su hermano, mi novio y mi amigo que se llama igual que mi novio.

llegamos hasta donde estaba martín que cuando me vio acercarme extendió sus brazos y yo corrí hasta él para poder abrazarlo, no nos habíamos logrado ver antes. Lo abracé fuerte mientras nos movíamos de un lado a otro.

—¡feliz cumpleaños tontín! —dije aún abrazada a él— ¡que sean mil cielos más a tu lado! —dije para después dejar un beso en su mejilla— te amo.

—yo te amo lu, ojalá sean mil estrellas más a tu lado. —contestó y yo sonreí.

—monchito —llamé al mayor— ¿dejaste el regalo donde te dije? —simón se limitó asentir— arriba está tu regalo.

—deja le aviso a sara y vamos por el —mi amigo se dio media vuelta para avisarle a su novia que estaba detrás de él, pero la vio irse hasta la cocina e hizo una mueca— luego hablo con ella, vamos. —dijo tomando mi mano, subimos las gradas rápidamente y fuimos hasta su habitación donde le había pedido a simón que dejara el regalo.

la caja estaba en medio de la cama, martín rápidamente la abrió. Dentro estaban dos de sus discos favoritos, algunos lápices de color, también unas acuarelas con sus respectivos pinceles y un libro de dibujo.

sonrío grande y nuevamente me abrazó y ambos nos sentamos en la cama. Quedamos frente al otro, martín pasó un mechón detrás de mi oreja y se acercó un poco, era una cercanía tanto peligrosa para ser sincera, su nariz apenas rozó la mía. Lo extraño era que esta cercanía no me disgustaba, parecía más que quisiera saber qué va suceder.

pero la puerta de la habitación se abrió de golpe y detrás apareció sara que por cierto se veía bastante enfadada.

— martín que estás esperando para bajar. —dijo con molestia.

—estaba viendo el regalo que me trajo lu ¿puedes esperar? estaba hablando con mi mejor amiga. —le respondió.

—¿es necesario que cierres la puerta para hablar con ella? —reprochó.

—sí, para que la gente no entre a molestar, así como lo estás haciendo ahora. —contestó, alcé mis cejas sorprendida no esperé que respondiera así.

—mañana hablamos. —demandó, cerró la puerta de un tirón.

—me parece que te ocasioné un problema —dije mientras me levataha— perdón.

—y estoy acostumbrado a esas peleas. —dijo acostándose en su cama.

—ya te dije que no es sano vivir ese tipo de relaciones Marto. —le recordé y él se encogió de hombros.

—tampoco es sano amar a quién no te corresponde. —contestó tranquilamente.

—¿sigues enamorado de aquella niña?

—Sí, pero ella sigue con su novio, y poco a poco voy entendiendo que jamás llegaremos a algo. —dijo con cierto desánimo, tomé su mano para levantarlo de la cama.

—Sí es para ti llegará, pero por el momento bajemos antes de que la gente piense mal.

[...]




estaba en casa de mi novio, estaba acostada sobre él, a juan pablo le quedaban alrededor de dos meses en el colegio y luego sería un egresado más del colegio gimnasio la montaña mientras que yo seguía siendo una estudiante más. De cierta forma me preocupaba un poco lo que vaya a suceder con nuestra relación, la universidad y el colegio son mundos diferentes.

mi mayor miedo era que él en la universidad encuentre alguna niña de su edad y decida fallarme, este miedo fue inculcado por mis compañeras que la única vez que me hablaron fue para decirme eso. No le quise comentar nada a juan porque supongo que la base de una relación es la confianza.

—¿qué haremos cuando te egreses? —pregunté con mi cara recostada en su pecho.

—seguir mi amor, todo va seguir como antes solo que ya no estaré en el colegio. —contestó mientras veía hacia la televisión.

—te lo pregunto en serio juan —reproché— ¿estás seguro de que todo seguirá igual? —cuestioné viéndolo a los ojos.

—mi amor —dijo viéndome y pasando su mano mi espalda— ¿qué pasa? no eres así. No te voy a fallar lu, te lo prometo.

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toma mi mano ; martín vargas [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora