––Tienes vía libre, pero recuerda, nada de jugar con la salud.
––Sabes que estoy como una rosa, Antonio.
––Cariño, sé que tu cuerpo está bien, lo que me preocupa es tu cabeza.
Mi tío me acompañó hasta la entrada del hospital, llevando la silla de ruedas, que solo usaba por precauciones. Iba mirando el móvil, el cual se encargaban de dejarme los fines de semana y algún que otro día alternativo por la semana.
––¿Mamá? ––pregunté cuando llegamos a la salida.
––Tu madre... ––paró y miró su reloj ––Ya debería estar aquí. Llega tarde.
––Deberías comprarle a tu hermana un reloj, querido ––dije mientras le molestaba.
A los pocos minutos el coche de mi madre apareció por la entrada. Se bajó con prisas, como siempre, y vino corriendo hasta junto con una escusa que siempre tenía guardada en el bolso para subsanar su tardanza.
––Cuidado, ya sabes ––le guiñé un ojo a mi tío antes de acercarme al coche ––. Nada de tonterías.
Cerré la puerta del coche y entonces el chofer comenzó a conducir de vuelta a casa. Mi vida desde que había vuelto a Madrid había sido una montaña rusa, entre caídas y decaídas. Un año y medio ingresada por un simple momento, una mentira. Una mentira que ahora iba a tener que enfrentar todos y cada uno de los días de mi vida, al menos durante los próximos años.
––Alana, ya hemos llegado.
No me había dado cuenta de que habíamos llegado a casa, mi madre ya estaba caminando hacia la entrada. Salí del coche y me fui directa a la puerta, siguiendo el camino de mi madre, cerrando un poco los ojos debido al deslumbre del sol. Cuando entré en la casa, cerré la puerta detrás de mí y me apoyé en la misma, esperando para poder adaptar mi vista de nuevo al interior.
Levanté la mirada y la clavé en el final del pasillo. Me quedé estática, inmóvil y sin saber cómo reaccionar, algo que no me había pasado desde hacía año y medio. Recordé la conversación que había tenido con mi tío días atrás.
––¿Cómo voy a hacer ahora? Vivirá en casa.
––Supongo que tendrás que acostumbrarte ––miré por la ventana ––. Alana, lo fácil es convivir con él, lo difícil es mantenerte estable. Lo único que no puedes hacer es entrar en pánico y mucho menos, volver a pasar por una experiencia como la anterior...
––Fácil decirlo.
Se acercó lentamente, bajo la atenta mirada de mis padres y Ana, quien trabajaba en casa desde que yo era bebé, era como una abuela más para mí. Me quedé junto a la puerta, viéndole acercarse y luego, notando una nueva persona dentro de casa.
––Cariño, recuerda lo que dijo tu tío... ––dijo mi madre ––Respira despacio.
Tarde. Estaba empezando a sentir como me faltaba el aire y respiraba más y más deprisa sin poder hacer nada, me llevé la mano al pecho dejándome caer al suelo aún con la espalda apoyada en la puerta. Mis padres se acercaron rápidamente a mí. Dirigí mi mirada hacia la chica, que tenía la mano en su boca y me miraba preocupada, sentía mis ojos empezando a aguarse.
––Llama a Antonio.
Mi primo hizo lo que mi padre le pidió, cogió el móvil y llamó a mi tío, con una de sus manos en su nuca, mirándome una y otra vez. Su novia se acercó a él y le abrazó.
––¡Alana, respira!
Miré a mi madre, no había sido consciente de que había dejado de respirar durante unos segundos. Apoyé la cabeza en la puerta, odiaba toda esta situación.
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––¿Y qué es lo que debemos hacer? ––mi madre sonaba preocupada y alterada ––No podemos pasar por esto cada vez que le vea, vive aquí.
––Es la primera vez que le ve desde hace año y medio, es normal que haya reaccionado así, incluso habiéndole avisado de no hacer justamente lo que hizo.
Se quedaron en silencio durante unos minutos, yo les escuchaba desde mi habitación, en silencio. Miré por la ventana hacia el jardín trasero, allí estaba. Mi primo, sentando en una de las hamacas, con la cabeza gacha, manos en la nuca y con su novia acariciándole la espalda.
––No voy a mandar a mi sobrino a la calle... Además, no es culpa de ninguno lo que pasó ––intervino mi padre ––. Ella no se acordaba de él.
––Pero él lo sabía, lo sabía perfectamente.
––Amparo, no creo que Mario tenga la culpa. Tú sabes que la salud mental de Alana nunca ha sido la mejor... ––mi tío llevaba tratándome desde que pasó "el incidente" ––Simplemente tiene que acostumbrarse a tenerle alrededor. Necesita tiempo.
Me levanté de la cama y me acerqué a la cómoda que había frente a la misma. Cogí una foto en la que yo salía, tenía seis años, y a mi lado había un niño de ocho. Un niño que había cambiado tanto con el tiempo que no había sido capaz de reconocerle dos años atrás... Nunca me hubiera imaginado que él fuese ese niño regordete que pasaba día y noche en mi casa jugando al balón. Mi primo.
Tal y como decía mi tío, sufría de pequeñas perdidas de memoria a causa de un pequeño accidente que había tenido cuando era más pequeña. Ese problema me había hecho imposible el reconocerle cuando me fui a estudiar a la universidad de Barcelona. Le conocí de la manera más fortuita que pude, por la calle, como si fuera un extraño, el hijo de unos amigos de mis padres. Nos veíamos frecuentemente, hasta que pasó lo que tenía que pasar, o al menos así quería pensar, me empecé a enamorar poco a poco del chico. Claramente esa no fue una de mis mejores jugadas.
Nunca se me olvidará ese momento, 31 de diciembre de 2017. Poco antes de que diesen las campanadas el timbre de mi casa suena, mi madre es quien va a abrir la puerta. Mis tíos, la hermana de mi padre y su marido entran por la puerta y detrás de ellos llega un chico que conocí junto a una chica. Confusa me acerco a preguntarle a mi madre qué es lo que hace él aquí y quién es su acompañante. Es en ese instante, en el que las campanadas suenan cuando el mundo se me cae encima.
Mario Hermoso Canseco, era mi primo, el niño regordete de ocho años que yo conocía y recordaba de mi infancia. Mario Hermoso Canseco era el chico que yo había conocido durante mi primer año de universidad, el que me había besado en más de una ocasión, era el chico del que me había enamorado y que resultaba que tenía novia.
Él había sido la causa de mis ataques de ansiedad, él había sido la causa de que esas pastillas casi me llevasen a la muerte.