Martín Vargas:
Estaba sentado en la cancha de fútbol, el sol pegaba fuertemente, sentía el aire frío de Bogotá pegar en mi cara, veía a un punto ciego, pensaba en ¿Por qué mi amiga se alejó de ésta forma? Tres semanas sin dirigirme la palabra, la última conversación aclaró dudas, o más bien las hizo aún más grandes, no podía juzgarle por no ser directa, yo tampoco lo he sido.
Alcé mi vista y pude observar Irina al otro lado de la cancha, movió su mano saludándome mientras sonreía, hice el mismo gesto que ella, Lucía apareció y me observó durante unos segundos, no había una expresión en su rostro. Suspiré cansado, y enfoqué mi vista en el partido.
Irina estaba en medio de ambos, aunque pasaba más tiempo con Lucía, yo mismo le había pedido que no la dejara sola, los amigos que tenía, aparte de mi persona, eran mi hermano, Aleho, y los JP, y ella, claramente, no tenía muchos amigos en el colegio, era un poco distante con los demás y esto se debía a su timidez, aunque ésta timidez desaparecía cuando se enojaba.
El entrenador me llamó y entré a la cancha.
Lucía Osorio:
—¡Vamos a ver el partido! —me rogaba mi amiga.—
—¿Por qué mejor no nos vamos a la biblioteca? Ahí tenemos internet.
—Vamos a ver el partido, y no hay más opción a elegir. —dijo tomando su bolso.—
Caminaba hasta la cancha, no quería ver el partido, sabía que Martín estaría ahí, y ya bastante trabajo era evitarlo teniéndolo en el mismo salón como para ir a verlo jugar también.
Me había alejado por el bien de ambos, sentía que aquello nos estaba dañando, y que si seguíamos esto terminaría de una peor forma.
[...]
Martín corría con el balón hábilmente, era bastante rápido, iba en dirección al marco hasta que alguien del otro equipo mucho más grande que él le hizo alguna zancadilla y lo botó. Llevé mis manos a mi boca y me levanté para ver cómo estaba.
Se dió la vuelta y tocaba su rodilla, llamaron a dos personas y se lo llevaron de ahí. Dirigí mi vista a mi amiga y ella asintió, creo que entendió el mensaje que le dí.
Tomé mi bolso y corrí hacia la enfermería.
—Lucía estábamos por llamarte ¿Te quedas con él mientras llamamos a su madre para que venga por él? —hablaba el entrenador.—
—Sí, está bien.
Me senté a su lado.
—¿A qué viniste?
—Me preocupé. —dije jugando con mis uñas.—
—Creí que ya no te preocupabas por mí.
—Eso es imposible.
—No parece, con eso de que llegas y te vas con el viento.
—Jamás me iría Martin.
—Lo hiciste hace tres semanas.
—Porque necesito que me seas directo y me digas las cosas que sientes y piensas, porque es bastante cansado intentar adivinar qué te pasa.
—No es tan difícil.
—Entonces dime ¿Quién es Ariana?
—Marto, Simón vino por usted, su mamá no pudo porque está trabajando. —habló el entrenador.—
Martín tomó sus cosa y se fue junto al dt.
[...]
—Es muy cansado Juan Pablo. —dije acostada en el sofá de su departamento.—
—Lucía Martín está enamorado de usted. —soltó Isaza de pronto.—
Lo miré confundida y luego ví Villamil.
—Lo mejor era que él mismo se lo dijera, pero ya qué Isaza habló, pues tiene razón.
—¿Me están mintiendo? —dije enarcando mi ceja—
—Lucía usted es la única que no se da cuenta, todos lo sabemos, no hay que ser amigo íntimo de él para notarlo. —decía Villamil.—
—Como la ve, cómo habla de usted, como te trata, creo que su miopía ha avanzado y ya es hora de usar lentes. —dijo Isaza riendo.—
—Pero en serio, Lu, ve hablar con él, jamás te mentiríamos con este tipo de cosas, sabemos que está enamorada de él, y él de usted, deje de perder el tiempo y corra y hable con él. —decía Villa mientras me daba un abrazo.—
—Él es lo que usted se merece. —dijo Isaza uniéndose a aquel tierno momento.—
Me despedí de ambos y tomé mis cosas, después de lo que hablamos en la enfermería, ya teníamos más de un mes de no hablarnos. Iba en el taxi camino a su casa, era hora de hablar y de dejar las cosas en claro, me sentía un poco más segura después de que los chicos me reafirmaran lo que Irina me había dicho.
Me bajé del taxi, y toqué la puerta.
—Lu. —dijo Simón alzandóme y dejando un beso en mi frente.—
—Monchito —dije sonriendo— ¿Martín está?
—Arriba creo, yo acabo de llegar, pero suba.
Sonreí y subí a su habitación, sin pensar mucho abrí la puerta, encontrándome con una imagen que hizo que la felicidad que sentía se fuese.
—¿Lucía? —dijo viéndome asustado—
Me quedé en silencio y sentí un par de lágrimas bajar por mis mejillas y las sequé rápidamente.
Sara se apartó de Martín y ambos me veían sorprendidos.
—Lu, mira, podemos hablar. —dijo tomando mi brazo.—
—No, y no me toques, puta mentira la que me dijeron todos, y estúpida yo al creerlo, ¿Cómo es que tú ibas a estar enamorado de mí? Obvio no, soy como tu hermana.
—Lu, ellos no.
—Cállese, no me explique nada, porque realmente no tiene que hacerlo, éramos amigos, nada más.
—¿Lucía usted está enamorada de mí? De eso se trató siempre.
No dije nada más, salí de ahí y escuché como me llamó un par de veces, bajé rápidamente las escaleras.
—¿Lu está todo bien? —dijo Simón viéndome preocupado.—
—Que ya estoy harta de que siempre que trato de dar todo me pagan mal.
—No, no, mi niña, mira, vamos a hablar con Martín.
—No, no quiero hablar con él, ya me vió la cara de estúpida, no lo hará dos veces.
Salí de la casa de los Vargas para volver al departamento de Isaza y Villamil.
Toqué la puerta y rápidamente se abrió.
—Malditos mentirosos. —dije molesta.—
—¿Lucía que le pasa? —dijo Isaza confundido.—
—¿Era necesario inventar que Martín estaba enamorado de mí? Fui a su casa para hablar con él y estaba besándose con Sara, nunca estuvo enamorado de mí.
—¿Qué putas? Lucía no le mentimos,le dijimos la verdad, no sabemos por qué Martín estaba con Sara, pero no te hemos metido, ven acá. —dijo Isaza tratando de abrazarme.—
—Una gonorrea completa. —dije apartandóme de él.—
Salí de ahí y me fui directo a mi casa.
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toma mi mano ; martín vargas [en edición]
Fanfiction"Puedes tomar mi mano siempre que estés mal, yo estaré siempre."